Lo que más me puede gustar de
terminar la época de exámenes, además de reunirme con mis amigos y de ir al
cine como un auténtico enfermo, es retomar todas y cada una de las series que
tuve que dejar aparcadas por falta de tiempo. Ante esto, y teniendo en cuenta
que tengo la obscena cifra de 185 episodios pendientes de distintas series,
decidí comenzar por una de las que más tiempo llevo viendo: Anatomía de Grey.
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Creador: Shonda Rhimes
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Género: Drama
● Reparto: Ellen
Pompeo, Sandra Oh, Justin Chambers, Chandra Wilson, James Pickens Jr., Patrick
Dempsey, Sara Ramirez, Kevin McKidd, Jessica Capshaw, Sarah Drew, Jesse Williams…
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Duración: 9 temporadas (2005 -
presente)
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País de Origen: EEUU
Sí, señores. Aunque mucha
gente erróneamente crea que este drama médico es una “serie para chicas”, Grey’s
Anatomy es uno de esos shows televisivos que disfruto como un verdadero enano; ya sea por la originalidad de muchos de sus episodios, por sus historias, por su música, por sus personajes o por su capacidad para emocionar. Y es que Anatomía de Grey, como muchos de vosotros sabéis, es conocida por su componente sentimental; una guinda constituida por un melodrama atormentado por las más puras e imposibles desgracias y ambientado en un
hospital que tiene unos casos clínicos envidiables para todo estudiante de
medicina.
Y yo soy un melodramático que, encima, estudia medicina: JÁ.
En esta novena temporada,
nuestros doctores favoritos deberán enfrentarse a la crudísima realidad que el season finale de la octava temporada
dejó tras de sí. Y es que, desde hace ya bastantes temporadas, Shonda Rhimes se
está asegurando de que el último episodio de cada temporada nos deje sin
aliento para mantener ese halo de devastación en el – como bien dijo la Dra.
Yang - Seattle Grace Mercy Death.
A pesar de que mucha gente critique a la
productora por ese exceso de desgracias, muchos otros trogloditas como yo la alabamos. Y es que me parece que Anatomía de Grey ha dejado de ser esa serie de televisión centrada
en los entresijos amorosos de unos hormonados personajes y ha pasado a ser un
drama televisivo hecho y derecho en el que ese énfasis amoroso no ha muerto
pero sí se ha visto superado por el más puro, y encima eficaz, drama: el catastrofista.
Sin embargo, y a pesar de que
las últimas temporadas respirasen un poco menos de fetor amoroso, en esta novena ocasión Shonda ha optado por retomarlo, satisfaciendo así al colectivo femenino
y causando cierto aburrimiento en espectadores como yo que sólo buscan
dramáticos casos clínicos, evolución de esos increíbles personajes y tragedias
por doquier. Si a eso le añadimos que en esta nueva temporada se sufren
durísimas pérdidas, a más de una persona se le puede pasar por la cabeza el
dejar de ver la serie.
Pero que no cunda el pánico:
la novena temporada no se estropea – ni muchísimo menos – por esos
insignificantes detalles, ya que también viene cargada de situaciones novedosas
en las que veremos a Meredith y Yang como dos temibles adjuntas ante los ojos
de unos nuevos y miedicas internos y, entre otras muchas cosas, a un Seattle Grace al borde del abismo
económico.
Lo que está claro es que, el hospital ha
evolucionado, los personajes han crecido y Grey’s
Anatomy ha adquirido un tono más serio que le ha permitido renovar para una
décima temporada que, tal y como va la serie, promete seguir dando disgustos,
alegrías y, en definitiva, buenos ratos para unos nostálgicos como yo que ya llevan
más de 7 años siguiendo las andanzas hospitalarias de Meredith Grey y compañía.
● Lo que MÁS me
gusta: ver cómo los viejos personajes han crecido y se han hecho adultos,
enfrentándose así a nuevos retos con menos “tontería” y más “realismo”.
● Lo que MENOS me
gusta: las duras pérdidas que la serie experimenta y algunas historias
amorosas que me resultan totalmente merecedoras del título de “sobrenadante”.
Jerry
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