Desde
hace bastante tiempo he querido sumergirme en la incertidumbre de ese tipo de
películas que nadie entiende, ese tipo de películas que te provocan una risa
floja por pura impotencia psicológica o empática con el guionista en cuestión…
Esas películas de las que llega un momento que te entran unas ganas imperiosas
de levantarte en la sala del cine, alzar los brazos al cielo y clamar con tu
tono de voz más frustado posible:
¿QUÉ DEMONIOS ESTÁ PASANDO?
Todos
conocemos esa sensación; esa sensación
que hace que los engranajes de nuestro atrofiado cerebro exploten por la
suprema cantidad de aceite sanguíneo que está intentando que funcionen y, sin
embargo, no hace más que coagularse y provocar que nuestro queridísimo y fundamental órgano se vea destrozado por esos malditos fotogramas, esos comentarios,
esas escenas incomprensibles o ese estúpido cerebro que posees que no es capaz
de interpretar esa lógica idea que el director te está presentando.
Y
es que, estas películas te pueden ayudar a asumir tu absoluta carencia de atención o
inteligencia, pueden hacer que te plantees dos veces si debes decirle a
tu compañero de cine que no has entendido nada para no parecer el inepto
cinéfilo que eres, o pueden animarte a atender más, consultar otras fuentes para conseguir interpretar lo que ves o volver a ver la película.
Sí.
Cowboys and Aliens va a ser una
sección de ¡Malditas Críticas de Cine! que
va a estar dedicada a esas películas que van a pedirte algo a cambio: esas
películas que exigen ser vistas por una segunda vez o que demandan una búsqueda en
internet de la explicación o interpretación que tú solito no has conseguido
averiguar.
La
semana que viene, os ofreceré la primera demoniaca película.
Jerry.
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