sábado, 28 de diciembre de 2019

CRITICA | Star Wars: El Ascenso de Skywalker


A pesar de que no iba a ser fácil resucitar una saga que, con los años, había multiplicado su público y convertido a muchos de sus veteranos en fanáticos que se embriagaban de material galáctico a través de videojuegos, cómics o foros virtuales, con El Despertar de la Fuerza (J.J.Abrams, 2015) Abrams consiguió calmar la sed de público y crítica utilizando la nostalgia como principal motor para conducir el desenlace de la ahora llamada "saga Skywalker". Sin embargo, y muy en contra de la efectiva - pero poco atrevida - jugada de Abrams, su sucesor (Rian Johnson) decidió poner patas arriba aquella lejana galaxia con la revolucionaria Los Últimos Jedi (Rian Johnson, 2017), un filme que revitalizó la saga, entusiasmó a la crítica  y dividió a un colectivo del público lo suficientemente ruidoso como para preocupar a Disney, muy concienciada sobre la incertidumbre en la que se estaba sumiendo una de sus principales fuentes de ingresos. Con este panorama, al que se sumaron el triste fallecimiento de Carrie Fisher y la expulsión de Colin Trevorrow del proyecto, el director de El Despertar de la Fuerza intentó poner fin al disimuladísimo caos asegurando que ningún contratiempo - ni tampoco las discutidas decisiones tomadas en el filme de Johnson - iban a alterar el recorrido que ya se había fijado sobre la despedida de esta odisea espacial. Y ahora, después de ver su noveno episodio, todos sabemos que eso era mentira.

[posibles spoilers en adelante]
Nadie puede creerse que El Ascenso de Skywalker (J.J.Abrams, 2019) haya sido exactamente lo que Disney quería que fuese cuando se estrenó El Despertar de los Fuerza. Partiendo de la base de que el papel de Carrie Fisher - que, aparentemente, iba a ser especialmente relevante en la traca final de la saga - tuvo que simplificarse por el fallecimiento de la actriz, sería vergonzoso defender que tanto su excesivo fan-service como los groseros oídos sordos que se han hecho sobre todo lo acontecido en Los Últimos Jedi (evidente - entre otras muchas cosas - por la patética deconstrucción que se les practica a Snoke y Hux y por el ofensivo recorte al personaje de Kelly Marie Tran) estaban realmente planeados para la conclusión de la saga. 

Uno podría pensar que el bypass que Abrams le ha practicado al inmaculado - Canto Bight aparte - trabajo de Johnson no justifica el sinfín de críticas negativas que está recibiendo El Ascenso de Skywalker. Y tendrían razón. Sin embargo, lo que también convierte a la conclusión de esta épica espacial en una gran decepción es su desafortunada estructura de videojuego, la carencia de intriga en su historia ("¡Los muertos hablan!") y el constante desfile de necedades que se suceden durante su metraje, tocando techo con sus muy normalizadas "resurrecciones", el aquelarre de Exegol, el irrisorio amago de declaración de amor de Finn a Rey (con la penosa rectificación que, una vez estrenada la película, se ha inventado Abrams para desmentirlo), la gran revelación acerca del parentesco de Palpatine y Rey, o la traición de los guionistas al juicio de Leia al hacer que Rey pronuncie - en su última escena - el apellido Skywalker, tirando así a la basura uno de los momentos más emotivos entre la protagonista y la General Organa.

Todo esto deja a muchos espectadores con un amargo sabor de poca. Pues, pese a las virtudes de esta última entrega - entre las que se encuentran su deslumbrante apartado visual, la emocionante persecución estilo Mad Max, el merecidísimo estado de gracia de C3-PO o la concepción del fascinante Babu Frik -, con El Ascenso de Skywalker queda claro que la trilogía de las secuelas va a ser recordada por la poca originalidad de su episodio VII, la irrelevancia de su episodio VIII y por cómo el devenir de su episodio IX estuvo determinado por el backlash de un colectivo fan resentido e innecesariamente purista, dejando así claro que nadie en Lucasfilm sabía hacia dónde se dirigía el apasionante legado de los Skywalker cuando, hace aproximadamente siete años, decidieron volver a darle vida.


Jerry
Imagen vía The Walt Disney Company

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