martes, 26 de diciembre de 2017

CRITICA | Asesinato en el Orient Express (2017)


Desde que vi la reciente adaptación a imagen real del clásico La Cenicienta (1950) pensé reconocer en Kenneth Branagh a un cineasta con una destreza y agilidad detrás de las cámaras muy resultona. Es más, a pesar de que no estaba familiarizado con ninguno de sus anteriores trabajos como director, esperé como agua de Mayo a que llegase a la gran pantalla su abordaje sobre el fenómeno literario escrito por Agatha Christie. Estaba seguro de que su trabajo iba a ser igual de apasionante que el de la cinta protagonizada por Lily James y Cate Blanchett. Y, como me pasa tantas veces, estaba equivocado.

Asesinato en el Orient Express (Kenneth Branagh, 2017) confirma la teoría de que un reparto estelar jamás garantizará el éxito de una película. Y es que aunque este crimen ferroviario esté protagonizado por figuras de la talla de Judi Dench, Willem Dafoe, Michelle Pfeiffer o Penélope Cruz, el resultado final de lo nuevo de Branagh es un filme aburrido y carente de alma que no hace justicia al que - dicen - es una de las obras estrella de Christie.

Independientemente de que un misterio como el que propone el material original es extremadamente difícil de trasladar a la gran pantalla por lo enrevesada que es su historia, lo poco accesible que es su escenario y lo arriesgado que es meter a tanto personaje en tan poco espacio, Kenneth Branagh no ha sabido manejar la situación. Sin querer incidir en lo poco aprovechados que están todos y cada uno de los personajes del filme (con la excepción de - por supuesto - Poirot y su bigote), no me parece ninguna barbaridad afirmar que los vagones del tren en los que tiene lugar la trama no desprenden autenticidad alguna, que los actores que los pueblan - incapaces de respirar y meterse en su papel por culpa de un Branagh empeñado en estar tan detrás como delante de las cámaras - parecen maniquíes en exposición, y que el entorno que los rodea - extremadamente digitalizado - destroza la credibilidad de una película que parece haber olvidado que su prioridad no debería ser el apartado visual, sino el misterio que envuelve al asesinato. 

Tanto es así que, cuando la investigación alcanza su clímax, la disposición de los personajes a modo "Última Cena" de Da Vinci resulta patética por cómo deja en evidencia lo mucho que se ha priorizado por el buen diseño de producción (que, indiscutiblemente, es deslumbrante), en lugar de por un crimen cuya resolución, además de parecer fortuita, a muy pocos les seguirá importado llegado el final de la película. Ay el sopor.


Jerry
Imagen vía 20th Century Fox

1 comentario:

  1. Hola! Muchas gracias por tu crítica, yo la verdad es que el simple hecho que salga Pe ya me tira para atrás.

    Un saludo!

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