Con
el tiempo he asumido que no todo el mundo busca lo mismo en una serie de
televisión. Algunos escogen producciones televisivas que les puedan dar protagonismo
en una banal conversación con sus colegas, otros optan por series
unidireccionales con las que adoptar una excusable actitud de encefalograma
plano sin sentirse demasiado culpables, y hay otros – como siempre he dicho –
que buscan algo más. Buscan sentir, reflexionar y sumergirse en una realidad
tan ficticia pero tan real que, quizás - y sólo quizás -, les retrase la
eventual caída de los párpados previa al siempre ansiado descanso nocturno.
Admito
que veo de todo. Desde placeres culpables tan penosos que podrían dar náuseas,
hasta series que detesto y que, sin embargo, quiero ver para poder escribir
críticas incendiarias y demostrar a la voz popular que no, que no a todo el
mundo le gusta Asylum. Sin embargo,
la gran mayoría de las veces busco series que estén a la altura de A Dos Metros Bajo Tierra. Y, señores, esa serie existe.
Se
llama Rectify.
● Creador: Ray McKinnon
●
Género: Drama
● Reparto: Aden Young, Abigail Spencer,
J. Smith-Cameron, Adelaide Clemens, Clayne Crawford, Luke Kirby, Bruce
McKinnon…
●
Duración: 2 Temporadas (2013 –
Presente)
●
País de Origen: EEUU
Puede
parecer muy osado comparar esta modesta serie con la obra maestra de la HBO
(porque sí: A Dos Metros Bajo Tierra es
su obra maestra), pero una vez terminas de ver la segunda temporada de la que
probablemente sea la apuesta más fuerte de la cadena Sundance, uno sabe que es una afirmación más que valida.
En
esta segunda temporada, y tras haber presenciado cómo Daniel se ha intentado adaptar
a la vida fuera del corredor de la muerte, el punto de partida es aquel que nos
dejó los corazones helados en Jacob’s
Ladder: Daniel está hospitalizado, y tanto él como su familia van a tener
que enfrentarse a muchos más retos de los que los espectadores nos podamos
imaginar.
A
pesar de que la primera temporada de esta gran serie se caracterizaba por ese
ritmo pausado que sumía al espectador en un estado de grandiosa admiración, muy
semejante a la que Daniel sentía al volver, tras diecinueve años, a la vida
fuera de las rejas, la segunda temporada de Rectify
es de todo menos eso. Desde el primer episodio los personajes tendrán que
hacer frente a incontables retos que pondrán a prueba su sentido de la lealtad,
su concepción de lo que significa formar parte de una familia, y la esperanza
que puedan – o pudiesen – albergar de que algún día sus futuros dejarían de
estar perseguidos por la injusta acusación que crucificó a Holden.
Así,
con ese sutil pero intenso toque humano, Rectify
inmediatamente se convierte en algo más que una serie de televisión. Sus
personajes, tal y como pasaba con los de A
Dos Metros Bajo Tierra, pasan a significar algo mucho más especial para el
espectador que busca algo más que el mero entretenimiento. Algo más puro, más
real y más valioso.
Muchos
de vosotros pensaréis que todo lo que digo son meras palabras, y que “las
palabras se las lleva el viento”. Sin embargo, si al ver el último episodio de
esta serie sentís lo que yo sentí, os daréis cuenta de que lo que consigue Rectify no es para nada común. Es tan
poco común que sólo la historia de la familia Fisher o las aventuras de los que se perdieron en una
isla en pleno pacífico han conseguido hacerme sentir algo parecido: la más
intensa de las empatías hacia los personajes.
Y
es que esta historia no sólo es técnicamente sobresaliente, no sólo su música es
fantástica, no sólo los actores llevan a cabo un trabajo impecable, sino que además sus personajes transmiten lo que todo personaje debería transmitir: humanidad. Imperfecta, brutal y culpable humanidad.
Imprescindible.
● Lo que MÁS me
gusta: todo.
●Lo que MENOS me
gusta: que no sé
cómo serán sus índices de audiencia y, consecuentemente, no sé cuánto durará.
● Dónde la veo: Rectify se emite en el canal de Sundance España.
Jerry
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