"People like to believe in fairy tales". Con esa aparentemente ordinaria frase fue con la que Fox Searchlight Pictures decidió abrir el trailer de una de las propuestas cinematográficas más interesantes de la temporada. Jackie, un filme en el que el valor de la palabra cobra un sentido tan especial como el de aquella afirmación que, valiéndose de siete insignificantes vocablos, resume a la perfección el nuevo trabajo de Pablo Larraín (El Club, Neruda), no es ni un cuento de hadas ni una película corriente. Jackie introduce al espectador - con un estilo envidiable y una elegante narrativa - en uno de los episodios más oscuros de los Estados Unidos de América y de la vida de esa Primera Dama que no sólo ejerció como tal, sino que además tuvo que saber sobrepasar el horror de presenciar el asesinato de su marido, el señor presidente.
Muchos pensarán que, aprovechando la polémica que trajo consigo la elección de Donald Trump como nuevo cabeza de gobierno de los EEUU, la cinta de Pablo Larraín aprovecharía la ocasión para ensalzar la figura de los antiguos líderes del país. Sin embargo, y por mucha oportunidad que pudiese caber dentro de su trama, Jackie opta por ser precisamente lo que su título promete: un análisis exhaustivo y cuidadoso de la figura de la "Viuda de América", esa mujer que solventó a la vez la crisis política, humana y familiar que el asesinato de John F. Kennedy supuso para su tiempo.
Habiendo cosechado numerosos premios en los distintos festivales en los que ha sido presentada, Jackie llegó hace unos días a nuestro país dispuesta a coronar a Natalie Portman como la candidata más indicada para llevarse la codiciada estatuilla dorada. A pesar de que la que ya ganó el premio con su trabajo en Cisne Negro (Darren Aronofsky, 2010) se enfrenta a candidatas con trabajos a sus espaldas igual de válidos que el suyo, Portman no sólo ha construido un personaje con una calidad sobresaliente, sino que además ha devuelto a la vida - pantalla grande y acento mediante - a alguien que ya no está en este mundo.
Y es que durante todo el metraje de Jackie uno siente que la sala del cine se convierte en una máquina del tiempo. Gracias a su fabulosa puesta en escena, al muy glamurosos diseño de vestuario y a un poco común intimismo, Pablo Larraín ha construido un trabajo que a lo mejor no tiene la suficiente fortaleza como para haber optado al galardón de Mejor Película, pero que sí ha servido para crear el filme definitivo sobre Jackie Kennedy: esa mujer que, pese a las posibles pasiones que despierte a día de hoy, tuvo que vivir un cuento que era de todo menos de hadas.
Y es que durante todo el metraje de Jackie uno siente que la sala del cine se convierte en una máquina del tiempo. Gracias a su fabulosa puesta en escena, al muy glamurosos diseño de vestuario y a un poco común intimismo, Pablo Larraín ha construido un trabajo que a lo mejor no tiene la suficiente fortaleza como para haber optado al galardón de Mejor Película, pero que sí ha servido para crear el filme definitivo sobre Jackie Kennedy: esa mujer que, pese a las posibles pasiones que despierte a día de hoy, tuvo que vivir un cuento que era de todo menos de hadas.
Jerry
Imagen vía Vanity Fair
Hola! Que ganas de verla, estoy segura de que me gustará!
ResponderEliminarUn saludo!