Hace tiempo un conocido mío me
dijo que de las tres películas que integraban la trilogía de Jurassic Park, sólo la primera merecía
la pena porque las otras eran un insulto hacia la clase que caracterizaba a la
primera visita al parque de John Hammond. Yo, con afán de llevar la contraria y
valiéndome del mero recuerdo que tenía de las secuelas, le comenté que no había
que ser tan estricto porque la nostalgia, y
no la objetividad, era la que debía liderar el juicio de valor que adultos como
nosotros hacemos sobre las películas de nuestra infancia.
Sin embargo, después de haber
revisitado El Mundo Perdido y Jurassic Park III, puedo decir con
absoluta certeza que la nostalgia a la que tanto me aferraba para defender
estas películas sólo funcionaba con la primera entrega. Porque las dos
siguientes son tan mediocres como mi colega me había asegurado.
● Año: 2001
●
Director:
Joe Johnston
●
Cast:
Sam Neill, William H. Macy, Téa Leoni, Alessandro Nivola, Trevor Morgan,
Michael Jeter
●
Música:
Don Davis
●
Duración:
93min
Recuerdo que cuando era
pequeño me extrañaba mucho que en las películas de Jurassic Park no apareciesen los "dinosaurios voladores" porque, para
mí, eran
los enemigos jurásicos perfectos para atormentar a la tropa de humanos sin dos dedos
de frente que se atrevían a pisar las islas de Sorna o Nublar. Eventualmente,
mis ruegos fueron escuchados y, en el tercer capítulo de esta saga, por fin aparecieron
en escena unos imponentes pteranodones dispuestos a dar de comer a sus crías
con carne humana.
A pesar de que el filme en el
que aparecen me decepcionase sobremanera en este “visionado adulto”,
las escenas que ocurren cuando los protagonistas se meten en la pajarera hay
que reconocer que son alucinantes. En unos escasos minutos, Joe Johnston
consiguió reunir todo lo que para mí debe estar presente en una buena secuencia de acción:
frescura que prescinde del reciclaje de situaciones ya vistas en entregas
anteriores, enemigos amenazantes para los protagonistas, varios
frentes de lucha, buena música, y un desenlace incierto.
Sin embargo, Jurassic Park III no se salva del "aprobado por los pelos". El gran problema del
largometraje del que una vez dirigió Jumanji es que el resto de los engranajes que lo componen no
funcionan. Tal y como le pasó a El Mundo Perdido, los realizadores de la película optaron por introducir todo
dinosaurio que se les metiese entre ceja y ceja sin haberse parado a pensar que,
a lo mejor, no hacía falta que viésemos cómo un carnívoro olisquea las heces
del Spinosaurio para después huir por el mal olor que éstas desprenden. Y es
que, puede que esta tercera parte sea la entrega más jurásica de todas por la cantidad de
reptiles que entran en escena, pero todos los errores que cometió Spielberg en
su secuela se han repetido ahora.
Una vez más, el
guión parece que lo han escrito auténticos aficionados, los personajes son de
lo peor que he visto en pantalla, el desarrollo de la historia es excesivamente
abrupto y está poco cuidado, y, por si no fuera poco, lo que el filme da a entender es que lo único que el director pretendía con él era entretener y
aterrorizar a los más pequeños con bestias asombrosas salidas de las páginas de
un libro de texto. Olvidándose de los mayores. Y, aunque puedo comprender que la película esté más
enfocada hacia los pequeños de la casa, si volvemos la vista atrás y recordamos cómo Jurassic Park conseguía abrumar a
padres y críos por igual, entonces este paso en falso es – de nuevo - más que
repochable.
Con todo esto, y sin querer
dar muchos más detalles de por qué utilicé la opción de fast-forward en varias ocasiones durante el visionado de la
película, espero muy sinceramente que Jurassic
World reúna todo el encanto de la primera entrega de la saga, tome las
pequeñas virtudes de las secuelas en consideración (¡más pteranodones!), y cree un filme que sea lo suficientemente
bueno como para olvidar el desastre que ya hemos visto.
Quiero que la cinta de Drew Goddard sirva para volver sentir la emoción que experimentamos cuando vimos al primer Braquiosaurio, al Triceratops enfermo, a la pata de la cabra en el cristal del coche, al Velocirraptor en la cocina, o a los Ga-uh-gala-gallimimus correteando por la pradera antes de ser devorados por el Rex.
Quiero. Y debo.
Quiero que la cinta de Drew Goddard sirva para volver sentir la emoción que experimentamos cuando vimos al primer Braquiosaurio, al Triceratops enfermo, a la pata de la cabra en el cristal del coche, al Velocirraptor en la cocina, o a los Ga-uh-gala-gallimimus correteando por la pradera antes de ser devorados por el Rex.
Quiero. Y debo.
●Te
gustará si:
te sobra y te basta con ver terroríficos dinosaurios en la gran pantalla.
●
No te gustará si:
esperas que – por fin – la saga recupere la calidad de su primera entrega y
deje de ser tan bobalicona.
Jerry
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