Hace poco leí un libro llamado
“Instrucciones para ver una película” que
para mí fue todo un descubrimiento. Además de que estaba escrito con un estilo
que casaba muy bien con los estándares personales que me había fijado antes de
comprármelo, me pareció muy interesante por la cantidad de conocimiento
cinéfilo que había en sus escasas 270 páginas. A través de profundos análisis
de películas como “Psicosis” (Alfred Hitchcock,
1960) y – entre otras muchas cosas - recomendaciones personales de filmes que “hay
que ver más de una vez”, el historiador y crítico de cine David Thomson invitaba a aprender sobre la experiencia de ver películas desde una perspectiva
distinta y poco convencional.
Sin embargo, en uno de los capítulos
de este manual había un pequeño apunte que me mosqueó. Decía así: “Quentin Tarantino es tan forofo de los
diálogos (…) que muchas veces logran disimular lo poco que él sabe de la vida”.
Esta afirmación, que reflejaba un más que evidente desprecio hacia el cine de uno
de los directores más reconocidos del panorama Hollywoodiense actual, me
descolocó por el poco sentido que le veía. Y es que, mi querido Sr. Thomson, explíqueme qué
tendrán que ver los diálogos de las películas de Tarantino con el conocimiento
que uno puede tener acerca de la vida.
Explíquemelo.
● Año: 2015
●
Director:
Quentin Tarantino
●
Cast:
Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Jennifer Jason Leigh, Walton Goggins, Demian
Bichir, Tim Roth, Michael Madsen, Bruce Dern, Channing Tatum
●
Dirección Fotografía:
Robert Richardson
●
Banda Sonora:
Ennio Morricone
●
Nominaciones a los Óscar: Mejor Actriz Secundaria (Jennifer Jason
Leigh - Nominada), Mejor Banda Sonora Original (Nominada), Mejor Fotografía
(Nominada)
●
Duración:
187min.
Para bien o para mal, no creo
que se haya tenido que estudiar mucho el misterio de la vida para ser capaz de
rodar películas con diálogos afilados y personajes memorables. Podría aceptar
que se defendiese que un cineasta que recurre en exceso al diálogo es un
cineasta que no termina de apreciar la grandeza del arte de hacer películas por
eso de que, como muchos defienden, la esencia del Séptimo Arte reposa en la
capacidad de transmitir historias a través de imágenes. Sin embargo, intentar
desacreditar a Tarantino con un comentario tan poco afortunado como ese, deja
en evidencia la desproporcionada carga subjetiva que impregna al juicio de
valor realizado. La misma subjetividad que me llena la boca cada vez que
desangro las películas de James Cameron y Tom Hooper.
Así que no, Thomson. No
intentemos des-subjetivizar un
comentario que va en contra de lo que tú mismo defiendes en tu magnífico libro,
porque sabes que una película es mucho más que su director. Una película es un
director, unos actores, una fotografía, una banda sonora, y – entre otras
muchas cosas - un guión. Y “Los Odiosos
Ocho” brilla en muchos de esos apartados.
El octavo largometraje del
director de “Reservoir Dogs” se
estrenó en Estados Unidos inmerso en un polémico boicot fomentado por el
colectivo de policías del país y teniendo que imponer sus tres horazas de
duración al persistente fenómeno que era - y es - "Star
Wars". Por lo tanto, cabía esperar que "Los
Odiosos Ocho" no fuese a alcanzar unas cifras de recaudación ideales. Ni se
esperaba que lo hiciese, ni lo hizo: su estreno ha sido uno de los más flojos
de la carrera de Tarantino y, a pesar de que las críticas no se han mostrado
desencantadas con ella, tampoco se están dejando la piel intentando convencer a
los espectadores para que acudan al Templo Cinéfilo a verla.
Paradójicamente, a mí "Los Odiosos Ocho" me sorprendió. Además
de que llegué a la sala con el vago recuerdo de que "Django Desencadenado" no me pareció nada del otro mundo, saber que
iba a tener que pasar ciento ochenta minutos en plena oscuridad después de haber
madrugado situaba a mis expectativas chapoteando en un charco de asquerosa apatía.
Sin embargo, conforme los capítulos de esta muy bien estructurada película iban
avanzando, mi entusiasmo por lo que estaba viendo crecía. Y es que no sólo
estamos ante un filme que anima al espectador a revisar al completo la filmografía de su
director por eso de que cumple con su osado y desenfadado espíritu gamberro,
sino que además las interpretaciones de todos los integrantes del reparto son
tan buenas, su banda sonora es tan misteriosa y apropiada, y la indudable – y extraordinaria
- capacidad de Quentin para componer cada toma es tan agradecida, que uno de
pronto se olvida de que tiene sueño. Uno se transporta a la Mercería de Minnie
y se encierra a cal y canto con ocho “odiosos” y espera a que la bomba de
relojería estalle. Porque estalla. Y cuando lo hace, que Dios nos pille
confesados… porque esto, señores, es una película de Tarantino.
Por lo tanto, y muy en contra
de lo que muchos están diciendo de "Los
Odiosos Ocho", para mí lo nuevo de Quentin, un cineasta que debe ser
defendido por su incansable esfuerzo por mantener viva la tradición de rodar en
celuloide, es un más que destacable largometraje que complacerá a sus más
fieles seguidores y, como siempre pasa con sus películas, horrorizará a sus
detractores.
Tarantino es así: o lo tomas,
o lo dejas.
●Te
gustará si:
sabes cómo es el cine de Tarantino, y te gusta.
●
No te gustará si:
no soportas las películas de Tarantino. Meh.
Jerry
Imágenes
vía Telegraph & Collider
Póster
de IMP Awards
Hola! Yo la verdad es que soy de las que Tarantino no les gusta, así que no creo que la vea.
ResponderEliminarUn saludo!
¡Otra vez será!
EliminarMira que me gustan sus películas, pero esta me pareció demasiado larga, muchos silencios y muy lenta. Aunque la película en si no me dejó mal sabor de boca, si que he de decir que más corta hubiera sido genial. La trama lo mejor de todo.
ResponderEliminarKiss
¡Hola, Estupenda! Es cierto que "Los Odiosos Ocho" es muy larga y quizás a alguien se le pueda hacer pesada... Pero bueno, ¡lo importante es que, por lo que veo, tu sensación final fue positiva!
EliminarEl cine de Tarantino siempre me ha parecido muy peculiar y en ocasiones complejo, sin embargo me parece que se caracteriza por elegir un elenco bastante capaz de llevar a la realidad sus personajes. Cuando un actor logra encarnar personajes con personalidades distintas, puede decirse que es un buen actor, así nos demuestra Walton Goggin con su nuevo personaje como Lee Russell en la serie Vice Principals, aquí se presenta como el Vicepresidente de una secundaria, luchando contra Neal Gamby (interpretado por Danny McBride Director también de la serie) que también busca ocupar el lugar vacío del Director de la escuela. Así Walton Goggin nos aleja del personaje que había tomado en la serie The Shield como Detective o en la película “Los 8 más odiados” y nos adentra a uno en donde los tintes cómicos y dramáticos están presentes.
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