Tener un blog es una
responsabilidad, siempre lo he dicho y siempre lo diré. Estoy de acuerdo con
eso de que uno lo hace porque le gusta y porque le apetece, y que, por ello,
uno debe actualizar cuando realmente quiere. Sin embargo, en el momento en el
que cuentas con una única persona que está esperando tu entrada o que “te lee”, entonces el panorama cambia y
tú, como bloguero, tienes la
responsabilidad de no fallar a tu lector.
Hace poco uno de ellos me
recomendó encarecidamente que viese una película concreta en el cine y, pese a
querer satisfacerle (y ver un filme que, encima, me apetece), no sé si lo voy a
conseguir. A pesar de haberle fallado, he cumplido con mi responsabilidad bloguera en otro aspecto: el comprar
entradas para una película que – por unas cosas o por otras – no me “apetecía”
mucho pero que crees que debes ver para mantener más al día tu página y,
consecuentemente, poder criticarla.
Sí, señores. Blue Jasmine se podría decir que me “apetecía”.
Pero Woody Allen no es santo de mi devoción.
● Año: 2013
●
Director:
Woody Allen
●
Cast:
Cate Blanchett, Sally Hawkins, Bobby Cannavale, Alec Baldwin…
●
Música:
Christopher Lennertz
● Nominaciones a los Oscar: Mejor Actriz (Cate Blanchett - Ganadora), Mejor Actriz de Reparto (Sally Hawkins - Nominada).
● Duración: 98min.
● Duración: 98min.
Hay quien dice que Blue Jasmine es de lo mejorcito que ha
hecho Woody Allen en los últimos años. Y yo me lo creo. Me lo creo porque no
tengo ni idea de qué es lo mejor de Woody Allen, no tengo ni idea de cuál es la
esencia de Woody Allen, y no entiendo a Woody Allen. De lo poco (¿o mucho?) que
he visto de él, me ha parecido que es un hombre que sabe hacer películas de calidad
pero que es extremadamente ambicioso, bastante pretencioso, irritativamente
repetitivo, y caóticamente irregular. Y eso, señores, le hunde.
Tiene su mérito que un
director estrene – como poco - una película al año, pero si por eso voy a tener que tragarme bodrios como El Sueño de Casandra, prefiero a alguien
que tenga una idea resultona, que la cultive durante un tiempo, que le de forma
y que posteriormente la presente al público a modo de obra maestra. Lo que no
se puede hacer es hacer muchas películas aparentemente distintas entre sí pero
esencialmente iguales y presentármelas como la
nueva obra de arte.
Partiendo de que, por ejemplo,
Scoop es una versión parodiada de Match Point (sí, señores, su esencia es
exactamente la misma), que la ya mencionada El
Sueño de Casandra es de lo peor que he visto en mi corta vida, y terminando
con que el humor de Allen me resulta casi enfermizo de la cantidad de veces que
lo hemos visto en pantalla (nunca he llegado a terminar su “obra maestra” Manhattan y casi me quedo dormido con la
aclamada Midnight in Paris [que, por cierto, tampoco terminé]), es
bastante extraño que quisiese ver Blue
Jasmine – o, como a mí me gusta llamarla, Cate voló sobre el nido de Allen -.
En esta nueva película, tenemos
al personaje de Cate, a los copazos de
Cate, a los discursos de Cate, y – como dirían unas amigas mías - a la loca del coño de Cate. Sólo a Cate con un montoncillo de secundarios que
hacen un trabajo excelente pero que son eclipsados por el talento de una Galadriel
borracha. Estamos ante Cate voló sobre el
nido de Allen y se llevó a sus polluelos, a sus palitos y a los gusanos y gusanas
de la despensa. ¿Se nota que Allen está tras las cámaras? Muchísimo. ¿Se
merece Woody una alabanza por mi parte por el grandioso personaje que ha creado?
Indudablemente. Pero hemos de recordar que hasta el más perfecto de los
personajes en las manos equivocadas puede dar a luz a un monstruo. Y Cate es un
monstruo, pero no es uno de esos que estropea los personajes: ella es la actriz
que va a llevarse el Óscar este año porque es ella la única responsable de que Cate voló sobre el nido de Allen sea uno
de los must-see del momento.
Porque no. Allen no es santo
de mi devoción. Y no lo será. Es una de esas espinas que se te quedan clavadas
y que, aunque tú quieras con todas tus fuerzas que salgan de tu maldita - y
privada - epidermis, se aferran a tu colágeno y te hacen daño cada vez que
intentas sacarlas. Woody es eso para mí y no puedo evitarlo. Me encantaría
poder decir lo “genio” que es, pero
no sale de mí. Y, qué queréis que os diga, tampoco me quita el sueño.
A pesar de que recomiendo encarecidamente que veáis Blue Jasmine, que eso no os haga pensar que lo hago porque sea de mi querido Woody Allen. Lo siento en el alma si con esta crítica - que parece más un ataque gratuito a la figura de Allen - he
herido la sensibilidad de algún amante del séptimo arte, o de alguna de esas
personas que creen que ver películas de este neoyorquino gafotas te hace más interesante o
te permite mirar por encima del hombro a esa escoria como yo que no terminan de
encontrarle la gracia a las películas de un hombre que se casó con su hija
adoptiva. Él mismo tiene su gracia, sus películas también... pero sólo durante un ratito. Si las ves demasiado, acabas dándote cuenta de lo patológicas que resultan sus historias y de la mediocridad que rezuman muchos de sus guiones. O a lo mejor es que, para mí, antes de ver una de sus películas ya me huele a podrido al pensar lo trastornada que debe de estar la cabecita del que las ha llevado a cabo...
De todos modos, no soy nada objetivo. Se nota demasiado que Woody
Allen empezó su carrera como humorista. Yo odio a los humoristas, odio los
chistes y odio los monólogos. La única vez que fui a una sesión de monólogos,
el personaje que estaba contando los
chistes en medio de la actuación – y desde el escenario - me preguntó: ¿Qué pasa? ¿Que a ti no te hago gracia?
Y no, no me la hacía.
●Te
gustará si:
eres un fan incondicional de Woody Allen o si quieres disfrutar de una grandísima
actuación por parte de Cate.
●
No te gustará si:
no te gusta la Sra. Blanchett.
Jerry
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