martes, 13 de febrero de 2018

CRITICA | El Instante Mas Oscuro


Hay una escena en El Instante Más Oscuro (Joe Wright, 2017) en la que a uno, con el corazón saliéndole del pecho, le dan ganas de levantarse del asiento y aplaudir. Es una escena que, contra todo pronóstico, ni se vale de una melodía concreta para encandilar al espectador, ni tampoco explota un suceso dramático para fomentar la sorpresa o el asombro. Es una escena aparentemente simple, sobria. Una escena en la que Winston Churchill, fantásticamente interpretado por Gary Oldman, toma una decisión para hacer frente a la invasión nazi. Y aunque todos sabemos que, pese a tratarse de una película basada en hechos reales, la escena en concreto  - que desborda humanidad y esperanza - no ocurrió, ésta marca el punto de inflexión en el que nuestro héroe se confirma como tal. Y eso, independientemente de todo lo demás, le confiere a la película un valor incalculable.

Pocas son las películas en las que los protagonistas tienen un desarrollo tan complejo, realista y satisfactorio como en El Instante Más Oscuro. A pesar de que, inevitablemente, muchos parten de una opinión preconcebida sobre el que es considerado una de las figuras más importantes en el desarrollo de los eventos que pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial, la maestría con la que Wright ha cimentado el camino que Oldman recorrería para dar vida - y credibilidad - a este oficial del ejército es, sin duda alguna, una de las piezas clave para entender por qué esta producción británica se ha alzado con seis nominaciones a los Oscar. Wright ha dado forma a semejante monstruo narrativo que raro sería que haya algún espectador que, finalizada su proyección, no apueste por Churchill, por sus malas formas, mal humor, meteduras de pata e intuición.

Por lo tanto, que Gary Oldman parta como favorito en la mayoría de las encuestas de cara a los Oscar no es de extrañar. Su representación de Churchill es tan humana y realista, que sólo un necio sería capaz de obviar la valía que hay bajo esa engañosa capa de maquillaje. Y es que, mientras el necio se pregunta por qué ese hombre con tanta prótesis - y un Globo de Oro bajo el brazo - está nominado a la estatuilla, los soñadores seguiremos rebobinando a aquella escena. La escena que no sólo prescinde de la brillante - y sorprendentemente ignorada por la Academia - banda sonora de Marianelli, sino también de cualquier sustento histórico para alzar la figura de Churchill a lo más alto.

Sea o no sea verdad.


Jerry
Imagen vía Variety

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