Uno de los fenómenos
literarios y cinematográficos del momento llegó este fin de semana a las
taquillas españolas. En Llamas ya se
ha estrenado y me apuesto mi ojo izquierdo a que ya habrá arrasado en taquilla,
que habrá revolucionado a las hormonadas adolescentes sedientas de historias de
amor entre Katniss y el exnovio de Miley Cyrus (o Dark Hannah, como la llamamos mi cinéfila acompañante y yo) y que
habrá sorprendido a más de un escéptico espectador.
Últimamente debo de estar on fire (o en llamas, como queráis) porque tuve la suerte de que mi querido
Cinesa, hace ya más de tres semanas, me alertó de que proyectaría la secuela un
día antes del estreno y, gracias a eso, me aseguré – con una reserva - dos
sitios totalmente centrados en mi insustituible fila 7. Al día siguiente,
conseguí una entrada para el preestreno de El
Hobbit: La Desolación de Smaug, así que nada podía ir mal en un semana tan
sumamente buena en cuanto a novedades cinematográficas se refiere…
¿O sí?
● Año: 2013
● Director: Francis Lawrence
● Cast:
Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Woody Harrelson, Elizabeth Banks, Sam
Claflin, Jena Malone, Lenny Kravitz, Philip Seymour Hoffman, Jeffrey Wright,
Stanley Tucci, Donald Sutherland, Liam Hemsworth…
●
Música:
James Newton Howard
●
Duración:
146min
No. Nada podía ir - ni fue - mal durante la
proyección de En Llamas a pesar de
que el apestado espectador que tenía a mi izquierda oliese a una mezcla pro-emética
de tabaco y café, a pesar de que se comiese un estratosférico recipiente de
palomitas de la forma más orquestral
que os podáis imaginar, y a pesar de que nos deleitase con una traca final
protagonizada por unos deliciosos – y cinéfilamente repulsivos – nachos con queso.
Ni siquiera eso, ni las hormonadas de la fila ocho que no dejaban de suspirar
cada vez que Gale aparecía en pantalla, fueron capaces de estropearme la
visualización de la secuela blockbusteriana
más esperada del año (porque no, La Desolación de Smaug no la considero
un “blockbuster” [término que, con el tiempo, ha perdido su signficado original]).
En
Llamas tiene
clase, señores. Así como Los Juegos del
Hambre me pudieron dejar un poco frío – pese al poderío que tenía la novela
– por razones que no termino de ser capaz de exteriorizar, En Llamas no sólo ha generado una chispa
capaz de encender la mecha que favorezca la formación de largas colas de espera
en las taquillas de los cines, sino que además ha convertido a los personajes
de esta historia en héroes tan sumamente creíbles y reales, que el público
conectará lo suficientemente con ellos como para morirse de angustia mientras
esperan las dos películas que cerrarán la historia de esa región denominada Panem.
A pesar de que absolutamente
todos los personajes de esta nueva entrega de la saga hayan sido exageradamente
bien trasladados a la gran pantalla, lo que uno tiene claro al salir de la
sala es que Jennifer Lawrence está que arde. Yo no soy un cinéfilo al que
Lawrence le inspire mucho asombro y, pese a que a mí El Lado Bueno de las Cosas me espantase, es inevitable reconocer
que esta jovencita de mi misma edad borda su papel. Katniss Everdeen ya era una
increíble heroína en las novelas – pese a su petulante rifi-rafe con Peeta y Gale -, pero es que ahora podemos ponerle cara
y, encima, nos encanta el resultado.
Al mismo tiempo, Peeta debería
ser ya reconocido como un héroe de masas. Es el Sam Gamyi de Los Juegos del Hambre (prueba de ello
fue que mi acompañante no parase de decirme al oído, cada vez que el Sr. Mellark diese rienda suelta a sus buenísimas intenciones, “ay, me lo como…”), y Joana, oh Joana,
qué sinvergüenza y qué asombrosa eres…
Dejando de lado ya a los increíbles personajes de esta entrega,
no puedo dejar de mencionar la suprema emotividad que desprende la primera
mitad de la película, y lo espectacular que resulta su segunda. Sin querer
meter ningún spoiler de por medio,
sólo puedo decir que las aventuras que tienen lugar en este filme son
apasionantes, visualmente agradecidísimas, y que superan con creces a las de la
primera entrega.
En definitiva, En Llamas es un blockbuster perfecto:
lleno de aventuras, con una banda sonora que compensa la mediocridad de la primera,
con personajes asombrosos, efectos especiales perfectos, una trama trepidante,
y una fidelidad a la novela exquisita. Es todo lo que nos podíamos esperar de
ella (o más, teniendo en cuenta la agridulce sensación que nos dejó Los Juegos del Hambre).
La única pega es que lo mejor
de Los Juegos del Hambre ya ha
pasado. Para mí Sinsajo, la última
novela – que generará dos películas distintas -, experimentó una caída libre de
calidad en comparación a sus predecesoras.
Recemos.
●Te
gustará si:
eres un amante de la saga, te encantan los blockbusters, o si, simplemente,
quieres disfrutar de una cinta de acción y aventuras trepidante.
●
No te gustará si:
tus ojos sufren quemaduras por culpa de la extraña moda que puebla los
armarios de los ciudadanos de El Capitolio.
Jerry
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