martes, 20 de noviembre de 2018

CRITICA | Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald


No somos pocos los que miramos con escepticismo la pentalogía que Warner nos está vendiendo bajo la firma de J.K. Rowling y el poco fiable logo del ahora llamado "Wizarding World". Y es que, a pesar de la fama que precede a la autora de la serie Harry Potter y de que muchos espectadores nos veamos arrastrados a las salas por una incontrolable sed de nostalgia, con Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos (David Yates, 2016) quedó claro que el primer trabajo de Rowling como guionista no fue del todo acertado. Y Los Crímenes de Grindelwald (David Yates, 2018) no parecía que fuese a mejorar el panorama.

Sorprendentemente, lo nuevo de Yates - responsable de las cuatro últimas entregas de la saga cinematográfica de Harry Potter y de la primera parte de estos Animales Fantásticos -, a pesar de que sigue teniendo un serio problema para focalizar la atención en sus personajes más importantes, decantarse por alguna de sus múltiples subtramas y - ahora - cortar con los antecedentes de las películas interpretadas por Radcliffe, Grint y Watson, Los Crímenes de Grindelwald funciona mucho mejor que su predecesora.

Aunque el guión siga falto de frescura y de que los personajes sigan multiplicándose sin que se consiga desarrollar a ninguno de ellos de forma satisfactoria, esta segunda entrega de Los Animales Fantásticos es una muy decente película de fantasía que brilla por su apasionante diseño de producción, su más atrevida banda sonora y su acertadísimo reparto: encabezado por un Johnny Depp que, por fin, ha dejado de convertir en caricatura a todos y cada uno de los personajes a los que interpreta y nos ha ofrecido un populista, manipulador y muy prometedor Grindelwald. 

Sin embargo, y como añadido a todas esas trampas que Rowling se sigue poniendo a sí misma, Los Crímenes de Grindelwald, como ya ocurrió con Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos, peca de ambiciosa al centrar toda su historia en enrevesados lazos familiares (que desembocan en un giro final que no hay por dónde cogerlo) y en un interesante - pero, al final, poco explotado - trasfondo sociopolítico, olvidando que las verdaderas estrellas de esta fiesta son el brillante Newt Scamander de Eddie Redmayne y sus adorables - pero totalmente secundarias y nada relevantes a pesar del título de la saga - "criaturas fantásticas". 


Jerry F.
Imagen vía Screen Rant

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