James Wan es el maestro del
género de terror cinematográfico actual. No sólo se coronó con una
revolucionaria ópera prima que catalizó la aparición de una de las sagas de
terror más famosas de todos los tiempos, sino que, encima, dejó bien claro que
el terror al que se dedicaba podía desembocar en un creativo – e insidioso - “Más Allá” extremadamente resultón.
Posteriormente, y por si no fuera suficiente, demostró a todo el mundo que el terror
en una sala de cine seguía existiendo - y que podía ser razón suficiente para
declarar una película como “restringida” - con su terrorífica Expediente Warren (The Conjuring).
Es indiscutible. James Wan
sabe lo que hace y es capaz de deleitarnos con películas de terror que, además de
crear tendencia, dejan boquiabiertos a los espectadores. Sin embargo, este
australiano de facciones asiáticas decidió aprovecharse del tirón de sus
historias dando un apretón al acelerador de su anterior trabajo Insidious… Y, con todas las prisas que se tomó, se equivocó de
gasolina.
● Año: 2013
●
Director:
James Wan
●
Cast:
Rose Byrne, Patrick Wilson, Lin Shaye, Ty Simpkins, Barbara Hershey…
●
Música:
Joseph Bishara
●
Duración:
105min
Insidious:
Capítulo 2
arranca con un oportuno flashback y
una explicativa – pero superflua - narración
de los hechos inmediatamente posteriores al desenlace de la anterior entrega de
la ¿saga?. Después, y por eso de que se asume (sí, “se asume”) que ya hemos
sido introducidos en la temática fantasmagórica de la historia al ver Insidious, Wan optó por no andarse con
rodeos y pasar directamente a la acción.
Lo que al director – que
también es el responsable del guión en esta ocasión – se le olvidó, es que
deprisa y corriendo, nada sale bien. La prueba de ello no se reduce a esa
equivocación de gasolina temática, sino a que la puesta en marcha - o arranque - de este segundo capítulo es de lo más irregular y atropellado que he visto en
mucho tiempo.
No tenemos una introducción a
los personajes que pueda satisfacer a todo espectador mínimamente interesado en
las repercusiones que los eventos paranormales de Insidious dejaron tras de sí, ni tampoco hay apariciones tan
terroríficas como las de el primer capítulo. No hay nada en el principio de Insidious: Capítulo 2 que te anime a
seguir viéndola. Es como si, de repente, la empatía que una vez sentimos por
los personajes se esfumase en un abrir y cerrar de ojos… Y eso, señores, no me gusta nada.
Si mal no recuerdo, la predecesora
de esta cinta brillaba por, además de lo innovador que podía resultar su
segundo acto, la construcción de un ambiente tenso gracias a la aparición de
unos amenazantes fantasmas que protagonizaban eventos inexplicables lo
suficientemente dramáticos y terroríficos como para ocasionar la mudanza de la
familia Lambert. Y, a pesar de que fuese evidente que dicho cambio de domicilio no
iba a frenar a los siniestros niños fantasma a congregarse en torno a los tocadiscos, los espectadores nos sentíamos en una rídicula y constante tensión
por eso de que los Lambert habían establecido una conexión con nosotros y, por ello, nos aterrorizaba la idea de que sus vidas pudiesen seguir estando infestadas por unos fantasmas que en principio, encima de dar mucho miedo, no tenían un incentivo aparente para hacer todo lo que hacían.
Un iluso fan de la ya comentada
Insidious, esperaba que con esta
continuación Wan siguiese cumpliendo con esa moda: tonalidades grisáceas,
fantasmas góticos asolando casas en un tenso primer acto, y – atención spoiler
- proyecciones astrales para
el segundo. Pero no. James esta vez corta de raíz y decide engendrar una historia
muy poco resultona cuyo principio es extremadamente poco eficaz.
Este segundo capítulo no
gustará al público que no haya visto Insidious ni tampoco terminará de convencer a los seguidores de la misma…
Su trama es resbaladiza y desmesuradamente ilógica (y eso que yo soy de los que
no esperan una lógica aplastante en las películas), y los personajes están tan
sumamente poco elaborados que, en el caso de que el espectador no haya visto la
primera entrega, no despertarán el más mínimo interés en ellos.
Si a eso le añadimos que la
película no transmite nada de miedo, entonces no os recomendaría que la vieseis
a no ser que, como yo, seáis unos grandes fans de la primera y estéis sedientos
de más Insidious. Tan sumamente
sedientos, que estéis deseando – como yo (y pese al tremendo bache de esta
entrega) – que se convierta en una longeva saga.
●Te
gustará si:
te conformas con poco o eres tan fan de la primera entrega, que entrarás ciego
a la sala y saldrás pensando que has visto un peliculón.
●
No te gustará si:
sigues con la terrorífica resaca de Expediente Warren y quieres más dosis de terror para hacerla aún más disfrutable.
Jerry
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