miércoles, 20 de mayo de 2015

Miércoles Criticón: Mad Max 2, El Guerrero de la Carretera

Aunque hubiésemos depositado casi todas nuestras esperanzas en que la cinta de 1979 de George Miller iba a ser la grandiosa película de Mad Max de la que todo cinéfilo que se precie habla siempre que puede, el verdadero hype por esta locura automovilística no se debería haber desatado hasta el año 1981.

Y es que resulta que las enormes expectativas que tenía depositadas sobre esta famosísima colección no se vieron recompensadas hasta que vi El Guerrero de la Carretera. El segundo capítulo de las aventuras de Max no sólo era más rápido y furioso que aquel del año setenta y nueve, sino que además el universo que llevó a la gran pantalla multiplicó su atractivo por siete.

Por siete.

● Año: 1981
● Director: George Miller
● Cast: Mel Gibson, Bruce Spence, Emil Minty, Michael Preston, Virginia Hey, Kjeil Nilsson…
● Música: Brian May
● Duración: 96min


Después de los catastróficos eventos de su anterior aventura, Max se ha convertido en una leyenda de la carretera. Acompañado por un inseparable y leal perro, con quien comparte tanto comida como lugar de residencia, el personaje encarnado por Mel Gibson vaga de camino en camino intentando evitar a los salvajes que los amenazan y buscando gasolina para así poder seguir circulando por lo que una vez fue tierra segura.

Sin embargo, y como muy bien nos contextualiza el afortunadísimo arranque de la película, toda la nación se enfrenta a una severa crisis energética en la que el ansiado gasoil que tantas situaciones resolvía en el pasado, ahora ha pasado a ser un bien escaso cotizadísimo por las bandas de enloquecidos cowboys de carretera.


Sin traicionar al peculiar personaje que Miller ya nos introdujo en su primer largometraje de la saga, El Guerrero de la Carretera fue capaz de trasladar a la gran pantalla lo que Mad Max no consiguió. El primer capítulo de la saga, por muy justificado que estuviese para el desarrollo de los eventos que le seguirían, queda reducido a un amargo y poco afortunado intento por hacer conectar a los espectadores con un universo terrorífico en el que la maldad y locura se multiplican conforme un bien tan versátil como la gasolina disminuye. Y es que resulta que esta nueva entrega de la saga no sólo es más frenética e impactante que la anterior, sino que además su historia alcanza un atractivo y una coherencia que se escurrían entre los fotogramas de su predecesora.

El Guerrero de la Carretera adquiere mucho mayor peso sobre la saga por el soporte que le dan unos quizás estereotípicos – pero no por ello ineficaces - personajes secundarios, por un colectivo enemigo mucho más estructurado, feroz y tenaz que aquel integrado por los psíquicamente inestables motoristas, y por un bastante mejor uso de la banda sonora. Todo ello acompañado de lo que ya brillaba en Mad Max: unas escenas de carretera que, sin embargo, esta vez son comprensiblemente mucho más poderosas que las que ya habíamos visto.


En definitiva, este segundo asalto de Miller sobre la historia de Mad Max es un éxito hecho y derecho porque, además de todo lo que he dicho, aunque se note que la película tiene ya unos años, ese atractivo especial que tienen todos los filmes de hace tiempo consigue fusionarse con el resto de los elementos de la película tan sumamente bien, que el espectador pronto se olvida de que está viendo una película que data de los años ochenta.

Imprescindible.

●Te gustará si: ya disfrutaste con la primera entrega de la saga, o si quieres encontrar esa leyenda cinematográfica de la que todo el mundo habla.

● No te gustará si: las películas en las que las persecuciones de coches gozan de una importancia considerable en la trama no son de tu estilo.


Jerry

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