Lunes Criticón: Jurassic World

Escribo esto desde el cine, desde la misma butaca en la que me he hundido viendo Jurassic World. No sé si voy a encontrar las palabras para describir cómo me siento ahora mismo porque lo que acabo de vivir es difícil de describir, y más aún de poner por escrito. Mientras me fundo con la banda sonora que Giacchino ha compuesto para una película de dinosaurios como ninguna otra, y mientras la gente abandona la sala, pienso que a lo mejor no tiene ningún sentido lo que estoy escribiendo. Pero necesito hacerlo.

Me he quedado solo en la sala. La encargada de mantenerla limpia ya ha entrado, y no sólo me da miedo que me mire con cara de circunstancia y me tosa para expulsarme, sino que además está pasando por detrás de mi butaca probablemente preguntándose que qué demonios hace este friqui escribiendo en su bloc de notas del móvil. Ay madre. En cuanto deje de sonar la música salgo de la sala disparado al ordenador para escribir más, que esto tiene que ser puesto en palabras con rapidez.

Pero por ahora voy a disfrutar de la música. Luego os cuento.

● Año: 2015

● Director: Colin Trevorrow

● Cast: Bryce Dallas Howard, Chris Pratt, Vincent D’Onofrio, Ty Simpkins, Nick Robinson, Omar Sy, B.D. Wong, Irrfan Khan…

● Música: Michael Giacchino

● Duración: 124min.

Normalmente me cuesta bastante tiempo escribir una entrada de Malditas Críticas de Cine, pero presiento que hoy todo va a fluir como la seda, porque creo que me he vuelto a enamorar de la isla Nublar. Y esto no era para nada sencillo si tenemos en cuenta que, hasta bien entrada la película, no tenía muy claro si lo que estaba viendo me estaba gustando.

Siempre he dicho que una de las cosas que más me gustaba de la primera entrega de esta saga es que Spielberg se tomó su tiempo para explicar la historia antes de comenzar con los fuegos de artificio jurásicos. Trevorrow, muy en contra de lo que se hizo en las dos secuelas a la obra de arte cinematográfica que es Jurassic Park, ha repetido fórmula, y lo ha hecho con un estilo más que destacable porque, curiosamente, el espectador constantemente cree que se le están lanzando platos fuertes a la cara. Pero no. No tan fuertes como la alucinante montaña rusa que se descubre en el último acto de esta formidable película de acción.

Entre homenaje y homenaje a la original, disfrutando de una banda sonora original que arranca lágrimas y produce paradas cardíacas, y descubriendo un parque temático en funcionamiento como ningún otro que hayáis visto en la gran pantalla, los carismáticos personajes de esta nueva aventura se van acercando hacia el abismo por la ambiciosa decisión de unos empresarios de crear un dinosaurio como ningún otro: un monstruoso reptil que reúne todas las características para ser más grande y más guay que ninguna otra criatura del parque. El Indominous Rex.

Gracias a este bicharraco, cuya existencia no me convenció cuando oí hablar de ella, la película de Trevorrow se convierte en la excusa perfecta para que nos subamos a una bola de hamster con la que conocer lo que es tener una experiencia jurásica cinematográfica de verdad. Por fin una secuela de Jurassic Park ha conseguido que el exceso de dinosaurios sea perfecto. Por fin vemos cómo la frescura de los personajes se recupera. Por fin no parece estúpido volver a Nublar. Por fin vemos lo que Jurassic Park habría sido si los eventos de Jurassic Park no hubiesen sucedido. Por fin podemos ver una secuela como se merece.

Aunque, ojo, porque no todo van a ser halagos. Si bien es cierto que los personajes – por fin – dejan de ser los payasos que sí fueron en las dos secuelas a la original y que las hordas – y hordas - de dinosaurios no mosquean, el espíritu de Jurassic Park puede que se pierda. Ya no estamos ante eso que dio a luz Spielberg, sino ante una purísima película de acción y aventuras que, aunque pierda un componente muy difícil de describir, es absolutamente impecable en lo que es, no en lo que algunos querían que fuese. Además, y en pleno estado de convalecencia por lo mucho que esto me ha dolido, he visto poco animatronic deambulando por el parque. Y es que no sólo aplaudí la generosa e inquietante introducción que Spielberg hizo en su primera visita a Nublar, sino que además me derretí con la exquisita clase con la que combinó efectos digitales con maquetas de verdad. Y Jurassic World se queda corto en eso. Una pena.

De todas formas, este reboot de la saga (porque sí, esto va a ser el comienzo de – por lo menos – una nueva trilogía) es sobresaliente. Lo suficientemente sobresaliente como para haberme dejado clavado en la butaca hasta el fin de los créditos. Tan clavado que, al salir de la sala y cruzarme con la señorita que se disponía a dar un escobazo rápido a la sala, le he pedido disculpas. Unas disculpas que han recibido como respuesta un “Nada, nada. Merece la pena quedarse hasta el final”.

Y tanto.

●Te gustará si: quieres ver el Parque Jurásico a pleno rendimiento para, poco después, presenciar el mejor caos jurásico posible al que vamos a tener acceso en la gran pantalla.

● No te gustará si: no estás dispuesto a pagar una entrada para ver una de las películas de acción más nostálgicas y de mejor calidad de los últimos años.

Jerry

Imágenes vía Collider.

Poster de IMP Awards.