Le tengo muchísimo cariño a
Ridley Scott. A pesar de que últimamente sus filmes no gocen de un
reconocimiento ni siquiera cercano al que alcanzaron Alien y Blade Runner, he
de reconocer que soy una de las pocas personas a las que Prometheus le pareció la “pera”.
Quizás fue ese aparentemente
ciego amor hacia una cinta de ciencia ficción que, digan lo que digan, es
fantástica (su condición de pseudo-precuela no perdona), el que me llevó a
confiar plenamente en la adaptación cinematográfica de la vida de Moisés que
este ilustre director británico iba a realizar.
Pensé que si Exodus: Dioses y Reyes era la mitad de
buena que la perturbadora y espectacular Noé de Aronofsky, las historias bíblicas deberían empezar a ponerse de moda para
disfrutar de relatos tan apasionantes como estos en la gran pantalla.
Pero ya no pienso eso.
● Año: 2014
●
Director:
Ridley Scott
●
Cast:
Christian Bale, Joel Edgerton, John Turturro, Ben Mendelsohn…
●
Música:
Alberto Iglesias
●
Duración:
150min
Nadie podrá negar que la
historia de Moisés tiene un enorme potencial para ser adaptada a un guión
cinematográfico. Así como en el pasado el relato de Noé no había aportado
ningún título digno de ser recordado, el éxodo protagonizado por Moisés ya nos había
deleitado en repetidas ocasiones con unos sonados Los Diez Mandamientos y con un filme de animación que es, cuanto
menos, sobresaliente.
Sin embargo, a pesar de todo
lo épicas que puedan llegar a ser las andanzas del joven a través del cual Dios
desató unas espeluznantes plagas sobre la tierra de Egipto para liberar a su
pueblo, Ridley Scott ha fracasado en el intento. A Exodus: Dioses y Reyes le faltan muchos ingredientes para convertirse
en una película recomendable.
Me resulta muy difícil
criticar el filme de un director al que admiro tanto, pero, si os soy
completamente sincero, además de que salí de la sala a unas horas de todo menos
apropiadas para el bienestar de mi cada vez más apretado calendario de estudio,
el sabor que este título de Scott me dejó en la boca fue nulo. Cero sabor, señores:
ni me pareció que la tan esperada BSO de Alberto Iglesias tenía algo que
aportar al mundo de la música cinematográfica, ni me sorprendió Christian Bale como
Moisés (no lo hace mal, ojo, pero le prefiero mucho más con voz de ultratumba y
máscara de murciélago en mano), ni creo que el filme vaya a impactar tanto al
público como sí lo pudo haber hecho Noé.
Que sí, que reconozco que soy
de los pocos cinéfilos que alaban la última obra de Aronofsky, pero cualquier
espectador que se precie por lo menos notará – sin esfuerzo alguno - la abismal
diferencia que hay entre el personaje encarnado por el antiguo Gladiator y el del Batman más famoso de todos los tiempos. A pesar de que Bale haga
bien su trabajo intentando ofrecer al público a un hombre atormentado por la
incertidumbre a la que su Dios le deja expuesto, el personaje en su totalidad
falla: ni es creíble, ni agrada. Es un “sin
más”. Y este hecho termina siendo mucho más importante de lo que parece en
el juicio de valor que un espectador como yo pueda hacer sobre el filme,
porque, por si no fuera poco, el resto de personajes también patinan. Y, oye, así
no hay quien se agarre a un clavo ardiendo.
Sólo los más observadores se
habrán percatado de que he dejado el apartado de esta ficha que hay reservado
para los miembros del reparto bastante vacío. Resulta que me niego a poner los nombres de Ben Kingsley, Aaron Paul y
Sigourney Weaver. Tal y como pasó con el Bryan Carston de Godzilla, la aparición de estas estrellas sólo brilla por su
ausencia. El primero tiene un papel que sabe a poquísimo, el segundo parece que
sólo se dedica a poner caras de consternación cada vez que ve a Moisés hablar
con el pequeño Dios, y la tercera bien podría haber sido una extra almeriense
en vez de una excelente actriz cuyo potencial se ha visto más que
desaprovechado. Fatal. Esto apesta a puro – y duro - marketing. A mí no me
importa que los actores no sean - físicamente hablando – reflejos fidedignos de
lo que podrían haber sido los egipcios o hebreos de la época, pero lo que sí
que me importa es que se haya desaprovechado tanto potencial y que, encima, se
haya jugado con los espectadores al prometernos estrellas que luego no hemos
podido contemplar con todo el esplendor que merecen.
Pero bueno, supongo que no
todo es malo en Exodus… Uno de los pocos
méritos que tiene es que gran parte de su rodaje sucedió en nuestra querida España:
concretamente en Almería. Y, más allá de eso, lo único que puedo decir es que las
únicas razones que deberían arrastrar al espectador a la sala de su cine más
cercano son la de querer contemplar unas potentísimas plagas – que, sin embargo,
resultan hasta cortas para lo larga que es la película – o aquella que impulsa a los haters a seguir odiando los nuevos
trabajos de Ridley Scott.
Aun así, yo seguiré confiando
en él. Tal y como hago con Shyamalan.
●Te
gustará si:
disfrutas de filmes poco sustanciales que sólo asombran por la calidad de los
efectos visuales.
●
No te gustará si:
esperas ver el Éxodo cinematográfico definitivo.
Jerry
Qué pena! Yo también estaba entusiasmada con esta peli porque, además, me gusta mucho el género. Todavía no la ví, pero con tu crítica ya bajé un poco las expectativas. Aprovecho, Jerry, para hacerte llegar mi saludo para estas Fiestas. Muchas felicidades!Abrazo!
ResponderEliminarHola Patzy! Qué bien volverte a ver por aquí! Pues mira, tú ve a verla, porque a lo mejor a ti sí que te gusta! Ya sabes que estas cosas pueden ser muuuy subjetivas... Y además si vas con las expectativas más bajas, entonces hay más posibilidades de que algo te sorprenda! Muchísimas gracias por las felicitaciones. Yo también te deseo una feliz navidad y un buen comienzo de año 2015! Un abrazo y muchas gracias por seguir pasándote por aquí ;)
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