martes, 9 de febrero de 2016

El activismo de los documentales y "The Cove"

Los documentales no son sólo obras que aspiran a presentar información para enriquecer los conocimientos del espectador. En muchas ocasiones, los objetivos de este tipo de películas sobrepasan la errónea concepción que se tiene de ellos, pues además pretenden estimular y dar un pequeño empujón al público para sacarle de su confortable estado de reposo y trasladarle a la más entusiasmada actividad.

Dicho de otra forma, no son pocos los documentales que pretenden añadir activistas a las filas de determinados movimientos o iniciativas. No es ningún disparate pensar que asociaciones como Cove Guardians podrían verse notablemente beneficiadas de una herramienta publicitaria tan indirecta y gratuita como es el oscarizado The Cove, un filme que no está ni mucho menos financiado por esta asociación pero que, dado el férreo ataque que dirige contra la matanza masiva de delfines, le aportará un interesante flujo de curiosos dispuestos a proteger a los mamíferos acuáticos. Porque, ¿qué mejor manera de concienciar a la gente que a través de una película?



● Año: 2009
● Director: Louie Psihoyos
● Cast: Ric O’Barry, Scott Baker, Mandy-Rae Cruickshank, Joe Chisholm, Charles Hambleton, Simon Hutchins, Hardy Jones…
● Música: J. Ralph
● Nominaciones a los Óscar: Mejor Documental (Ganador).
● Duración: 87min.



Ya en el año 2010, poco después de que la cinta de Louie Psihoyos se llevase su merecido Premio Oscar, intenté encontrar una copia de la película sin éxito. Busqué durante muchos años y, aunque probablemente hubiese sido bastante sencillo conseguirla, las hormonas no me dejaron buscar con eficiencia. Por lo tanto, poco después de haber decidido que comenzaría este periodo de instrucción en el arte de los documentales, uno de los títulos que encabezaba mi lista era esta herramienta de denuncia contra la cruenta matanza de delfines en la región japonesa de Taiji.

Desde su mismísimo inicio, The Cove nos introduce a la figura de Ric O’Barry, uno de los principales entrenadores de las criaturas que dieron vida a Flipper en el show televisivo de los años 60. Este hombre, tras darse cuenta de lo desagradable que resultaba para los delfines estar encerrados y sometidos a la voluntad de hombres que sólo buscaban beneficio económico a su costa, decidió tomar cartas en el asunto y desvelar al mundo los horrores que ocurrían en la costa nipona. Documental mediante.


Aquella pequeña ciudad costera llamada Taiji, que a bote pronto podría no parecer relevante para la lucha por el bienestar los delfines, era una de las principales proveedoras de los animales a centros de entretenimiento en los que O'Barry muy probablemente se formase. Hasta aquí todo iría bien si no fuese porque los pescadores de la zona acostumbran a atraer a los delfines a la llamada The Cove, una especie de bahía oculta a la que llevan a las agrupaciones de delfines para atraparles y someterles a una despiadada tortura acústica de la que muy pocos pueden escapar. De esta forma, y con el respaldo de un gobierno que actúa a escondidas de su propio país, se mantiene una industria que - presuntamente - sobrevive gracias a la comercialización de la carne de estos animales (intoxicada con niveles de mercurio intolerables) y a su distribución por las escuelas públicas de la región.

Con esta inquietante y perversa realidad, que además se acompaña de la sustitución de la carne de ballena por la de delfín en los envases que se comercializan de ella en los centros comerciales japoneses, los realizadores de la película elaboran un trepidante documental en el que el espectador descubre el lado más oscuro de un gobierno que no sólo lucha por los beneficios de su país sin tener en cuenta el bienestar de la naturaleza y de su población, sino que además se intoxica con la propia hipocresía que rige sus operaciones al utilizar a los mamíferos marinos como su principal imán turístico en regiones como Taiji. 


Sin embargo, y aunque las actividades de los pescadores de Taiji suponen la muerte de 23000 delfines al año, el enfoque que da The Cove a la aparentemente bien realizada investigación de Louie Psihoyos puede dar la sensación de estar demasiado polarizado. Todos sabemos que cuando alguien quiere defender su opinión, suele desviar la atención hacia los detalles más escabrosos para así posibilitar el soporte de su tesis, y esto, desgraciadamente, puede conllevar la irremediable caída en la trampa del engaño. Y es que resulta que, como es lógico, a la oscarizada cinta de Psihoyos le ha surgido un implacable adversario: Behind The Cove, un documental japonés en el que aparentemente no sólo se corrigen detalles significativos de la "investigación", sino que también ha despertado una respuesta generalizada de información que defiende cómo varias escenas utilizadas en el metraje de The Cove podrían ser fraudulentas o haber sido rodadas de tal forma que el espectador, que suele creerse todo lo que ve, lo procesa y almacena sin pensárselo dos veces en su cabeza.

Por lo tanto, no hay que olvidar que todos estos documentales, aun siendo muy entretenidos y/o provocativos, tienen que ser vistos con ojo crítico. Porque todo tiene que ser contrastado.

Todo.


●Te gustará si: te apetece ser testigo de una investigación tan clandestina como brillante.

● No te gustará si: odias a los delfines.


Jerry
Imágenes vía Collider y Filmschoolrejects.
Póster de IMP Awards.

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