Tras alcanzar un estado de suprema
satisfacción con What Remains,
continué mi búsqueda de nuevos productos británicos para saciar mi seriéfila
sed. Fue en esa ardua tarea, en la que me topé con Peaky Blinders, un novedoso estreno de la BBC que estaba recibiendo
múltiples halagos por parte de los críticos y del público.
Pese a que la trama girase en
torno a la figura de una familia de gángsters asentados en Birmingham en el
siglo XIX (algo que, de buenas a primeras, no me impresionaba nada), decidí
darle una oportunidad por el simple hecho de que, últimamente, me están
encantando series que antaño no se me ocurriría incluir dentro de mis must-see. Que estoy mu loko.
● Creador: Steven
Knight
● Género: Drama
Criminal
● Reparto: Cillian
Murphy, Sam Neill, Helen McCrory, Annabelle Walls, Iddo Goldberg…
●
Duración: 1 Temporadas (2013
- Presente)
●
País de Origen: Reino Unido
Peaky Blinders está basado en la supuesta - y real - existencia de una homónima
banda criminal que impone su ley en un Birmingham sucio, industrial y muy rudo,
a base de intimidación, amenazas, trucos, y – tal y como vemos en, si mal no
recuerdo, su segundo episodio – heridas causadas por las cuchillas que tienen
en sus características gorras.
El cabeza de familia (que,
paradójicamente, no es el hermano mayor del gang)
es Thomas Shelby (increíble Cillian Murphy), un frívolo y peligroso ex soldado que
pronto verá peligrar la hegemonía de los Shelby en la ciudad por la aparición
de un detective proveniente de Belfast que, además de querer encontrar una peligrosa
cantidad de armamento robado, está dispuesto a acabar con los gangsters.
Las películas y series
centradas en gángsters no son lo mío. Puedo verlas, y si son buenas está claro
que me van a gustar, pero, no sé muy bien por qué, me cuesta muchísimo
plantearme su visualización. El caso de Peaky
Blinders no fue distinto: me puse el primer episodio, aguanté tres minutos
y decidí quitarlo. La pereza conseguía arrebatarme todo deseo de ver
producciones británicas. Sin embargo, leí más sobre la serie por la red y, tras
mucho reflexionar, decidí darle una oportunidad.
Fue entonces cuando descubrí
que las series de gángsters me gustan bastante. Peaky Blinders es un drama criminal que no sólo tiene una soberbia
ambientación, sino que sus personajes – sobre todo Thomas, su tía, y la
camarera (es indiscutible que los personajes femeninos de esta serie funcionan como criterio único y exclusivo para verla) – son fantásticos. Además, pese a la crudeza que muestra en
muchísimas escenas (y, en general, en toda su trama), desprende una
autentiquísima elegancia que hace que no queramos dejar de visitar el
putrefacto Birmingham de aquellos años. Pues eso, señores: hipnosis seriéfila elevada a la enémisa potencia.
Así, con esa paradójica
elegancia, unas actuaciones admirables, y unos personajes que – creedme –
pasarán a la historia de la televisión, Peaky
Blinders nos sume en una historia criminal digna de aplauso focalizada en
torno a la figura de Thomas Shelby: ese soldado atormentado por la guerra que
está de vuelta en su ciudad dispuesto a extender los dominios de un clan
terrorífico que, gracias a la suprema inteligencia y al escrupuloso cálculo de
su cabecilla, a la fortaleza femenina encarnada en la Tía Polly, y a un puñado de leales delincuentes unidos por lazos de sangre, despertará una repulsiva admiración en los espectadores.
Entre copas de alcohol, casas
de apuestas, treguas, enfrentamientos, espionaje, traición y romance, la
historia de Peaky Blinders se ha
convertido – apoyada por su excelente escenario sobre el que se pasean unos
admirables actores que funcionan como blancos en una visualmente agradecidísima fotografía – en el estreno más sonado (además de justificado) de esta
temporada y, sobre todo, en una excusa más para que todos vosotros os
enamoréis del llamado Original British
Drama.
Por cierto, sorprendentemente
(nótese la ironía), ya ha sido renovada para su segunda temporada.
● Lo que MÁS me
gusta: la ambientación y la credibilidad de todos y cada uno de los
personajes (excepto Sam Neill, que no me termina de convencer).
● Lo que MENOS me
gusta: que el tema musical Red Right
Hand de Nick Cave me recuerda a la saga Scream.
Y eso queda raro.
Crítica de su segunda temporada: click aquí.
Crítica de su segunda temporada: click aquí.
Jerry
De acuerdo en todo excepto en lo del tema de Nick Cave. A partir del segundo capítulo ese sonido característico de la canción (como de una campana, o algo parecido, no sé muy bien qué es) acabas asociándolo a la serie. A mí personalmente me cuadra a la perfección, pero para gustos, colores.
ResponderEliminarUna crítica estupenda de una serie magnífica, sin duda.
Yo es que he visto tantísimas veces Scream, que no puedo evitarlo... Jajajaja
EliminarEl tema musical ese es increíble .
EliminarSabes que vivimos en el siglo XXI no? El anterior fue el XX.
ResponderEliminarSí, lo sé. Lo que no sé es dónde quieres llegar con tu comentario.
Eliminarcreo que está ambiantada en 1919 después de la primera guerra mundial
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