A pesar de que durante los últimos años se han intentado devaluar muchas de las películas firmadas por M. Night Shyamalan, la indiscutible capacidad de este cineasta para crear historias y trasladarlas a la gran pantalla ha mantenido en vilo a muchos espectadores que sabían que el creador de joyas como El Sexto Sentido (1999), El Protegido (2000) y Señales (2002) terminaría superando los baches que se habían interpuesto en su camino para sorprender de nuevo al público con un renacimiento artístico por todo lo alto.
Ese momento llegó hace dos años con el estreno de La Visita (2015), una alocada aventura filmada en primera persona que dejó su huella en taquilla por la aparente facilidad con la que Shyamalan había mezclado el género de terror con el de la comedia sin olvidar la espiritualidad y los giros finales de la trama que tanto caracterizan a sus trabajos. Por este mismo motivo, su nueva película - Múltiple (2017) - llegaba en un momento de expectación para nada desdeñable. Y, además de que en general su recepción ha sido positiva, lo que ha dejado sin aliento a todos los seguidores de su trayectoria profesional ha sido su desenlace: esa última escena con esa música y esa cara conocida.
Hablemos del final de Split.