martes, 6 de junio de 2017

CRITICA | Piratas del Caribe: La Venganza De Salazar


Durante aquellos gloriosos años en los que público y crítica enloquecieron con la majestuosa Harry Potter y La Piedra Filosofal (Chris Columbus, 2001) y la revolucionaria El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo (Peter Jackson, 2001), proyectos tan arriesgados como la adaptación a la gran pantalla de una atracción de Disneyland centrada en "la vida pirata" eran recibidos con recelo. Sin embargo, Piratas del Caribe: La Maldición de la Perla Negra (Gore Verbinsky, 2003) sorprendió, dando así paso a una época dorada de blockbusters que malacostumbrarían a un público que pronto se daría cuenta de que las sagas cinematográficas no siempre mantienen el estándar de calidad establecido por su primera entrega. Y es que, a pesar de que tanto la saga del joven mago como la de los medianos cumplieron su cometido, las aventuras de Jack Sparrow, Elizabeth Swann y Will Turner - como las de la patrulla mutante - fueron poco a poco marchitándose. Y, pese a todo, se lo perdonamos... Hasta hace unos años.

Con el estreno de Piratas del Caribe: En Mareas Misteriosas (Rob Marshall, 2011) se confirmó que la que por entonces era la gallina de huevos de oro de Disney se estaba hundiendo. Su problema no era que las tramas se estuviesen volviendo más complicadas de lo que ya fueron en Piratas del Caribe: En El Fin del Mundo (Gore Verbinsky, 2007), sino que la magia de la original se había perdido, Jack Sparrow había pasado de ser un astuto pirata a un inútil con suerte, y las ambiciones de los personajes nos parecían irrelevantes. Pero, claro, en Hollywood manda el dinero y en la taquilla la nostalgia, así que cuando la quinta entrega de la saga llegó a nuestras pantallas, todos - yo incluido - reservamos nuestro asiento para comprobar si, con la vuelta de Will Turner y Elizabeth Swann a la ecuación, el resultado era distinto.

No lo fue. Viendo la nueva locura en la que el hijo de Turner, junto con Sparrow, Barbossa y alguna que otra cuestionable incorporación, se embarca en la búsqueda del tridente de Poseidón para liberar a su padre de la maldición del Holandés Errante, me di cuenta de que hubo un tiempo en el que nos tomábamos en serio todo esto. Ahora, ni el cambio de director, ni los manierismos del ya demasiado caricaturesco Depp, ni tan siquiera la presencia de alguien tan válido como Bardem, han conseguido salvar a Piratas del Caribe de la peor maldición a la que una película puede enfrentarse: ser mero entretenimiento sin aspiraciones técnicas, artísticas o argumentales. Al más puro estilo Transformers.

Porque sí, es incuestionable que La Venganza de Salazar entretiene. Pero, en lugar de recuperar lo que una vez hizo grande a una apuesta tan disparatada como ésta, en lugar de seguir ensalzando la tan compleja figura del pirata en el cine, Disney y Bruckheimer han decidido mantenerse en la mediocridad, no trabajar lo suficiente en su guión, seguir incorporando nuevas caras a la saga sin desarrollar las tramas de los personajes que de verdad importan, dejar su icónica banda sonora en manos de un principiante e insistir en que Sparrow no es un buen pirata, sino un borracho con suerte. Y eso no es de recibo, porque la imagen que da la compañía con La Venganza de Salazar es la de haber adoptado una política de lo más pirata: propia de aquellos bandidos cuyas aspiraciones no van más allá de su sed por la riqueza.

Yo ho.


Jerry
Imagen vía Screenrant

4 comentarios:

  1. Hola! La vi el domingo y me gustó mucho. Muy Piratas del Caribe, jajaja!

    Un saludo!

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  2. Hola vi la pelicula y me encanto creo que jack ed genial me encanta

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  3. Totalmente de acuerdo con la crítica que haces, entretenida? Si, pero pesada y repetitiva. Saludos!

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