No sólo me considero un fanático de las películas y de la gran pantalla… Soy, además, un auténtico obsesionado de las series de televisión y por ello voy a dedicar este artículo a todas las series de tv, fenómenos de puro entretenimiento entre los jóvenes de la sociedad de hoy en día que, sin embargo, no parecen tener una gran repercusión en el mundo del espectáculo. Además aprovecho para anunciar que, a partir de ahora, ¡Malditas Críticas de Cine! también tendrá una sección dedicada a series.
Todo comenzó hace ya unos años cuando, en verano, descubrí una serie que narraba los problemas, líos y romances de un grupo de chicos de California: un “friki” rico y un matón cuasi-sin familia contra el mundo de las niñas mimadas, los jugadores de waterpolo y… los cómics. ¿No sabéis aún de qué serie estoy hablando?. Sí, señores: The OC.
Gracias a esta serie mi futura pasión por la pequeña pantalla floreció y, desde entonces, no dejo de ver todo tipo de series (siempre y cuando me lo permita mi querida carrera). Me pondría a contaros acerca de todas las series que veo o dejo de ver (y por qué) pero eso ya se irá viendo conforme publique opiniones acerca de distintas series.
Volviendo al tema… Después de casi 8 años durante los cuales mi afición por las series ha ido en aumento, me he dado cuenta de que las series están infravaloradas. ¿Creéis que no lo están? Pues por ejemplo, ¿cómo es que es más común oír hablar de los premios que se le dan a una película y no de los que se le dan a una serie?, ¿cómo es que los actores de una serie nunca son tan conocidos como los de una película?, ¿cómo es que una serie puede causar una dependencia “a querer ver más” mucho mayor para el espectador que una película pero, al mismo tiempo, las series no terminan de hacerse sonar en el mundo del arte cinematográfico? Bingo.
● El Tramposo Episodio Piloto.
Como muchos de vosotros sabréis, toda serie de televisión depende de un “episodio piloto”: un episodio normal y corriente que tiene de media una duración de 50 minutos. Si dicho piloto no gusta a la cadena de televisión (más concretamente a los productores), la serie se queda fuera mientras que si les complace, entonces éste será utilizado como primer episodio. Pero, ¡ojo!, la cosa no se queda ahí. Los productores no son los peores enemigos de una serie de TV: ese papel está reservado a la audiencia.
Aunque una cadena acceda a poner en marcha un proyecto, es el público el que dará el último voto: ¿Que no tiene mucha audiencia? Se cancela. ¿Que sí? Continúa… normalmente hasta que la audiencia diga “basta”.
Por ello, el primer episodio de una serie tiene que resultar lo suficientemente creativo como para convencer a la cadena de que puede desarrollar una historia aceptable y, además, debe resultar lo suficientemente atractivo, coherente y de calidad para que el público le dé el visto bueno. ¿Recordamos la prometedora Flashforward?: esta serie pasó el primer filtro, pero no el segundo… y así acabó.
Cuando hablamos de una película, no hay tantos filtros. La película se hace con un primer filtro. ¿Que no gusta? ¡Pues no ha gustado! Pero la película está hecha, y por ello dará dinero (que será más o menos dependiendo de su éxito). El perjudicado será el director, el actor, o quien sea: pero siempre de forma individual. Las series sufren en su gran totalidad. Por ello, desde mi punto de vista, las series de tv se llevan 1 punto por mayor mérito. Continuemos.
● Personajes e Historia.
¿Qué es más difícil?:
a.- Desarrollar una historia en una película de 2 horas.
b.- Desarrollar una historia en una serie de tv que tiene 13 horas por año/temporada.
O vayámonos a otro campo:
a.- Personificar a unos protagonistas en una película de 2 horas.
b.- Personificar a unos protagonistas en una serie de tv.
Yo, en un principio, optaría por la respuesta “a” en ambas cuestiones. Esto se podría deber a que es más difícil plasmar unos personajes en 2 horas que en 13 porque quizás “no se dispone de suficiente tiempo” para profundizar en ellos. Además,, una historia de 2 horas es más difícil de contar que una que tiene bajo el brazo 13 horas al año.
Pero, ¿no sería más difícil mantener el atractivo de la personalidad, comportamiento y ocurrencias de un personaje durante un periodo de tiempo más largo? ¡El público se puede cansar de un personaje! Por ejemplo: tener a uno con el típico perfil de Jim Carrey durante 2 horas no le hace daño a nadie… ¿Pero durante 13 horas al año podríamos aguantar su excentricismo y sus muecas?. Lo dudo. (Anotación: he dicho Jim Carrey porque ayer vi Dumb and Dumber y… en fin; agota).
Además, una historia que tiene una duración mayor a 2 horas tiene el peligro de salirse de su camino, estropearse y decaer con mayor facilidad. Por ello, creo que las series van ganando en cuanto a dificultad para triunfar.
Estas son varias de las pocas cosas que creo que se deberían tener más en cuenta porque para mí está claro que el éxito de una serie es más complicado que el de una película. Con todo esto no estoy diciendo que una película es por ello peor que una serie. ¡Para nada!. El objetivo de la reflexión es ver cómo las series están infravaloradas. Parecen cosas diferentes ya que ambas están hechas para distintas situaciones y distinto público, pero ¡en realidad son formas distintas de hacer lo mismo!. Toda serie es una película larga, o toda película es una serie corta…