Por eso de que escribo en un
blog de cine, cuando me encuentro con alguien por la calle, quedo a tomar algo,
o coincido en un recóndito lugar con alguien conocido, casi siempre termino
hablando de cine. Es una verdadera suerte que se sepa que me gusta el séptimo
arte porque, así, la gente casi siempre me cuenta qué es lo último que ha ido a
ver al cine o cuál es la serie que más enganchado le tiene en ese momento.
Hace unos días, mientras mi
abuela y yo nos dedicábamos a ver el programa de la ruleta de Antena 3 (sí,
estoy enganchado), irrumpieron en la sala mis primos y mi tía. Como cabía
esperar, dejamos de ver el concurso de la televisión y pasamos a hablar del
cine. Concretamente, tanto mi tía como mis primos, comentaron cómo la taquilla
de este verano estaba siendo de las peores que ha habido en mucho tiempo. Y yo,
aunque después de ver X-Men: Días del Futuro Pasado pudiese pensar lo contrario, no pude llevarles la contraria.
● Año: 2013
●
Director:
Jean-Pierre Jeunet
●
Cast:
Kyle Catlett, Helena Bonham Carter, Judy Davis, Callum Keith Rennie, Niamh
Wilson
●
Música:
Denis Sanacore
●
Duración:
110min
A pesar de que no haya muchos
títulos atractivos en la cartelera, yo no falto a mi cita semanal con la
pantalla grande y, en esta ocasión, me aventuré a ver la nueva película de
Jean-Pierre Jeunet: el director francés que trajo al mundo esa pequeña joya del
cine llamada Amélie o la que aún no
he visto Alien: Resurrección. Sin
embargo, y a pesar de que tenía muchísimas ganas de ver esta producción canadiense
que Jeunet decidió rodar en un innecesario 3D, El Extraordinario Viaje de T.S. Spivet es, lamentablemente, de todo
menos extraordinaria.
El inteligente T.S. Spivet, de
tan solo diez años de edad, es el hijo de un matrimonio de excéntricos que, por
una desgracia en el seno de su campechana familia, no prestan toda la atención que
debieran al pequeño genio con el que conviven en su rancho de Montana. A pesar
de la aparente falta de motivación que unos padres así podrían contagiar a su
descendiente, un buen día T.S. recibe una llamada telefónica de la directora de
un prestigioso museo que ha decidido darle un premio por los planos que les
envió de un artilugio que él mismo había diseñado. Como cabía esperar, el
pequeño Einstein hace las maletas y, sin previo aviso, emprende un curioso
viaje hacia Washington. Él solito.
Yo pensaba que esta road-movie iba a llegar a la categoría
que alcanzó, hace ya unos veranos, Moonrise Kingdom en mi ranking de películas veraniegas favoritas. La joya de Wes
Anderson se ganó, con su deliciosa inocencia y su disparatada – pero siempre
enternecedora - historia, dos visionados en el cine y una compra en DVD para
tener constante acceso a una de las aventuras cinematográficas más divertidas
de los últimos años. Sin embargo, por mucho que el personaje de Spivet fuese un
listillo que pudiese resultar hasta cuasi-encantador, no consiguió lo que los
boyscouts de Anderson bordaron: que echase de menos la niñez.
Pero bueno, aunque esa frustrada
expectativa no se viese correspondida, yo tenía la esperanza de que la road-movie de Jeunet pudiese resultar por
lo menos igual de alocada que la de la excepcional Pequeña Miss Sunshine: esa película sobre otra canija que, tras
recibir una llamada telefónica (¡como Spivet!), emprende un viaje – acompañada,
eso sí, por toda su también excéntrica familia – para optar a un premio de
belleza. Sin embargo, ahí El
Extraordinario Viaje de T.S.Spivet volvió a patinar.
Aunque muchos no terminen de
entender las dos comparaciones que acabo de hacer, me parece inevitable situar
a estas tres películas al mismo nivel. Al fin y al cabo, estamos ante tres
aventuras de pequeñas personitas más o menos excéntricas, pertenecientes a un
género cinematográfico poco comercial, que encima están envueltas en un papel
de regalo que resulta, cuanto menos, apetitoso. Sin embargo, así como las
cintas de Anderson y Dayton&Faris se volvieron hitos en la historia de las
películas indie, la poco sustancial
historia de Spivet se ha quedado atascada en la categoría de “una película más”. “Una película más” cuyo principal problema es que no es una película indie.
Quizás la principal desventaja
con la que debe convivir la película de Jeunet es que tiene como antecedente a Amelie… O a lo mejor es que,
efectivamente, podría haber sido una película indie pero terminó convertida en una poco jugosa historia sólo por haber
sido fruto de una producción ambiciosa cuyos mayores aciertos son – paradójicamente
– los repentinos efectos especiales con los que se adorna su irregular historia:
unas agradecidas, pero poco frecuentes (y para nada justificadas), animaciones
que alegran la vista pero que no terminan de tener una razón de ser.
No lo sé. Sinceramente, no
termino de entender muy bien cuál fue para mí el principal problema de T.S.Spivet. No sé si el que no me
gustase se debe a lo que he comentado en esta entrada o a que este Julio en
Madrid está resultando cinematográficamente decepcionante. Pero bueno, siempre
nos quedará Agosto (y, por supuesto, El Amanecer del Planeta de los Simios: mi esperadísima próxima visita al cine).
●Te
gustará si:
disfrutas de una simplona road-movie.
●
No te gustará si:
esperas ver un filme al más puro estilo de la Amelie de hace unos años, o una cinta parecida a otras aventuras
como la de la adorable Miss Sunshine o los divertidísimos boy scouts.
Jerry
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