Todo es culpa de las
enfermeras. Ese más que respetable colectivo de trabajadoras que puebla los
pasillos de mi hospital es el responsable de que yo, un individuo que cede con
facilidad a las escasas oportunidades que se me presentan de organizar montajes de vídeos que
nadie quiere ver, haya estado ocupado durante las últimas dos semanas de mi
vida y, consecuentemente, no haya tenido tiempo para atender las necesidades de
mi querida Malditas Críticas de Cine.
Sin embargo, estas pequeñas
vacaciones no significan que no haya dedicado parte de mi tiempo al que es mi
pasatiempo favorito, pues, además de que ya he visto lo nuevo de uno de los
mejores actores del presente actual (sí, hablo de Tom Fucking Hardy), tuve la oportunidad de acudir al pase de prensa de
una de las películas que más va a dar de qué hablar este fin de semana entre el
público teen de nuestra literaria
sociedad.
Porque sí: fui a ver La Quinta Ola.
● Año: 2016
●
Director:
J. Blakeson
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Cast:
Chloë Grace Moretz, Nick Robinson, Ron Livingston, Maggie Siff, Alex Roe, Maria
Bello, Maika Monroe, Liev Schreiber…
●
Dirección Fotografía:
Enrique Chediak
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Banda Sonora:
Henry Jackman
●
Duración:
112min
A pesar de que me declaro agnóstico en todo lo relativo a adaptaciones cinematográficas de fenómenos literarios para adolescentes (y de que me resistí a ver El Corredor del Laberinto muy en contra de mi fascinación por los setos dedicados a Alicia en el País de las Maravillas en el lugar más feliz de la Tierra), caí en la tentación de presenciar el intento de Chloë Grace Moretz por arrebatar a Jennifer Lawrence o Kristen Stewart el título de icono femenino de la cultura pop. Un intento que, desgraciadamente, se ha quedado precisamente en eso: el intento.
Las aventuras de esta nueva
heroína, que han recibido el poco atractivo título de La Quinta Ola siguiendo el nombre de las novelas que la han
inspirado, distan ¿mucho? de aquellas en las que una joven desalmada ejercía como
epicentro de un triángulo amoroso integrado por un hombre lobo y un vampiro. En
esta ocasión, la prototípica estudiante de instituto americano dejará recaer
sobre sus hombros la responsabilidad de salvar a su hermano (y, ya de paso, al mundo
entero) en pleno apocalipsis alienígena para, sin aferrarse a ese
pequeñísimo resquicio de originalidad otorgado por unos aliens que –
paradójicamente – son de todo menos originales, terminar convirtiéndose en una
película más que no aporta nada a un género que, si destaca por algo, es por la
curiosa efectividad que tiene su invariable fórmula.
Reconozcámoslo: todos los
filmes pertenecientes al subgénero calificado como “YA Movies” (películas para jóvenes adultos), a pesar de que parten
de una base inquebrantable a partir de la cual se construye una historia más o
menos efectiva que termina en triángulo amoroso adolescente, funcionan. Todas. No
conozco ni una película de estas características que haya sido un fracaso en taquilla
gracias a la devoción de un importante sector del público que lo único que
busca es una adaptación fiel a las páginas de la novela que se han fulminado en
cuatro noches y media.
Y es que no deja de ser
curioso cómo un joven de quince años ni sabe determinar cuáles son los aspectos
que hacen a una película buena, ni es consciente de la obscena cantidad de
clichés que invaden todos y cada uno de los fotogramas de cintas de este
estilo. Es fascinante: estas inocentes mentes contemplarán La Quinta Ola como la adaptación definitiva de una de las novelas
que habrá marcado su adolescencia y, con ello, dentro de unos años echarán la
vista atrás y la recordarán con un extraño cariño que, a su vez, les provocará
rechazo sobre los futuros mejunjes que se harán del mismo estilo que éste.
O no. Así como Steven
Spielberg declaró que las películas de superhéroes tenían fecha de caducidad,
yo creo que a las películas basadas en novelas para adolescentes se les está
acabando el chollo. Por mucho que contemplemos a La Quinta Ola como lo que verdaderamente es, y por mucho que nos esforcemos
en defenderla por el más que satisfactorio trabajo de Chloë Grace Moretz como
Cassie y de Henry Jackman como el compositor de su banda sonora, lo nuevo de J.
Blakeson refleja el inmenso desgaste que arrastra este subgénero
cinematográfico.
Pero, ojo, porque el problema
no está donde todos creemos que está. El problema no sólo viene de la más que
cuestionable historia que pueble las hojas de las novelas que tantas ideas
están dando a Hollywood, sino en la extrema dejadez que reina en los pasillos
de todas las productoras: unos mastodontes que no sólo buscan el beneficio
económico para cubrir agujeros y financiar proyectos más arriesgados, sino que,
paradójicamente, se olvidan de que a lo mejor otro gallo cantaría si la totalidad del equipo responsable de estos filmes fuese gente más válida.
Tan válida como Henry Jackman
y Chloë Grace Moretz.
●Te
gustará si:
eres un fan incondicional de ese molesto subgénero al que es tan fácil
sucumbir.
●
No te gustará si:
eres de los que exige un mínimo de calidad a los títulos por los que pagas para
ver en la pantalla grande.
Jerry
Póster
de IMP Awards
Hola! Pues yo disfruté del libro y espero hacerlo de la película!
ResponderEliminarUn saludo!