Nada más empezar el episodio piloto de Euphoria, Sam Levinson utiliza cinco minutos para, además de sentar las bases de la personalidad de su protagonista, contextualizar la serie y definir el camino que ésta tomará de principio a fin. Y es que tanto Rue - fantástica Zendaya (Spider-Man: Homecoming, El Gran Showman) - como el resto de personajes principales de la nueva producción de HBO, son víctimas de lo mismo: la década en la que nacieron. Todos ellos respiraron por primera vez el aire de un país cubierto por las cenizas de los atentados del 11-S, todos se esfuerzan a diario por entender un mundo que gira muy deprisa, y todos han tenido acceso desde edades demasiado tempranas al lado más oscuro e incontrolable de Internet. Y, por supuesto, ellos no tienen la culpa. La tiene el sistema.
Tal y como dice la versión infantil de Rue en su prólogo inicial, el problema de todos estos adolescentes es que, aunque no alcanzan las dos décadas de edad, ya están "cansados de cojones". Van de fiesta en fiesta probando toda droga que se les pone por delante, no se sorprenden cuando reciben en sus móviles vídeos de contenido sexual protagonizados por compañeros de clase, se adentran en los confines de Internet para ganar dinero fácil sin temer las consecuencias y banalizan las relaciones íntimas a pesar de la extrema inseguridad que rige sus vidas. Las drogas, la promiscuidad, la exposición virtual o el ciber-acoso no son un problema para ellos, sino herramientas que utilizan para alcanzar su particular estado de euforia. Y aunque todos estos extremos no les asusten por lo mucho que ya han visto, sentido y vivido, a todos ellos les viene demasiado grande. Al fin y al cabo, no son más que unos críos a los que les ha tocado vivir en una sociedad que no ha sabido cómo controlar la globalización.
A pesar de haber contado con una desafortunada campaña de marketing por eso de que su estreno coincidió con la traca final de Juego de Tronos (2011-2019), Euphoria es una de las apuestas audiovisuales más arriesgadas, prometedoras y fascinantes del panorama televisivo actual. Dejando de lado los complejos de una sociedad irremediablemente anticuada e introduciendo a un complejo colectivo adolescente tan rebosante de tolerancia como falto de rumbo, HBO ha vuelto a brindar al público una serie de televisión de suma calidad técnica, protagonizada por un elenco de excepcionales actores - la mayoría de ellos desconocidos -, y con una temática tan contemporánea, que en muchas ocasiones resulta francamente difícil de ver. Y es que la verdad que promulga Euphoria - sin decoro ni filtro alguno - es tan escalofriante como irresistible. Porque así como a todos nos gustaría vivir en un mundo en el que la homosexualidad, el color de piel o la transexualidad no generasen barreras, nadie querría que sus hijos adolescentes tuviesen que experimentar los horrores que muchos de los personajes de Euphoria interiorizan con aparentemente tanta facilidad.
Jerry
Imagen vía Collider
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