Hacía mucho que no iba al
cine. Entre que he aprovechado al máximo mis dos últimas semanas de vacaciones,
y que ya he empezado las clases, el ir a una sala a ver una película se ha
convertido en un lujo al que no he tenido el honor de sucumbir (pero, ojo, no
por causas económicas; de eso ya sabemos todos qué opino).
Debido a esta falta de
constancia cinematográfica, el filme que escogiese para romper con este periodo
de sequía debía ser especial. Ya me apetecía descansar de los blockbusters veraniegos, de esas
películas que suscitan la más enfermiza devoción o el más repulsivo odio, o de
todas esas cintas que resultan, simplemente, convencionales. Por ello, acudí a
mi amado cine a ver Mud, la nueva
obra del que una vez nos ofreció la fantástica y peculiar Take Shelter.
● Año: 2013
● Director: Jeff Nichols
● Cast:
Matthew McConaughey, Tye Sheridan, Sam Shepard, Michael Shannon, Sarah Paulson,
Reese Witherspoon…
●
Música:
David Wingo
●
Duración:
130min.
Mud cuenta
la historia de dos críos llamados Ellis y Neckbone que, con afán de pasar un
buen rato en compañía del otro, se escapan a una isla del río Mississipi en la
que encuentran un bote situado en, aproximadamente, la copa de un árbol. Ante
semejante descubrimiento, nuestros protagonistas deciden adjudicársela. Sin
embargo, lo que ellos no saben es que Mud, un hombre de aspecto descuidado y
honestidad cuestionable, ya se había apropiado de la misma.
Es entonces cuando el extraño
les propone un trato y, a partir de entonces, los chicos forjarán una relación de
amistad/conveniencia con Mud a pesar de saber que, en su pasado, mató a un
hombre. De los dos críos, sólo está seguro de lo que hace Ellis, que admira a Mud
al ver en su actitud un sincero reflejo de la clase de amor que él no aprecia
en su propio hogar. Un amor supuestamente irrompible que, eventualmente, traerá
consigo consecuencias potencialmente fatales.
Jeff Nichols, a quien – como ya
he dicho antes – conocemos por la peculiar Take
Shelter, es uno de esos cuasi-magnates de Hollywood que admiro porque, no
sólo es un gran director, sino que escribe sus propias historias; historias
totalmente originales muy escasas en esta era de adaptaciones de novelas y de
incansable persistencia de sagas (de la que sólo se libraba el ya desaparecido M.
Night Shyamalan con filmes como El Sexto Sentido, Señales o El Protegido).
Este treintañero americano,
que ha mencionado en más de una ocasión la ahora evidente influencia de Mark
Twain en sus obras, se está coronando a una velocidad vertiginosa como uno de los reyes del cine indie Hollywoodiense gracias a películas de
ritmo pausado - con jugosísimas historias - en las que los complejos personajes son
siempre magistralmente interpretados al compás de la música de David Wingo.
En Mud, Nichols cumple con las expectativas de todo espectador que
sepa dónde se está metiendo. Sin embargo, y pese a lo mucho que disfruté esta
historia de desengaño amoroso y pérdida de la inocencia por la
desestructuración del amor a los ojos de un crío, a lo largo de toda la trama
fui acumulando adrenalina anticipándome a un éxtasis temático que, aunque
llega, no consiguió ser proporcional a las expectativas que yo mismo había
creado.
A pesar de eso, la sensación
de satisfacción con la que abandoné la sala fue sublime. No sé si se debía a mi
reincorporación a la actividad cinéfila, al deleite acústico de la BSO del Sr. Wingo, al descubrimiento de unos críos con dotes interpretativas sobresalientes
(sin entrar en profundidad en la gran labor de McConaughey), o a que Jeff
Nichols es un auténtico genio.
●Te
gustará si:
eres de los que disfrutan con películas poco convencionales (o, directamente:
películas indie), buenas actuaciones y del desengaño amoroso.
●
No te gustará si:
no estás acostumbrado a películas que te exigen algo más a cambio de tu entretenimiento.
Jerry
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