martes, 18 de marzo de 2014

Érase Una Vez el Resurgir de una Serie: Once Upon A Time

En Navidad, como bastantes de vosotros sabréis, muchas de las series americanas de mayor éxito decidieron hacer un interminable parón de unos meses de duración para – creo yo – ver cómo reaccionaba el público ante los llamados mid-season finales: unos episodios que, aprovechando el descanso que se iba a tomar la serie, contarían con unas altas dosis de giros temáticos que tantísimo nos gustan a los seriéfilos y a nuestra hambrienta adicción.

En el momento en el que le llegó el turno a Once Upon A Time (Érase Una Vez en español), no me mostré excesivamente entusiasmado. He de reconocer que, pese a que siempre seré un firme defensor de esta serie de fantasia, cuentos de hadas y pestilente amor, la tercera temporada de esta producción de la cadena ABC no generó mucho interés en mi persona. Me parecía que, pese a que el cierre de su segunda entrega fue bastante acertado, los guionistas de la serie habían perdido el rumbo y estaban dando vueltas en torno a una historia muy poco eficaz. Sin embargo, en Diciembre llegó el mid-season finale de su tercera temporada. Y ahí fue cuando cambió todo.

Creador: Edward Kitsis & Adam Horowitz
Género: Drama, Aventuras, Fantasía
Reparto: Ginnifer Goodwin, Lana Parrilla, Jennifer Morrison, Josh Dalas, Eion Bailey, Emilie de Ravin, Robert Carlile, Jared S. Gilmore…
Duración: 3 temporadas [2011 - Presente]
País de Origen: EEUU

[ATENCIÓN: posibles SPOILERS de la tercera temporada]


Once Upon A Time no es – ni por asomo – una serie perfecta. La creación de los que una vez fueron guionistas de Lost, en ocasiones cuenta con actuaciones torpes no aptas para los espectadores más exigentes, glucosadas tramas rebozadas en una ñoña canela que se le pueden atragantar a más de uno, y episodios que parecen haber sido paridos en la taza del WC.  

Sin embargo, y pese a todos los “imperdonables” fallos que se le puedan encontrar, Once Upon A Time es una serie encantadora y - lo más importante - una de las pocas producciones televisivas que verdaderamente es para todos los públicos. Y no sólo estoy haciendo referencia al hecho de que sea apta para los más pequeños de la casa, sino que, además, al contar con una temática que gira en torno a los cuentos de hadas con los que la grandísima mayoría de los adultos de hoy en día hemos crecido, la nostalgia que despierta en nosotros puede ser suficiente razón como para mantenernos pegados al televisor.


Sí, Once Upon A Time es una de esas series por las que siento debilidad. Podríamos decir que es – junto con Anatomía de Grey (sobre la que planeo escribir dentro de poco [y no precisamente para alabarla]) – uno de esos guilty pleasures que pueden ser considerados como motivo de – tal y como dice mi querida novia – mofa o burla por los académicos de las series (o los que presumen de lo que en realidad no son).

Sin embargo, y a pesar de que sea evidente que esta serie no es (ni será) de las mejores de la historia de la caja tonta, su mid-season finale fue increíble. Fue tan increíble que me arrancó más de una lágrima. Y es que el contemplar cómo se cerraba un flojillo capítulo de su historia para abrir otro tan distinto y, paradójicamente, tan parecido a sus comienzos, me abrumó. Vi renacer a una serie que creía muerta.


Pero ahí no quedó la cosa. Los realizadores de la serie apostaron por deleitarnos con una vuelta de tuerca innovadora, sumamente eficaz y, sobre todo, divertida, que ha sido la responsable de que un fiel servidor no pueda parar de sonreír mientras ve cómo los personajes de esta fantástica y encantadora serie han evolucionado para poder adaptarse al nuevo camino ¿de baldosas amarillas? que les aguarda.

En definitiva, Storybrooke ha renacido como el hermano perdido de esa ciudad a la que una vez llegó una ingenua Emma que sería convencida por un crío para creer – no sólo en la fuerza de la bondad, las buenas intenciones y la valentía – sino en que la magia de verdad existe en esa triste ciudad (que, inexplicablemente, se nos presenta acompañada por una de las mejores bandas sonoras del panorama televisivo actual). 

Hemos vuelto a una ciudad que ahora es más mágica que nunca y que está asolada por una acertadísima villana que, si sigue avanzando por el camino que se nos está ofreciendo, puede realzar – muy merecidamente – la figura de una de las series más inocentes, tiernas y ñoñas que hay en emisión actualmente.

Sí, sí: ñoña y encima excesivamente amorosa. Pero me encanta.


Jerry.

2 comentarios:

  1. Hola, Jerry!
    Me ví toda la primera temporada de "Once Upon A Time" porque, coincido contigo, tiene un encanto mágico, tal vez por su vinculación con el mundo de los cuentos que, en la infancia, a todos, o a la mayoría, nos han tocado y, aunque confieso que no soy una gran seguidora de series, esta, en particular, me entretuvo bastante. Ahora que leo tu publicación, me han venido ganas de seguir con los capítulos que me faltan! Veré como me hago el tiempo para verlos! Aprovecho para enviarte un saludo!

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  2. el mejor final.. es 3x11 (final de mitad de temporada)

    el resto de la serie, no sirve para nada--- ni aporta nada...

    cero evolución coherente en el desarrollo de los personajes

    y ni hablo de los abusos y violaciones que establecen y no están resueltos, NI NOMBRADOS COMO TAl en la serie.

    paso

    saludos

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