Este viernes se estrena Insidious: Capítulo 2, la secuela de la
popular película del mismo nombre dirigida por James Wan, que este verano se ha
coronado gracias a la terrorífica Expediente
Warren: esa cinta sobre una familia que se muda a una nueva casa para,
posteriormente, darse cuenta de que está poblada de fantasmas que sólo buscan
atormentar sus potencialmente felices existencias.
Insidious
podríamos decir que sigue esa misma fórmula de “familia, que recientemente
compra una nueva casa, pronto es aterrorizada por puertas que se abren solas,
ruidos extraños y presencias fantasmales”. Sin embargo, y aunque parezca que
estas dos películas son hermanas gemelas, Insidious
deja las posesiones demoníacas escondidas en la manga del director y, en su
lugar, opta por una trama que quizás exceda los límites de la sobrenaturalidad establecidos
por los exigentes espectadores.
● Año: 2011
● Director: James Wan
● Cast:
Rose Byrne, Patrick Wilson, Barbara Hershey…
●
Música:
Joseph Bishara
●
Duración:
98min
En Insidious, una familia – integrada por padre, madre, dos hijos
pequeñajos y un bebé – se muda a una nueva casa para intentar “empezar de
nuevo”. Lo que ninguno de estos ilusos mortales sabe es que el interior de ese
aparentemente indefenso edificio pronto va a quedar infestado por fantasmas
sedientos de un cuerpo humano al que adherirse.
Cuando Dalton, uno de los
hijos, se sume en un extraño coma, su madre comienza a experimentar fenómenos
paranormales que, eventualmente, llevarán a una fascinante y original revelación
responsable de una reacción en cadena catalizada por unos góticos fantasmas que
curiosamente - y muy en contra de lo que suele suceder en estas películas – no eran
ya habitantes de la casa.
Que Insidious fuese machada por un gran sector de los espectadores de a
pie (población que, para mí, no incluye a los críticos) creo que se debe a lo
difícil que es aceptar una película de terror con un componente sobrenatural
poco sutil y con unos fantasmas que no están digitalizados pero sí maquillados
con un perturbador – y visualmente poco agradecido – estilo que, quizás, no
consiga conferirles un halo muerto evidente
pero que, sin embargo, consiguen ser verdaderamente escalofriantes por su semejanza
con siniestros muñecos de porcelana.
Pese a que la caracterización
de estos espíritus sea – cuanto menos - “curiosa”, el gran defecto de este
filme probablemente sea cómo la brillante primera mitad de la película se
desinfla con esa segunda parte y último acto más irregular que,
paradójicamente, a mí me fascinó. Y es que muchos no quieren ver lo innovador
que resulta el desenlace de Insidious
sino que, en vez de alabar esta poco convencional historia, le echan en cara su
exceso de temática sobrenatural en un filme que, por lo visto, sólo despertaba
– entre el público – ganas de ver una común historia de fantasmas.
Puede que las actuaciones no
sean magníficas (aunque, ojo, ver a Ellen
Parsons lidiar con una casa encantada es más de lo que un acérrimo fan de Damages puede pedir), que la música de
la misma sea extremadamente simple y esté sobreexplotada para hacer saltar de
la butaca al espectador, pero estos dos pequeños detalles no tienen que ser
razón suficiente para dejar de ver Insidious
porque, desde mi más humilde punto de vista, esta película gana en otros muchos
aspectos.
Para empezar, la estética de
la misma es alucinante, el guión rebosa novedad por todos lados, la primera
mitad de la historia es terrorífica, la segunda parte muy poco convencional y,
como guinda del pastel, Insidious
sirvió de introducción de James Wan en el género de películas de casas
encantadas… Algo que, como todos ya sabemos, resultaría en la realización de la
brillante Expediente Warren.
●Te
gustará si:
eres un amante de las películas de terror que desafían al público, que cuentan
con un aspecto visual muy certero y con un concepto de “fantasmas” poco común.
●
No te gustará si:
esperas una película de fantasmas corriente.
Jerry
No hay comentarios:
Publicar un comentario