Desgraciadamente, Black Mirror toca a su fin una vez más,
teniendo esta vez, a diferencia de hace un año, la ligera esperanza de que
Charlie Brooker nos sorprenderá tarde o temprano con una tercera temporada
cargada de polémica, crudeza y horror.
Esta vez, Black Mirror no da cierre a esta saga de una forma tan auténtica
como lo hizo con The Entire Story of You,
pero, a pesar de eso, el sabor que nos deja en la boca no es para nada
agridulce.
The Waldo Moment es más ácido de lo que parece.
● Creador: Charlie Brooker
● Género: Drama
● Reparto: Daniel Rigby, Chloe Pirrie,
Jason Flemyng…
●
Duración: 42min.
●
País de Origen: EEUU
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Trama
Jamie Salter, un
paradójicamente deprimido comediante, pone voz a un personaje de animación
televisivo llamado Waldo: un oso azul
que goza de un programa – supuestamente dirigido a menores pero que en realidad
forma parte de otro enfocado a adultos - en el que se dedica a meter baza
contra políticos y otras celebridades.
La popularidad de este
maleducado oso, que no hace más que decir soeces, se propulsa en el momento en
el que Liam Monroe, un aspirante al parlamento, llega al programa.
Posterior a ello, el productor del mismo tiene la idea de presentar de forma
ficticia a Waldo a las elecciones de la ciudad; desatando esto una reacción en
cadena que tendrá consecuencias nefastas.
●
Conclusión Personal
Puede que el mensaje de este
episodio de Black Mirror sea
coherente, provocativo y conveniente. Sin embargo, y muy a mi pesar, The Waldo Moment no funciona tan bien
como sus predecesores.
Resultaba casi inevitable que
esta serie cediese un poco en cuanto a calidad crítica se refiere, porque The National Anthem nos heló la sangre a
todos, 15 Million Merits favoreció
que la televisión nos repugnase un poco más para que después, al ver White Bear, el estado de espectadores - en el que mucha gente
está ya inmerso - se viese reducido a cenizas, y The Entire Story of You y Be Right Back catapultaron nuestro más visceral temor a las nuevas
tecnologías. Todos y cada uno de ellos nos afectaron o, por lo menos, nos
sorprendieron.
Así que, Brooker, estaba todo
hecho. Por lo menos por ahora. Si ahora nos presentas una propuesta tan
políticamente descabellada – aunque todo en esta serie es descabellado, que no
político – muchos de nosotros nos preguntamos si realmente algo así tiene algún
efecto sobre nosotros.
Pues bien, sobre mí no.
La idea que plantea este
episodio es excelente, he de reconocerlo, pero la trama podría haber estado un
poco más centrada en la “carrera política” de Waldo en vez de en la destrucción
masiva de los esquemas vitales del individuo que le ponía voz. Además, no
conseguí que su desenlace me sacudiese tal y como lo hizo el de White Bear. Esta vez permanecí delante de la pantalla sin más, esperándome lo esperable.
No lo critico, sólo lo dejo caer... Hay que reconocer esta serie ya había
sorprendido casi demasiado… y ahora, simplemente, no tocaba.
A pesar de ello, este tercer
capítulo sigue cumpliendo con los factores por los que ya apostaba la serie
desde un principio, como, por ejemplo, que los actores hacen un trabajo que
debería ser bastante envidiado por alguna estrella de Hollywood.
The Waldo Moment no es una mala entrega; sólo se trata
de ese episodio que tiene toda amada serie que, simplemente, no consigue
satisfacer del todo sin dejar de mantener la esencia de la misma.
Ver Black Mirror Series 2 ha sido, sin lugar a dudas, una grandísima
inversión.
No os la perdáis.
● Lo que MÁS me
gusta: el intento de Brooker de hacernos ver que nuestra conducta en muchas
ocasiones está regida por factores tan superfluos como el humor a costa del
insulto.
● Lo que MENOS me
gusta: a pesar de su crudeza, The
Waldo Moment resulta menos escalofriante al estar precedido por episodios
como White Bear o The National Anthem.
Jerry.
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