martes, 5 de enero de 2016

Martes Criticón: El Desafío (The Walk)

De no ser por aquel documental del año 2008, jamás habría conocido la hazaña que Philippe Petit realizó en Agosto de 1974. A pesar de que en esa fecha el joven funambulista de origen francés decidió “poner su cable” en uno de los lugares más emblemáticos y peligrosos del planeta, un servidor jamás habría oído hablar de que hubo un hombre que cruzó el espacio que separaba a las Torres Gemelas del World Trade Center porque, simple y llanamente, no me habría interesado.

Este suceso, que además de ser ilegal ponía en riesgo a muchos de los trabajadores que contribuían al levantamiento de las torres que fueron destruidas en Septiembre del año 2001, no sólo funcionó para suavizar la polémica que rodeaba a los dos edificios, sino que además terminó siendo el centro temático de un oscarizado documental y, más adelante, el motivo por el que Robert Zemeckis se embarcó en la aventura de The Walk: uno de los filmes que mejor partido ha sacado a la técnica del 3D.

● Año: 2015
● Director: Robert Zemeckis
● Cast: Joseph Gordon-Levitt, Ben Kingsley, Charlotte Le Bon, James Badge Dale…
● Música: Alan Silvestri
● Duración: 123min.


A pesar de que suelo empezar mis reseñas destacando todos y cada uno de los aspectos negativos que consigo identificar en las películas que veo, en esta ocasión he decidido invertir el orden para hacer una especial mención al majestuoso estilo con el que Zemeckis ha utilizado la polémica técnica del 3D. Y es que con The Walk el espectador va a – por fin – saber reconocer de qué hablamos algunos de nosotros cuando decimos que las tres dimensiones “aportan profundidad y realismo” a la imagen y que, aunque la gran mayoría de los largometrajes que son proyectados en este formato no merecen el euro de más que hay que pagar por sus entradas, hay títulos que están hechos para ser vistos con gafas.

El Desafío es uno de ellos.


Desde el momento en el que el joven funambulista pone pie en Manhattan, los espectadores con vértigo se retorcerán en sus butacas por la muy conseguida sensación de altura que Robert Zemeckis ha sabido trasladar a la gran pantalla en todas y cada una de las escenas protagonizadas por los rascacielos. Sin embargo, este ambicioso filme falla en todo lo demás. Además de que es muy poco cinematográfico que el propio personaje (interpretado por Joseph Gordon-Levitt) sea quien cuente su historia dirigiéndose directamente al público, el necesario uso de la pantalla verde para estilizar los fondos de los escenarios es insultante: nadie se cree que el cielo tenga esos colores tan chillones ni que la Estatua de la Libertad desde la que Petit nos cuenta su aventura sea la de verdad. Nadie. Y, ojo, porque esto no sería importante si la historia que se nos cuenta fuese fascinante o si las actuaciones de los miembros del reparto quitasen el aliento, pero es que, desgraciadamente, no lo hacen.

A pesar de que tuve que recurrir a la versión doblada al español por eso de que la película no se proyectaba en 3D y en VOSE, no es hasta el segundo acto de la misma cuando el espectador se inquieta por los personajes a los que ya conocía desde hacía una hora. La necesaria introducción a la historia es tan floja y está tan vacía que, de no ser por las palomitas que – sorprendentemente – me compré antes de entrar en la sala, no me habría extrañado que hubiese estado comprobando la hora cada cinco minutos. Esto no deja de ser una pena porque, durante el segundo parte de la película, la historia coge ritmo y comienza a hacerse interesante por la proximidad de “el golpe”, pero tener que soportar casi una hora de tedio para que – por fin – llegue el momento en el que el 3D adquiera su máximo esplendor, no justifica el precio de la entrada.


Por lo tanto, lo nuevo de Zemeckis sólo brilla por el uso de las tres dimensiones. Da la sensación de que El Desafío consumió toda la energía del responsable de joyas como Regreso Al Futuro  o Forrest Gump y se olvidó de que las películas, o tienen una buena historia, o acaban en el fondo de ese baúl de recuerdos que tienes en casa pero nunca abres.

Así que, muy a mi pesar, para todos aquellos que quieran conocer la curiosa historia de Philippe Petit (extremadamente endulzada en la obra de Zemeckis, por cierto), os recomiendo que recurráis al documental Man On Wire (James Marsh, 2008): una película que tampoco me parece que sea digna de Oscar, pero que, ciertamente, es bastante más interesante que El Desafío (The Walk).

Antes de terminar me gustaría dejar por escrito que me ha costado muchísimo escribir esta crítica porque a dos de mis más fieles lectores les pareció de lo mejor de 2015, y, aunque no lo parezca, no me gusta nada llevarles la contraria. 

No me gusta pensar que, después de leerla, cerrarán el ordenador entonando un "malditas sean las críticas de cine".

Ay.


●Te gustará si: estás deseando ver el filme que por fin defina el correcto uso del 3D en una sala de cine.

● No te gustará si: no eres lo suficientemente paciente como para esperar la llegada del segundo acto de la película.


Jerry
Imágenes vía Collider
Póster de IMP Awards

3 comentarios:

  1. Hola! No conocía la película pero pinta muy bien!

    Gracias por la crítica.

    Un saludo!

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  2. Saludos maese Jerry desde alturas inconmensurables (o no)...

    Hombre! Me esperaba mas sangre de tu crítica, pero es muy justa y estoy de acuerdo en mas de una cosa contigo.

    Es cierto que la primera hora es leeeenta como un día sin comida, pero en mi caso particular me hizo simpatizar con el prota, y comprender un poco esa maravillosa locura que se puso como objetivo de vida el Sr. Petit.

    Y estoy 100% de acuerdo contigo sobre la artificialidad de muchos planos generados por ordenador (la estatua de la libertad y muchos planos aéreos de las torres), pero llegado el clímax de la historia, ver esa imagen del equilibrista finalmente en el alambre (aunque era totalmente artificial lo admito) y finalmente comprendes ese objetivo que te parecía absurdo hasta ese momento haciéndote partícipe de ese ese logro por un pequeño instante, me transmitió una gran poesía y paz, cosa que no me ocurre muy a menudo en el cine.

    Francamente, The Walk es una peli que me pareció simpática, por su narrador en primera persona, su tono gracioso, la complicidad que logra con el público, y sobre todo esa sensación de alegría y paz por el triunfo de nuestro prota (un triunfo que tiene mas de 30 años, curiosamente).

    Y una vez mas, gracias Jerry, por compartir con nosotros una crítica bien sustentada en tu s gustos y tus conocimientos cinéfilos.

    Un abrazo!

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  3. Por cierto, acabo de ver El Principio de Mark Osborne y si escribes una critica sobre ella, voy a desangrarla a gusto, vaya fiasco de peli. Solo dura 1 hora 50 minutos y se sienten como si fuesen 3 horas!... el horror...

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