Cuando Sandra Oh anunció su retirada de Anatomía de Grey (Shonda Rhimes, 2005), muchos se llevaron las manos a la cabeza por la incertidumbre en la que se sumía una de las series de televisión más longevas - y popularmente aclamadas - de la última década y por cómo, en vista a los precedentes impuestos por Katherine Heigl, la decisión afectaría a la carrera de la actriz canadiense. Sin embargo, las alarmas desaparecieron cuando el drama médico consiguió superar la pérdida de dos de sus grandes estrellas (Oh y Dempsey) y, un poco más tarde, con el estreno de Killing Eve (Phoebe Waller-Bridge, 2018), una nueva serie de televisión que ha vuelto a encender la mecha de la carrera de Sandra Oh.
A pesar de que todos los que veíamos Anatomía de Grey reconocíamos en Cristina Yang a uno de los personajes más carismáticos y mejor interpretados de toda la plantilla de cirujanos del Seattle Grace, ni el talento de Oh consiguió que la actriz se ganase el protagonismo que se merecía, ni su carrera - Globo de Oro aparte - alcanzó la proyección que se esperaba de ella. Tanto es así que no ha sido hasta el estreno de la nueva producción de la BBC América que la posición de esta actriz en el panorama de la pequeña pantalla ha vuelto a tocar techo.
Killing Eve, la nueva serie que co-protagoniza Oh con Jodie Comer (My Mad Fat Diary, The White Princess), es un drama policial en el que un agente del MI5 (Oh) lidera la investigación centrada en los asesinatos perpetuados por una camaleónica psicópata (Comer). Y aunque su trama parezca hasta cierto punto ordinaria, nada del producto de Phoebe Waller-Bridge es convencional, porque esta serie ha decidido apostar por sus personajes para sacar adelante una historia que, planteada de otra forma, sí que podría pasar desapercibida en las plataformas de vídeo a demanda.
Así como la fantástica Happy Valley (Sally Wainwright, 2014) centraba su potencial en el personaje de Sarah Lancashire y Broadchurch (Chris Chibnall, 2013) apostaba por la relación entre dos agentes de policía inmiscuidos en una desgracia local, Killing Eve da la vuelta al tablero y, además de globalizarse y saltar de un país europeo a otro en cuestión de segundos, pone toda la carne en el asador valiéndose de la dinámica entre el agente del MI5 (Oh) y la asesina en cuestión (Comer). De esta forma, lo que Killing Eve consigue no sólo es brillar en un subgénero televisivo bastante explotado, sino dar al público razones para que Eve (Oh) nunca llegue a cazar a Villanelle (Comer). Porque lo que hay entre estos dos personajes - diamante en bruto de la producción - es tan divertido, extravagante y aterrador, que uno llega a desear que nunca termine.
A pesar de que todos los que veíamos Anatomía de Grey reconocíamos en Cristina Yang a uno de los personajes más carismáticos y mejor interpretados de toda la plantilla de cirujanos del Seattle Grace, ni el talento de Oh consiguió que la actriz se ganase el protagonismo que se merecía, ni su carrera - Globo de Oro aparte - alcanzó la proyección que se esperaba de ella. Tanto es así que no ha sido hasta el estreno de la nueva producción de la BBC América que la posición de esta actriz en el panorama de la pequeña pantalla ha vuelto a tocar techo.
Killing Eve, la nueva serie que co-protagoniza Oh con Jodie Comer (My Mad Fat Diary, The White Princess), es un drama policial en el que un agente del MI5 (Oh) lidera la investigación centrada en los asesinatos perpetuados por una camaleónica psicópata (Comer). Y aunque su trama parezca hasta cierto punto ordinaria, nada del producto de Phoebe Waller-Bridge es convencional, porque esta serie ha decidido apostar por sus personajes para sacar adelante una historia que, planteada de otra forma, sí que podría pasar desapercibida en las plataformas de vídeo a demanda.
Así como la fantástica Happy Valley (Sally Wainwright, 2014) centraba su potencial en el personaje de Sarah Lancashire y Broadchurch (Chris Chibnall, 2013) apostaba por la relación entre dos agentes de policía inmiscuidos en una desgracia local, Killing Eve da la vuelta al tablero y, además de globalizarse y saltar de un país europeo a otro en cuestión de segundos, pone toda la carne en el asador valiéndose de la dinámica entre el agente del MI5 (Oh) y la asesina en cuestión (Comer). De esta forma, lo que Killing Eve consigue no sólo es brillar en un subgénero televisivo bastante explotado, sino dar al público razones para que Eve (Oh) nunca llegue a cazar a Villanelle (Comer). Porque lo que hay entre estos dos personajes - diamante en bruto de la producción - es tan divertido, extravagante y aterrador, que uno llega a desear que nunca termine.
La primera temporada de Killing Eve está disponible en HBO España.
Jerry
Imagen vía Collider
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