Crash es una de mis películas favoritas: he ahí la razón por la cual fue uno de los primeros filmes a los que sometí a crítica aquí en ¡Malditas Críticas de Cine! (para leer dicha entrada click aquí) y resulta que hoy mismo, mientras escuchaba una buena ración de magníficas bandas sonoras, he llegado a esta poderosa canción: A Really Good Cloak.
Cada vez que escucho esta pieza, recuerdo con suma emoción la escena a la que acompaña... Una escena que es, probablemente, la que más me ha impresionado en toda mi vida: refleja una brutalidad extrema y despiadada que, al combinarse con la inocencia de la niñez, ofrece al público una espectacular cadena de eventos cuyo resultado es una tragedia de proporciones insospechadas.
Conforme la escena avanza, y la música suena, uno se agarra a la butaca y desea gritar: dándose cuenta de que no es capaz de emitir ningún tipo de sonido. Uno se queda mudo mientras caen lágrimas de absoluta impotencia... Y, cuando uno ve el desenlace, comienza a llorar con más intensidad mientras escucha unas palabras mágicas.
Bravo Mark Isham, no eres consciente de lo muchísimo que emociona esta pieza.