viernes, 7 de julio de 2017

SERIES | House of Cards (T5)


Desde que arrancó la quinta temporada de House of Cards, todos sabíamos que algo iba a cambiar. No sólo el abandono de Beau Willimon como showrunner de la serie podía suponer una reinvención para la que una vez fue el experimento televisivo de David Fincher, sino que, además, ya a finales de su cuarta entrega - y de forma descarada durante la quinta - todos presentíamos que se iba a dar el paso: Claire Underwood iba a hacerlo. El implacable personaje interpretado por Robin Wright iba a destrozar la pared que separa al público de ese Washington corrupto para tomar las riendas de la historia. ¿O es que no se lo había ganado?

En los últimos episodios de esta nueva temporada de House of Cards, y después de haber fascinado a los espectadores durante cuatro entregas, el personaje de Claire Underwood decidió mirar fijamente a la cámara y dedicarnos unas palabras que, aunque no fueron muchas, estuvieron precedidas por un "It's not that I haven't always known you were there..." que nos sumió en un éxtasis sobre el que todo agnóstico bromearía. Sin embargo, el momento en cuestión - convertido de inmediato en uno de los mejores de esta quinta temporada -, a pesar de su indudable efectividad, le restó valor a su segunda - y estelar - intervención, así como también contribuyó a dejar en evidencia a la que ha sido una de las entregas más irregulares y menos satisfactorias de toda la trayectoria de la serie.

Pero es culpa mía. Hasta ahora, y pese a ese esperpéntico - pero no por ello menos formidable - pistoletazo de salida protagonizado por un agitado Francis Underwood que exigía al Congreso una declaración de guerra al llamado ICO, yo me tomaba a House of Cards - dentro de todo lo que sus locuras permitían - como un producto televisivo formal, con intenciones y propósitos serios. Sin embargo, lo que esta temporada nos ha dejado claro es que aquel Washington corrupto no es más que un circo que se está convirtiendo en la prima hermana de Scandal o en la hermanastra retorcida del adictivo genocidio que es Anatomía de Grey.

Y es que, durante el caos de los últimos episodios, uno asume - mientras la serie se desquicia y su historia se tambalea - que a House of Cards no hay que tomársela en serio, sino que hay que disfrutar del que ya es un placer culpable. Porque ese circo de radiantes políticos sin escrúpulos y sedientos de poder es un disparate como pocos hay ahora mismo en la televisión. Un disparate que, por supuesto, seguiremos viendo en vistas a que ha llegado su turno.

Y yo eso no me lo pierdo.


La Quinta Temporada de House of Cards está disponible en Movistar TV.

Jerry
Imagen vía IMP Awards

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