Muchísima gente critica a Ron
Howard, ese director americano sobre el que recayó la responsabilidad de
adaptar los populares bestsellers de
Dan Brown corriendo el riesgo de ser condenado por un maldito club del libro con
un gusto peculiar en cuanto a elecciones literarias. En su primer intento, el
resultado fue un soberano desastre del que sólo se libró la épica BSO, y en Ángeles y Demonios Howard modificó la
historia de la novela de arriba abajo y dio a luz una película que – además de
que contaba (de nuevo) con una abrumadora y Zimmeriana
BSO – destacaba bastante más que El
Código Da Vinci.
A pesar de estas duras
críticas, parece que nadie recuerda que el fantástico filme Una Mente Maravillosa, el conmovedor Cinderella Man y la polémica Frost/Nixon, también son obras de
Howard; el desprestigiado director que, sin embargo, está preparado para dar
una durísima torta a los críticos con su frenética Rush.
● Año: 2013
● Director: Ron Howard
● Cast:
Chris Hemsworth, Daniel Brühl, Alexandra Maria Lara, Pierfrancesco Favino, Olivia
Wilde…
●
Música:
Hans Zimmer
●
Duración:
123min.
La misma noche en la que acudí
al cine a ver Rush, publiqué un tweet
en mi cuenta personal diciendo que, por mucho que me esforzase, no conseguía
encontrar a esta película ni un mísero defecto. Hubo quienes dijeron que es
suficiente defecto que la trama de la misma gire en torno al mundo del
automovilismo (concretamente la Fórmula 1),
pero – paradojas de la vida - yo me considero un renegado de ese deporte y, sin
embargo, salí del cine queriendo que me gustasen esas carreras en las que
Fernando Alonso se hizo un hueco mientras conducía un feucho coche color azul.
Pero es que Rush no sólo tiene el objetivo de
acercarnos a los circuitos de carreras… Lo que esta película pretende es
reflejar una relación de enemistad totalmente destructiva (y verídica) entre
dos pilotos de carreras que, si no tienen extremo cuidado, podrían acabar
formando parte del asfalto en el que, día tras día, se juegan la vida.
Está claro que la dirección de
Howard en este filme es, como ya decía antes, un escarmiento para todo aquel
que pensase que este estadounidense no era capaz de crear un producto
cinematográficto de calidad. Sin embargo, si esta película destaca por algo, es
por las actuaciones de la pareja protagonista.
Todos sabíamos que Daniel
Brühl (que en realidad se llama Daniel César Martín Brühl González, un español
emigrado a Alemania), tiene dominada toda cámara que enfoque su rostro porque ya
lo demostró hace diez años con Good Bye
Lenin!... pero ¿qué hay de ese actor de melena rubia cuyo nombre no me sale
pero que está casado con la Pataki y que se hizo famoso interpretando a ese pseudo-vikingo caído del cielo?
Efectivamente, el grandísimo
descubrimiento de Rush es Chris
Hemsworth, un actor australiano que ha conseguido guardar – por lo menos
temporalmente - su muy explotado martillo Asgardiano
para hacer frente a una película que, probablemente, propulse notablemente su
carrera en Hollywood. Y es que su interpretación de James Hunt, un piloto de carreras
fiestero, despreocupado y sinvergüenza, sorprende hasta al espectador más
incrédulo.
Por último he de decir que si
a una película con una realización sobresaliente, unas actuaciones soberbias y
un muy eficiente guión, se le añade una banda sonora compuesta por uno de los
grandes del mundo de la música cinematográfica (Zimmer), el resultado no puede
ser malo. Es más, el resultado es tan
bueno que, de ahora en adelante, quizás me aventure a ver la Fórmula 1.
Dicho queda.
●Te
gustará si:
disfrutas de una historia real escalofriante o de un drama intensísimo con una
alta dosis de acción automovilística.
●
No te gustará si:
sigues empeñado en que Ron Howard no es un buen cineasta, hecho que no te
permite ser ni un pelín objetivo en tu análisis de la película.
Jerry
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