Todavía recuerdo la noche en
la que me aventuré a ver La Gran
Belleza en el cine. Si mi memoria no me falla demasiado, estábamos a
principios de Febrero y, en una de estas tardes en las que haces de todo pero
no haces nada, decidí ir al cine a ver una película atípica: uno de esos
títulos que no puedes comentar con tus amigos porque a ellos no les terminan de
convencer los filmes italianos de dos horas y media de duración.
Fui solo. Armado con mis versátiles
gafas de HD y con una única entrada en la mano, llegué al Templo Cinéfilo, me
senté en la butaca diez de la fila siete y contemplé, con una extraña
satisfacción, que no había nadie más en la sala. Estaba dispuesto a quedarme
dormido si hacía falta, a sacar el móvil a mitad de proyección si me aburría, o
a ir al baño y volver si lo consideraba fundamental. Pero no lo hice.
Permanecí inmóvil hasta que
terminaron los créditos finales.
● Año: 2015
●
Director:
Paolo Sorrentino
●
Cast:
Michael Caine, Harvey Keitel, Rachel Weisz, Paul Dano, Jane Fonda…
●
Dirección Fotografía:
Luca Bigazzi
●
Banda Sonora:
David Land
●
Nominaciones a los Óscar: Mejor Canción Original (Simple Song #3 - Nominada)
●
Duración:
124min
Pocas veces me quedo clavado en la butaca de la sala sin ser capaz de mover un músculo o articular palabra. Me ocurrió con El Despertar de la Fuerza, La Vida Secreta de Walter Mitty y La Gran Belleza, títulos tan dispares que uno puede llegar a pensar que no debe de haber un patrón determinado que favorezca ese estado de fascinación, pues uno no es más que fruto de la nostalgia, otro – simplemente – resultó emocionalmente certero, y el de Sorrentino fue – supongo – por ser de Sorrentino.
Sí, Paolo Sorrentino (Italia,
1970) es uno de esos directores que, con sus dos últimos trabajos, ha
conseguido que un servidor se enamore de un cine del que nunca pensó que se
enamoraría. Sus largometrajes respiran algo que no es oxígeno, se nutren de
secuencias visual y emocionalmente sobrecogedoras, y recorren un océano musical
que parece que presume de sus orígenes celestiales. Su cine es íntimo,
misterioso y bello, y, con él, este director de apenas cuarenta y cinco años es
capaz de hipnotizar a los espectadores con aparente y terrorífica facilidad.
Así como en La Gran Belleza visitábamos la ciudad de
Roma con unos individuos tan deleznables como fascinantes, en La Juventud conocemos los Alpes Suizos de la
mano de los variopintos huéspedes de un hotel de lujo: un compositor retirado
que se niega a deleitar a la reina de Inglaterra con su música, un cineasta empeñado
en sacar adelante lo que él denomina su “testamento cinematográfico”, un actor
al que le persigue su pasado profesional, una joven que se enfrenta a un duro e
inesperado cambio vital, un futbolista que sufre la que posiblemente sea una obesidad
mórbida, y un monje budista que – dicen – es capaz de levitar mientras
reflexiona.
Gracias a todos estos curiosos
personajes, a un hotel que goza de personalidad y alma propia, y a la
explotación del don de Sorrentino de saber dónde y cómo poner la cámara para
que la imagen proyectada en el cine sea lo más espectacular posible, el
director de La Gran Belleza vuelve a
sorprender a su público con una película que se acerca mucho a la calidad ya
establecida en su anterior trabajo y que, a pesar de que no llegue a ser igual de impresionante que
el largo paseo con Gambardella por Roma, le gana terreno en un aspecto que para mí
es fundamental: su emotividad.
Sí, a pesar de que para mí La Gran Belleza sea superior a La Juventud, la nueva obra de Sorrentino cumple con las expectativas que todo amante de este cine tan especial se ha hecho antes de entrar en la sala. Porque, aunque es cierto que volví a ir solo y que me volví a sentar en la butaca diez, la sala diecinueve de mi cine favorito no estaba vacía, privándome así de establecer una sinapsis igual de intensa que aquella de Febrero del año 2014... Pero, escuchadme, se llegó a establecer. Se estableció tan bien que al final el que levitaba no era el monje budista, sino yo.
Al salir de la sala mis pies no tocaban el suelo.
Al salir de la sala mis pies no tocaban el suelo.
●Te
gustará si:
disfrutaste de La Gran Belleza y
quieres volver a sentir esa fascinación tan peculiar y tan característica, a la
que, en esta ocasión, se le añade un componente nostálgico-emotivo muy
acertado.
●
No te gustará si:
no quieres apreciar la gran belleza que se esconde detrás de las películas de
Sorrentino.
Jerry
Imágenes vía Slant Magazine & Static Parade
Póster de IMP Awards
Imágenes vía Slant Magazine & Static Parade
Póster de IMP Awards
Hola! No conocía este película pero tiene muy buena pinta. Gracias por la crítica.
ResponderEliminarUn saludo!
Hola Jerry!
ResponderEliminarNunca he sido muy devota del cine italiano, las únicas películas que he visto son las de Manuale d'amore... pero leyendo tu crítica creo que me animaré a ver las pelis de este director. Por eso y porque yo también me emocioné enormemente con La Vida Secreta de Walter Mitty, así que si puedo sentir algo similar esta vez supongo que valdrá la pena, no?
Un saludo!
¡Hola K! A mí Manuale D'Amore no me gustó mucho, ¡pero es que tanto "La Gran Belleza" como "La Juventud" no se parecen en nada a ese tipo de cine! Ya me contarás qué te parecen (si las ves), pero no esperes que te emocionen como lo pudo hacer "La Vida Secreta de Walter Mitty" porque tampoco se parecen en nada jajaja. Es un tipo de cine especial, por lo menos hay que darle una oportunidad así que me parece genial que te atrevas con ellas. Un saludo ¡y muchas gracias por seguir pasándote por aquí a comentar!
Eliminar¡Hola otra vez Jerry!
EliminarPor fin he sacado un hueco para ver "La Juventud" y tenía que pasarme por aquí para comentarte mis impresiones! Tienes toda la razón en eso de que es un tipo de cine especial. Reconozco que tuve momentos de no saber captar bien su esencia, pero conforme avanza las historias derrochan tanta emotividad y la música es tan bonita que al final terminé encantada, de verdad! Por todo eso y por Michael Caine, que está particularmente brillante en esta ocasión.
En fin, no me habría animado a ver una película así de no haber sido por tu blog, así que te lo agradezco jaja!
Un saludo!
¡Hola K! Me alegra mucho ver que al final te decidiste por ver "La Juventud". Y ¡de nada! para eso están estos blogs, ¡para animar a la gente a seguir yendo al cine! ¡Un abrazo!
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