Hace mucho tiempo prometí a una persona muy especial para mí que le dedicaría una crítica de una película. Sin embargo, no podía ser cualquier película, sino alguna que a esta persona en concreto le gustase mucho o que, simplemente, fuese "típica" suya... y es que tiene un paladar cinéfilo muy característico.
En cuanto me lo pidió me vino a la mente Gladiator, un filme de Ridley Scott (de quien estoy haciendo un "especial" ahora mismo en ¡Malditas Críticas de Cine!) que sé que le encanta y que tiene todas las características de ese tipo de películas que tanto le gustan. Sin embargo, antes de someterla a crítica tenía que volver a verla y, por desgracia, no he conseguido comprarme el DVD de la misma...
Así que a falta de crítica, y aprovechando esta racha Scottiana en el blog, pongo una de las escenas que más me impactó y que, estoy seguro, esta persona en concreto se sabrá de memoria: Maximus dándose a conocer ante el deshonorable hijo del antiguo emperador de Roma.
Esta escena, junto con muchas otras del filme, es una de esas que permanecen en la mente de los espectadores y que son utilizadas para numerosas recopilaciones, especiales o simples conmemoraciones, por la gran carga sentimental que tiene y por las grandes actuaciones de J. Phoenix y R. Crowe.
Es, claramente, una gran escena que se merece un puesto considerable en mi ránking de "Nuestras Escenas Favoritas".
Que la disfrutes, Leti.
Jerry
Yo la tengo hace años en DVD y aún no la he visto. Muy triste.
ResponderEliminarPues deberías verla, Numantino. ¡Sin duda!
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