Toda crítica cinematográfica positiva
es un arma de doble filo. Por una parte, cuando nuestro crítico de confianza
nos anuncia que una película determinada es buena, nos anima a ir a verla, y a
nosotros también nos gusta, la satisfacción y el
agradecimiento que experimentamos hacia dicho crítico es increíble. La jugada ha sido
perfecta. Sin embargo, también hay ocasiones en las que nuestros críticos de
confianza manifiestan semejante entusiasmo que, inevitablemente, origina una
cantidad casi extravagante de expectativas frente al largometraje escogido. Tal
y como me ha pasado con Un Amigo Para
Frank.
● Año: 2013
●
Director:
Jake Schreier
●
Cast:
Frank Langella, Susan Sarandon, Peter Sarsgaard, James Marsden, Liv Tyler.
●
Música:
Francis and the Lights
●
Duración:
89min.
Un
Amigo Para Frank,
la ópera prima de Jake Schreier, es una historia ambientada en un futuro no muy
lejano en el que se nos presenta a Frank, un envejecido ladrón de guante blanco
que está comenzando a sufrir los imparables efectos del Alzheimer. Ante esto,
su hijo opta por regalarle un robot que se encargará de mantener la casa
limpia, asegurarse del bienestar de Frank e intentar mejorar su estado de salud
en la medida de lo posible.
La propuesta, a pesar de
resultar bastante simple, es más compleja de lo que uno se pueda esperar. Por
una parte, tenemos el tema principal de la trama: la enfermedad de Frank (y no,
no hablo del Alzheimer, sino de otro tipo de enfermedad, una enfermedad fisiológica
que mucha gente padece en silencio: la vejez) y, por otra, la realidad robótica
con la que, tarde o temprano, tendremos que vernos las caras.
En resumen: la película nos enfrenta a dos futuros prácticamente inevitables para todos y cada uno de los humanos de la tierra.
Sí, la trama principal de esta
historia, por extraño que parezca, gira en torno a lo desoladora que puede
llegar a ser la vejez y de cómo la gente mayor cree tener sus propios remedios
para retrasar lo inevitable: la dependencia. Es ahí donde entra “robot”, una especie de paso previo al afrontamiento de la realidad, o una pseudo-cura provisional de la demencia que motiva a nuestro protagonista, de forma totalmente inocente, a rememorar
su época gloriosa como ladrón como mecanismo de defensa - y de negación - ante su situación.
Además, el robot sirve como
excusa para poner sobre la mesa un tema bastante abordado por distintos filmes:
el papel de los “humanoides artificiales”
en el futuro. La diferencia con el resto de películas de trama robótica, es que
en Un Amigo para Frank no hay un
apocalipsis de ningún tipo acercándose; en este caso los robots sirven para
ayudar única y exclusivamente al humano, o para suplirles en su trabajo y
aumentar así las tasas de paro. Que se lo digan a los bibliotecarios.
A pesar del potencial que esta
trama tenía con esos dos frentes abiertos (la vejez y la intromisión de los
robots en nuestras vidas), Un Amigo para
Frank falla a la hora de reflejar con suficiente entusiasmo su interesantísimo
mensaje.
Sí he de decir que Langella
está inmenso en su papel como Frank, y que los secundarios son todos bastante
correctos (¿vistéis a “Billy” de Six Feet Under?), pero la trama, a pesar de ese desenlace tan sumamente humano que
cierra la historia con una excelente –y en cierto modo desalentadora –
conclusión, no consigue salpicarnos con la suficiente cantidad de emotividad, o
de, simplemente, entretenimiento.
A pesar de ello, Un Amigo para Frank es un excelente
primer paso para Schreier como director, un boost
Langella que debería ser considerado
por futuros encargados de reparto, un posible resurgimiento de esa tímida Arwen
que no ha dado pie con bola desde que se casó con el rey de Gondor, y una
honesta película indie cuyo realismo
es envidiable.
●Te
gustará si:
disfrutas de la típica película sentida, cuya historia es entrañable y sincera.
●
No te gustará si:
no te conformas con una realista historia indie
sobre la vejez y la negación.
Jerry
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