Por las noches, cuando toda mi
familia se ha ido a dormir y la casa está sumida en un silencio sepulcral que
sólo es interrumpido por los ronquidos de mi señor padre, me escapo al cuarto
de estar, cierro la puerta tras de mí, y enciendo el televisor. Con mucho
cuidado, y sumido en la más densa oscuridad, cojo la caja de la segunda
temporada de House of Cards y meto un
disco en el reproductor DVD. A oscuras. En silencio. Sin nada - ni nadie - que
me moleste.
Aunque a algunos os pueda
sorprender este comportamiento, hay un momento y un lugar para ver House of Cards. Ese momento del día en
el que no entra nada de luz a través de la ventana del cuarto, para así poder
contemplar las imágenes de este thriller político como se merece, y ese lugar
en el que sabes que nadie te va a molestar. Porque la serie de Netflix espera
que pongas toda tu atención en ella. Únicamente en ella.
● Creador: Beau
Willimon
●
Género: Drama. Thriller
Político
● Reparto: Kevin
Spacey, Robin Wright, Michael Kelly, Kate Mara, Molly Parker, Michel Gill,
Gerald McRaney, Nathan Darrow, Mahershala Ali, Derek Cecil, Rachel Brosnahan,
Sakina Jaffrey, Joanna Going, Sebastian Arcelus…
●
Duración: 3 temporadas (2013
– Presente)
●
País de Origen: EEUU
Después de una apasionante primera temporada, los realizadores de House of
Cards probablemente sentirían una tensión inimaginable a la hora de
perfilar la segunda entrega de la serie. La que una vez contó con dos episodios
firmados por David Fincher, ahora no sólo tenía que superar la calidad de su
predecesora (o, por lo menos, mantenerla), sino que además no podía traicionar
el estilo que ya se había forjado. Pero no lo hizo, su primer episodio ya nos lo
dejó claro.
Resulta que el capítulo número
trece de la serie es cinematográficamente espectacular: por la forma en la que
el director estiraba las tomas, los peculiares, simétricos y elegantes planos,
el exquisito movimiento de la cámara, el manejo de la luz, las sombras y de,
curiosamente, el enfoque… Todo eso hace que la introducción a esta entrega de
la serie sea tan técnica y visualmente perfecta, que uno se olvida de que el
vicepresidente Underwood parece que se ha olvidado de su público. Pero no lo
hace y, en el momento en el que entona ese “¿pensabais
que me había olvidado de vosotros?”, a alguien como yo se le ponen los
pelos de punta. Se le ponen de punta mientras sonríe a un repugnante personaje que,
paradójicamente, despierta una cruel e inexplicable fascinación en el
espectador. House of Cards había
vuelto, y su segundo escopetazo de salida no podría haber sido mejor.
La segunda temporada de la
serie protagonizada por el fantástico Kevin Spacey sigue ofreciendo al público
una visión de Washington igual de oscura y traicionera, en la que la sed de
poder está en el menú del día de toda habitación, edificio y despacho en el que
alguno de los implacables personajes de la serie ponen pie. Una sed tan perversa
y despreciable como elegante y fascinante. Sutil, hipócrita y aterradora, fría,
calculadora, determinante y dispuesta a cometer el más inmoral de los crímenes.
Crímenes tan explosivos como el que da cierre al primer episodio, o tan cuidados
como las moralmente cuestionables estrategias del matrimonio Underwood.
Y es que menudo matrimonio. Ese
dúo es tan resolutivo, que aunque tengan que enfrentarse a una situación dificilísima
como la mostrada en el espectacular noveno episodio de esta segunda temporada, consiguen
sobrevivir sin llevarse consigo un rasguño, pero habiendo aumentado las dosis
de su propio veneno, listo para ser inyectado en su próxima víctima. Siempre
desde la elegancia.
House of Cards es una serie globalmente sobresaliente, pero la
perfección la alcanza con pequeños detalles: con esa aparentemente inocente mirada
de Frank a la cámara, con la variación en la melodía de los créditos iniciales
para que encaje a la perfección con la disimulada y elegante maldad de muchos
de los personajes, con su banda sonora en general, y con la atmósfera que se
consigue crear.
Sólo alguien que aún no haya
visto House of Cards puede decir que
no es “tan buena como dicen”. Porque esta serie de Netflix refleja lo que toda
serie debería ser.
● Lo que MÁS me
gusta: todo.
● Lo que MENOS me
gusta: que no voy a poder ver la tercera temporada hasta que salga en DVD.
● Dónde la veo: las dos primeras temporadas de la serie ya están a
la venta en formato DVD y Blu-Ray.
Jerry
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