El inconveniente que tiene
escribir sobre documentales que están basados en hechos reales sin conocer
mucho sobre el tema que se trata, es que uno, al dar su opinión, corre el
riesgo de ser llamado ignorante, inculto o cantamañanas. Sin embargo, lo que
muchos lectores no aprecian es que a gente como a mí a la que nos entusiasma el
cine, ver un documental de estas características es como ver una película más
con la que, además, se aprende. Doble beneficio al verla. Doble riesgo al
escribir.
No diría nada de esto sin una
razón de peso. Últimamente me estoy dando cuenta de que resulta excesivamente
fácil escribir uno o dos párrafos ofensivos bajo el conveniente nombre de “Anónimo”
en los que ya no sólo se cuestiona la aparentemente necesaria “autoridad” de un
mero cinéfilo para dar su opinión, sino también su capacidad para hacer uso de
esa libertad que en tantas ocasiones ha sido motivo de manifestaciones, quejas
y discusiones: la de expresión. Sin embargo, lo que muchos de esos anónimos probablemente
no sepan es que no es para nada sencillo escribir, semana tras semana, una
opinión sincera e indudablemente subjetiva sobre aquellas películas o series
que se acaban de visualizar.
No es sencillo, y si vosotros
lectores así lo creéis, os animo a que pongáis en práctica no sólo vuestra
capacidad para escribir una crítica, sino también para dar uso a vuestra
libertad de expresión. Porque, señores, como muy bien dice el título de esta
humilde – y sí, aficionada - página, yo maldigo muchas de las críticas de cine,
pero lo que nunca jamás he hecho ha sido faltar el respeto a sus autores. Por
ahí ni paso, ni pasaré.
● Año: 2014
●
Director:
Gabe Polsky
●
Cast:
Slava Fetisov, Vladislav Tretiak, Scotty Bowman, Vladimir Pozner
●
Música:
Christophe Beck & Leo Birenberg
●
Duración:
85min
Como iba diciendo, ni suelo
ver muchos documentales, ni – desgraciadamente – se muchísimo de historia
moderna. Lo primero no me preocupa, pero lo segundo no sólo atormenta a mi casi
agotada conciencia, sino también lo hará a la de mi padre: una de las personas
más admirables que conozco, no sólo por lo mucho que sabe, sino por cómo creo
que ha llegado a saber: a través de una fructuosa y constante lectura.
Cuando vi Red Army de inmediato quise transmitir a mi padre la pasión que
este documental había despertado en mí. Gracias al trabajo de Gabe Polsky, de
quien hasta ahora no había oído hablar, conseguí aumentar tanto mis
conocimientos y mi inquietud sobre la Guerra Fría y la Unión Soviética, como mi interés por
ver más de ese cine tan desconocido, tan poco comercial, y que sólo
esporádicamente asoma la cabeza en la poco heterogénea cartelera del cine más
cercano a mi casa. Fue entonces cuando pensé que, a lo mejor, no importaba
tanto cómo se aprende, sino simplemente hacerlo. Y el cine también sirve para
eso.
A través de la historia del
equipo de hockey nacional de la Unión Soviética, Gabe Polsky hace un interesante
repaso histórico de cómo la URSS floreció, sobrevivió y se marchitó. Una Unión
Soviética que, para mi sorpresa, utilizaba el deporte como una implacable arma
política a través de la cual mostraba al resto del mundo capitalista que el
sistema de gobierno ruso era muy superior a los demás: si la férrea Red Army ganaba los partidos que se
disputaba, la Unión Soviética ganaba un asalto en una guerra que podía no ser
evidente, pero que desde luego existía.
Situando a los protagonistas
de esta historia (los jugadores de hockey) delante de una cámara que no deja de
grabar cuando las emociones de los mismos empiezan a hacerse evidentes, o
cuando éstos deciden que no van a contestar ciertas preguntas, Gabe Polsky
construye un excelente documental que, además de resultar informativo y
entretenido a partes iguales, invita a una interesante reflexión sobre el mundo
en el que vivimos, sobre cómo el pasado de Rusia aún permanece arraigado en el
corazón de su sistema, y sobre cómo los ideales pueden ser mucho más fuertes y
resistentes que las propias relaciones humanas.
Gracias a un escrupuloso
montaje, a una poderosísima banda sonora (compuesta por el que ya prometía - y que
no defrauda - Christophe Beck), y a una curiosa historia que será desconocida
por muchos, la Red Army de Polsky es
uno de los mejores y más atractivos títulos que pueblan ahora mismo la
cartelera.
Paradójicamente, cuando fui al
cine a verla, y a pesar de que era la primera sesión del día (16:00h), estuve
solo en la sala. Podríais pensar que es normal porque a esa hora nadie va al
templo cinéfilo, pero no es así. En la taquilla había bastantes adultos:
individuos de cincuenta o sesenta años que iban a ver o Cincuenta Sombras de Grey, o Las
Ovejas no Pierden el Tren, lo que
me lleva a pensar que es una lástima que películas de tanta calidad como Red Army pasen sin pena ni gloria por la
cartelera y que su proyección no se prolongue más de dos semanas.
Lo dicho: una lástima.
●Te
gustará si:
quieres conocer más a fondo la Unión Soviética o si te interesa ver un
documental de extrema calidad que, sorprendentemente, no ha sido nominado al
Oscar.
●
No te gustará si:
no te gustan los documentales, y mucho menos en la gran pantalla.
Jerry
No lo conocía! La verdad es que el tema de la guerra fría me llama la atención porque es bastante más desconocido que las dos guerras mundiales pero también muy importante. Yo de historia pura y dura tampoco conozco el tema, lo conozco por un par de películas que he visto, la serie de y el último libro de Ken Follet!
ResponderEliminarGracias por la reseña! Como bien dices al principio una reseña no deja de ser una opinión subjetiva, en realidad prácticamente todo es subjetivo, incluso cuando das una noticia.
Saludos!
¡Estoy muy de acuerdo, Beatriz! Te animo a que veas el documental, es muy ameno y está muy, muy bien hecho. Un saludo!
EliminarMe falta la serie, The Americans, jeje
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