miércoles, 19 de octubre de 2016

OPINION | La Evolución de The Walking Dead


Dejé de ver The Walking Dead porque me cansé de ella. Coincidiendo con un parón a mitad de su segunda temporada, un por aquel entonces fiel espectador decidió abandonar el barco y olvidarse de la historia de Rick Grimes y compañía: un grupo de supervivientes que, día tras día, hacía frente a hordas de zombis dispuestos a acabar con todo rastro humano que quedase sobre la faz de la Tierra.

Sin embargo, conforme la sexta temporada se iba acercando a su fin (años después de que yo la abandonase), volví a sentir curiosidad por ella. Y es que, después de ver cómo la crítica aplaudía todas y cada una de sus entregas, y de los ánimos que muchos me dieron para que la volviese a ver, pensé que yo no podía ser el único seriéfilo que se estuviese perdiendo aquel presunto festín audiovisual. Así que la retomé. Y menos mal que lo hice.


Durante todos estos años, el show creado por Frank Darabont (quien, tras su retirada del proyecto, llevaría a los juzgados a la cadena AMC) ha evolucionado como ninguna otra serie que siga en antena tras seis años de emisión. Resulta que, ni son muchas las producciones que aguantan las exigencias de un público cada vez más exquisito, ni tampoco las hay capaces de llevar la historia con la suficiente clase como para intrigar al público y deleitarle con un crecimiento de personajes tan obstinado como el de aquellos que protagonizan The Walking Dead.

Si bien es cierto que el apocalipsis zombi sigue siendo el eje principal sobre el que gira la historia, ni el papel de los llamados walkers goza del mismo protagonismo, ni los personajes mantienen los principios o convicciones que les caracterizaban en sus primeras entregas. Después de haber escapado de un centro urbano infestado de no-muertos, de haber intentado convivir en una apacible granja y de haberse esperanzado con una cárcel en principio salubre, los protagonistas de esta aventura – cada día más brutal, despiadada y terrorífica – han descubierto que el verdadero mal que asola el mundo en el que viven no lo protagonizan los zombis, sino los humanos.

Porque sí, lo que en su día comenzó con el llamado “Gobernador” se ha convertido en ley universal: los Estados Unidos de América han pasado a ser un caldo de cultivo de violencia, degeneración e inhumanidad, un contexto que los responsables de la serie han aprovechado para hacer reflexionar a los espectadores sobre lo frágil que es nuestra humanidad y lo tentador que resulta liberar nuestro instinto animal para – presuntamente – sobrevivir. Y si para ello necesitan una sexta temporada que termine con uno de los más detestables cliffhangers de la serie, que lo hagan. Porque yo ya soy parte del fanatismo de The Walking Dead, y a mí las críticas a estas alturas me entran por un oído, y me salen por el otro.


La séptima temporada de The Walking Dead se estrenará en España el 24 de Octubre (Fox).

Jerry F.
Imágenes vía IMP Awards & Cinescape

2 comentarios:

  1. Hola! A mi ya me aburre un poco y además me dan ganas de repartir hostias y no precisamente entre los zombies, está claro que refleja muy bien la poca humanidad que tiene la humanidad, supongo que por eso estoy bastante harta de la serie, solo la veo para saber como narices termina.

    Un saludo!

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  2. Ya me canso, decepciona, es una lástima que la maten así

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