En Navidad, como bastantes de vosotros
sabréis, muchas de las series americanas de mayor éxito decidieron
hacer un interminable parón de unos meses de duración para – creo yo – ver cómo
reaccionaba el público ante los llamados mid-season
finales: unos episodios que, aprovechando el descanso que se iba a tomar la
serie, contarían con unas altas dosis de giros temáticos que tantísimo nos
gustan a los seriéfilos y a nuestra hambrienta adicción.
En el momento en el que le llegó el
turno a Once Upon A Time (Érase Una Vez en español), no me mostré excesivamente
entusiasmado. He de reconocer que, pese a que siempre seré un firme defensor de
esta serie de fantasia, cuentos de hadas y pestilente amor, la tercera
temporada de esta producción de la cadena ABC
no generó mucho interés en mi persona. Me parecía que, pese a que
el cierre de su segunda entrega fue bastante acertado, los guionistas de la
serie habían perdido el rumbo y estaban dando vueltas en torno a una historia
muy poco eficaz. Sin embargo, en Diciembre llegó el mid-season finale de su tercera temporada. Y ahí fue cuando cambió
todo.
● Creador:
Edward Kitsis & Adam Horowitz
● Género: Drama,
Aventuras, Fantasía
● Reparto: Ginnifer Goodwin, Lana Parrilla, Jennifer Morrison, Josh
Dalas, Eion Bailey, Emilie de Ravin, Robert Carlile, Jared S. Gilmore…
● Duración: 3 temporadas [2011 - Presente]
● País de Origen: EEUU
[ATENCIÓN:
posibles SPOILERS de la tercera temporada]
Once Upon A Time no es – ni por asomo –
una serie perfecta. La creación de los que una vez fueron guionistas de Lost, en ocasiones cuenta con actuaciones
torpes no aptas para los espectadores más exigentes, glucosadas tramas rebozadas
en una ñoña canela que se le pueden atragantar a más de uno, y episodios que
parecen haber sido paridos en la taza del WC.
Sin
embargo, y pese a todos los “imperdonables” fallos que se le puedan encontrar, Once Upon A Time es una serie encantadora
y - lo más importante - una de las pocas producciones televisivas que
verdaderamente es para todos los públicos. Y no sólo estoy haciendo referencia
al hecho de que sea apta para los más pequeños de la casa, sino que, además, al contar
con una temática que gira en torno a los cuentos de hadas con los que la
grandísima mayoría de los adultos de hoy en día hemos crecido, la nostalgia que
despierta en nosotros puede ser suficiente razón como para mantenernos pegados
al televisor.
Sí,
Once Upon A Time es una de esas
series por las que siento debilidad. Podríamos decir que es – junto con Anatomía de Grey (sobre la que planeo escribir
dentro de poco [y no precisamente para alabarla]) – uno de esos guilty pleasures que pueden ser
considerados como motivo de – tal y como dice mi querida novia – mofa o burla por los académicos de las
series (o los que presumen de lo que en realidad no son).
Sin
embargo, y a pesar de que sea evidente que esta serie no es (ni será) de las
mejores de la historia de la caja tonta, su mid-season finale fue increíble. Fue tan increíble que me arrancó
más de una lágrima. Y es que el contemplar cómo se cerraba un flojillo capítulo
de su historia para abrir otro tan distinto y, paradójicamente, tan parecido a
sus comienzos, me abrumó. Vi renacer a una serie que creía muerta.
Pero
ahí no quedó la cosa. Los realizadores de la serie apostaron por deleitarnos
con una vuelta de tuerca innovadora, sumamente eficaz y, sobre todo, divertida,
que ha sido la responsable de que un fiel servidor no pueda parar de sonreír
mientras ve cómo los personajes de esta fantástica y encantadora serie han
evolucionado para poder adaptarse al nuevo camino ¿de baldosas amarillas? que les
aguarda.
En definitiva, Storybrooke
ha renacido como el hermano perdido de esa ciudad a la que una vez llegó una
ingenua Emma que sería convencida por un crío para creer – no sólo en la fuerza de la bondad, las buenas intenciones y
la valentía – sino en que la magia de verdad existe en esa triste ciudad (que,
inexplicablemente, se nos presenta acompañada por una de las mejores bandas
sonoras del panorama televisivo actual).
Hemos vuelto a una ciudad que ahora es más mágica que
nunca y que está asolada por una acertadísima villana que, si sigue avanzando
por el camino que se nos está ofreciendo, puede realzar – muy merecidamente –
la figura de una de las series más inocentes, tiernas y ñoñas que hay en
emisión actualmente.
Sí,
sí: ñoña y encima excesivamente amorosa. Pero me encanta.
Jerry.
Hola, Jerry!
ResponderEliminarMe ví toda la primera temporada de "Once Upon A Time" porque, coincido contigo, tiene un encanto mágico, tal vez por su vinculación con el mundo de los cuentos que, en la infancia, a todos, o a la mayoría, nos han tocado y, aunque confieso que no soy una gran seguidora de series, esta, en particular, me entretuvo bastante. Ahora que leo tu publicación, me han venido ganas de seguir con los capítulos que me faltan! Veré como me hago el tiempo para verlos! Aprovecho para enviarte un saludo!
el mejor final.. es 3x11 (final de mitad de temporada)
ResponderEliminarel resto de la serie, no sirve para nada--- ni aporta nada...
cero evolución coherente en el desarrollo de los personajes
y ni hablo de los abusos y violaciones que establecen y no están resueltos, NI NOMBRADOS COMO TAl en la serie.
paso
saludos