jueves, 4 de mayo de 2017

CRITICA | Lady Macbeth


Pocos serán los que no sepan quién es Lady Macbeth: aquella fría y calculadora mujer que envenenó la mente de su ambicioso esposo para que éste, después de escuchar una profecía según la cual terminaría - no sin desdicha - ganando el título de rey de Escocia, se hiciese con la corona a través del regicidio. Y es que, con ella, Shakespeare construyó a un personaje literario apasionante que, cumpliendo con el carácter trágico de su obra, terminó consumiéndose y enloqueciendo de frustración - y quizás culpa - hasta finalizar su existencia con un suicidio que siempre quedará sumido en el más absoluto misterio. 

Fue en aquel intrigante personaje femenino en el que Nikolai Leskov (Rusia, 1831) se inspiró para traer al mundo a su Lady Macbeth of the Mtsensk District (1865), una novela que gira en torno a una joven escocesa que, tras verse sumida en un matrimonio de conveniencia por el que no siente la menor devoción, decide tomarse la ley por su mano cuando se enamora - o, mejor dicho, encapricha - de un joven que le dota de los placeres terrenales de los que su marido le priva. Y aquí es donde entra  en juego el desconocido William Oldroyd.

Oldroyd (37), muy recientemente iniciado en el arte de la cinematografía, se ha encargado de resucitar la obra de Leskov en lo que ha resultado ser una de las óperas primas más fascinantes de los últimos años. Aunque la siempre misteriosa campiña escocesa y la atractiva ambientación del siglo XIX ya son - por sí solas - hipnóticas, la composición de la imagen, los silencios (y su consecuente lenguaje visual), los personajes y las vibraciones que Lady Macbeth transmite a los espectadores a través de la pantalla contienen semejante poderío, que no sería de extrañar que el filme fuese a bote pronto atribuido a un cineasta más experimentado que Oldroyd.

Y es que en Lady Macbeth no se da una puntada sin hilo, pues no sólo es Oldroyd el responsable de que esta producción británica sea un para nada sobrevalorado éxito. Florence Pugh, que se dio a conocer hace unos años con The Falling (donde compartió cartel con Maisie Williams), encarna - con una clase y una abrumadora (y siempre aparente) sencillez - a un personaje extremadamente complejo, sediento de experiencias y protagonista de una aburrida y machista vida provincial que terminará sometiendo a prueba a su sano juicio hasta introducirla en una espiral de asesinatos, obsesión y carnalidad de la que le será muy difícil escapar.

Apunten los apellidos de Oldroyd y Pugh. Porque volveremos a saber de ellos.


Jerry
Imagen vía Betta Pictures

1 comentario:

  1. Hola! No la conocía pero parece entretenida, me la apunto. Gracias por la crítica!

    Un saludo!

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