Parecía que, después de todo el
rollo que se nos dio en Scream 3 sobre
las “trilogías”, la saga de Ghostface
estaba más que acabada. Sin embargo, y para sorpresa de los cinéfilos más entusiastas, Wes Craven decidió intentar acercar este tipo de películas a un público más perverso y menos inocente: un
público doce años más joven que, desgraciadamente, relaciona el término “terror” con el "gore".
Para enseñar a las nuevas generaciones que el cine de terror va más allá de las vísceras y amputaciones de Saw, Craven resucitó a una de sus gallinas de los huevos de oro con la probable ilusión de que esta leyenda del género slasher marcase un punto de inflexión en las corrompidas cabezas de los espectadores más jóvenes del siglo XXI y, además, ilusionase a los nostálgicos con un filme que - para bien o para mal - es un homenaje constante a la trilogía original.
Nada podía salir mal.
Nada podía salir mal.
● Año: 2012
● Director: Wes Craven
● Cast:
David Arquette, Neve Campbell, Courteney Cox, Emma Roberts, Hayden Panettiere,
Rory Culkin…
●
Música:
Marco Beltrami
●
Duración:
111min.
En esta cuarta ocasión, Sidney Prescott decide volver
a Woodsboro para presentar el libro que acaba de escribir en la misma fecha en la que se celebra el décimo aniversario de los
primeros asesinatos de Ghostface. Sin embargo, lo que iba a ser una visita
limitada a la firma de ejemplares y al pasear por las aceras de su ciudad natal sin
tener que estar alerta de forma constante, se convertirá, desde el momento en
el que pisa sus calles, en otro hervidero de sangre. Y es que, en esta ocasión, Ghostface adopta su más mortífera, cruel y
despiadada faceta hasta la fecha. Una faceta tan terrorífica que hará temblar a las nuevas generaciones de
Woodsboro.
En el momento en el que supe
que se haría una cuarta entrega de esta legendaria saga de terror, me emocioné como un niño pequeño el día seis de Enero. Se iba a revitalizar al villano cinematográfico que más miedo me había
dado a lo largo de mi infancia, ¡y lo iban a hacer Wes Craven y Kevin Williamson juntos! Todo era tan perfecto que, cuando comenzó la película, mis ojos quisieron salirse de sus órbitas: el panorama era tan brillante, había tantas referencias al género de terror y la historia era tan divertida y autocrítica, que más de uno de esos espectadores que ya no creían en el gancho de Scream tuvieron que sentir una potentísima bofetada que les dejaría con la boca abierta de par en
par.
Nada saldría mal. Williamson estaba cumpliendo con su tarea de mantener contentos a los fans y de ofrecer algo novedoso y "retro" a los no-iniciados en el panorama. Todo era tan diferente pero tan parecido que ese "Nueva década, nuevas reglas" resultaba tan tramposo como certero.
A pesar de las mediocres
críticas que recibió el que podría ser el desenlace definitivo de esta saga, Scre4m cumple con creces lo que yo me
esperaba. Es una cinta de terror distinta a lo corriente en la que la mayoría de los actores llevan a cabo su trabajo con destacable profesionalidad (¿o es que a nadie más le parece que Hayden Panettiere está inmensa como Kirby y que, en el caso de que se hiciese una Scream 5, ella debería relevar el papel de Randy?) y en la que, además, se homenajea por
todo lo alto a los otros títulos de la saga.
Así que sí, amantes de la saga: preparaos para una vuelta al pasado, a un Woodsboro modernizado en el que las
reglas de las secuelas y las trilogías no importan porque han sido sustituidas
por las de un remake mucho más sangriento y letal.
Que tiemblen Sidney, Dewey y
Gale. Y que en paz descanse Craven: el director detrás de las cámaras de estas increíbles películas de terror.
●Te
gustará si:
eres capaz de apreciar todas y cada una de las referencias que hace la película
de su propia saga o si disfrutas de un filme de misterio con un desenlace más
que imprevisible.
●
No te gustará si:
eres demasiado exigente con esta película hecha sólo para entretener al máximo
a los espectadores.
Jerry
Scream y Ghostface no morirán mientras le continuen generando dinero al señor Wes Craven y continue habiendo fans, cosa de lo que yo personalmente me alegro
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