Hace
unas semanas, cuando ya me había cerciorado de que la nueva apuesta de la
HBO llamada The Leftovers era una de
esas series que merece más de una ovación, un conocido mío hizo un
desafortunado comentario con el que ponía en duda su calidad sin tan siquiera haber ido más allá de su primer episodio.
A
pesar de mi inquietante facilidad para tomarme calificativos de la índole de "basura" como
algo extremadamente personal si van dirigidos hacia series o películas que son
de mi agrado, ese día conseguí mantener la calma y reflexionar un poco. No
quería precipitarme. Quería pensar mucho lo que tenía que contestar ante una
afirmación tan rotunda y tan equivocada como esa. Y, fijaos cómo son las cosas,
llegué a la contestación que considero perfecta para este caso concreto: “Nunca
juzgues un libro por su portada”.
● Creador: Damon Lindelof, Tom Perrotta.
●
Género: Drama
● Reparto: Justin Theroux, Amy Brenneman,
Christopher Eccleston, Liv Tyler, Chris Zynka, Margaret Qualley, Carrie Coon,
Emily Meade, Ann Dowd…
●
Duración: 1 temporada (2014 -
Presente)
●
País de Origen: EEUU
No
es para nada extraño que el primer episodio de The Leftovers cause rechazo en un sector del público que no está
acostumbrado a las series que yo llamo “difíciles”.
Afrontémoslo, no es que me considere mejor o peor que el masificado colectivo de babeantes
seriéfilos de hoy en día, pero tenemos que reconocer que si A Dos Metros Bajo Tierra no está en boca
de toda esa gran masa de zombies televisivos es porque – simple y llanamente –
no es una serie fácil, porque no da todo "masticadito" y porque la temática de la
misma tiene un componente emocional que, o bien no se consigue apreciar (y, por
lo tanto, aburre), o bien causa rechazo.
Con
The Leftovers pasa exactamente lo
mismo (comparación fuerte, lo sé). A pesar de los múltiples misterios que Damon
pueda estar escondiendo en sus episodios, lo que realmente importa de este
nuevo dramón es su historia y su carga emocional: tres años antes del presente
de la ficción, el 2% de la población desapareció sin dejar rastro. Se
esfumaron. Se disolvieron en el aire. ¿Qué lo provoco? Nadie lo sabe. Pero tampoco
importa. Lo que verdaderamente tiene que llamar nuestra atención son las
consecuencias que esa desaparición trajo consigo: los leftovers.
No
es hasta bien entrada la temporada cuando uno empieza a darse cuenta de lo que
Lindelof está intentando enseñarnos. Al principio (y sobre todo con su primer
episodio) uno no entiende nada: que si perros que huyen al bosque, gente vestida
de blanco muda que no hace más que fumar, un agente de policía con cara de
circunstancia durante las veinticuatro horas del día, un crío que trabaja para una especie de "hombre con poderes"… ¿Qué estamos
viendo? ¿Qué debería fascinarnos de un arranque tan sumamente irregular (o
hasta irrelevante)? Tranquilos, porque a lo mejor sólo tenéis que darle una simple
y barata oportunidad. Al fin y al cabo, estamos ante la portada.
Esa portada de repente da paso, justo en el momento en el que la fe del espectador en la serie estaba a punto de desaparecer, al impresionante Two Boats and a Helicopter, un episodio (el tercero, para ser más exactos) que, aunque no termine de aclararnos mucho las ideas sobre qué es lo verdaderamente fascinante de la serie, sí tiene la suficiente calidad como para ser calificado como uno de los mejores episodios de todas las series de televisión del año 2014 (y no, señores, no he visto todas las series del 2014). Creedme cuando os digo que en tan sólo 50 minutos, la curiosa historia de un pastor de almas es capaz de capturar la vuestra, de haceros sucumbir ante la grandeza de la serie, y de persuadiros a que os pongáis el siguiente episodio.
Esa portada de repente da paso, justo en el momento en el que la fe del espectador en la serie estaba a punto de desaparecer, al impresionante Two Boats and a Helicopter, un episodio (el tercero, para ser más exactos) que, aunque no termine de aclararnos mucho las ideas sobre qué es lo verdaderamente fascinante de la serie, sí tiene la suficiente calidad como para ser calificado como uno de los mejores episodios de todas las series de televisión del año 2014 (y no, señores, no he visto todas las series del 2014). Creedme cuando os digo que en tan sólo 50 minutos, la curiosa historia de un pastor de almas es capaz de capturar la vuestra, de haceros sucumbir ante la grandeza de la serie, y de persuadiros a que os pongáis el siguiente episodio.
Y lo hacéis.
No
te arrepientes. A partir de ahí The Leftovers
se convierte en el serión que estabas
esperando: complejísimas actuaciones que eventualmente calificarás como excelentes, historias que
se autoproclaman como espectaculares en ese The Harveys at their Best, personajes extremadamente enigmáticos de
los que siempre querrás saber más, música pegadiza y ridículamente
perfecta, desconcertantes, bellos y – al mismo tiempo – perturbadores créditos
iniciales que terminarás contemplando con verdadero placer, y envidiable osadía para abordar el complejo tabú de la muerte y del
dolor sin tapujos (valiéndose de unos Guilty
Remnants que son capaces de poner patas arriba la aparentemente apacible
localidad de Mapleton con un perturbador ejercicio de concienciación que cierra
su primera temporada), son algunos de los ingredientes que vas a encontrar en
esta infravalorada – y muy discutida – nueva producción de la HBO.
Por desgracia, The Leftovers no es una serie para prematuros. Sintiéndome muy
orgulloso por haber terminado ya mi etapa universitaria y por, consecuentemente,
poder calificarme como pequeño adulto seriéfilo
que ha contemplado infinidad de series, siento que tengo el bagaje de experiencias
televisivas suficiente como para afirmar que el nuevo producto televisivo del eternamente
odiado – y por mí admirado – Damon Lindelof quiere centrarse en un público con
un pelín de paciencia y con toneladas de madurez para que se llegue entender lo que
sucede en esa pequeña localidad de EEUU.
Y
es que a The Leftovers hay que
entenderla. Y también desentenderla. El espectador se tiene que preparar para no tener todas las piezas
del puzle así por las buenas. No vale que vengáis con ese agotador – y
recurrido - comentario de que “En
‘Perdidos’ no se explicaron muchas cosas” y que por eso no queréis sucumbir
al nuevo enigma de Lindelof. No vale. Considero que, ¡oh nosotros; esa
generación de seriéfilos empedernidos que entramos en la cruel adolescencia con
Embrujadas, nos enfrentamos a nuestro
primer desamor con The O.C., y que
presenciamos in situ el series finale de Lost en Cuatro!, ya tenemos una edad como para poder saber leer
entre líneas, como para dejar de sucumbir ante la pantalla de nuestros
ordenadores con un patético estado de encefalograma plano, de risa fácil o de
estúpida lágrima, y como para abordar este seriéfilo vicio desde una
perspectiva muy distinta. Creo que ya es hora de que, ya que muchos no le
habéis visto la gracia a A Dos Metros
Bajo Tierra a pesar de que encontráis True
Blood terriblemente adictiva, dejéis de ver las series que son premiadas en
todas esas despampanantes galas y comencéis a entrar un poco más en el amplio y
diverso mundo de las series difíciles:
esas series que no ve mucha gente y que, por lo tanto, no te van a garantizar
un tema de conversación con la chica que te gusta.
No.
Breaking Bad puede ser todo lo buena
que queráis y Juego de Tronos todo lo
épica (y guarra) que necesitéis pero, atentos a mis palabras: no seáis
aburridos. ¿Por qué no os atrevéis con algo más? ¿Por qué no optáis de vez en cuando por lo infame en vez de por lo aplaudido? ¿Por qué no investigáis el
lado más oscuro de la televisión? Entiendo que os den miedo las reflexiones a
las que invita Black Mirror, acepto
que a veces se os pueda hacer cuesta arriba seguirle la pista a A Dos Metros Bajo Tierra, y, de verdad,
respetaré que la despiadada y compleja The
Leftovers no os llame nada la atención incluso después de haber visto su
tercer episodio. Pero, por favor, os pido que le deis una oportunidad. Intentadlo. Superad la portada. Sed pacientes. Agarraos a toda la paciencia que tengáis acumulada de tanta serie facilona y
retroalimentarla con la madurez seriéfila que decís tener mientras os
forjáis un escudo emocional que no os haga derramar lágrimas o pudriros en la
incertidumbre de tener que esperar al siguiente episodio para entender un poco
más a los desgraciados personajes a los que otros seguimos con una obscena asiduidad en esta ya renovada serie.
Hacedlo.
O no lo hagáis. Allá vosotros, porque, ¡oh vosotros, espectadores que sólo veis
series que dan de qué hablar con el chico que os gusta!, quizás dentro de poco podréis contemplar cómo The Leftovers se convierte – si es
que no lo ha hecho ya – en algo muy, muy grande...
Y
vosotros, señores, no estaréis ahí para hablar de ello... No como el conocido del que os hablaba antes, que eventualmente rectificó, se armó de paciencia y terminó sucumbiendo a los encantos (o desencantos) de la espectacular The Leftovers.
Así se hace.
● Lo que MÁS me
gusta: que no
ponga toda la carne en el asador desde el primer momento y que, por lo tanto,
sea un constante crescendo capaz de
desbordar emocionalmente a palurdos seriéfilos como yo.
● Lo que MENOS me
gusta: las
despiadadas críticas que genera por lo compleja y arriesgada que es su apuesta.
Jerry
Aún me queda por ver el último capítulo, pero me ha gustado...me inquieta la comunidad que va vestida de blanco...y nada que por saber lo que pretenden quiero seguir viéndola.
ResponderEliminarKiss
La Estupenda
¡Ya me contarás qué te parece el último episodio!
EliminarEl misterio regresa en The Leftovers 2 , aunque para ser sinceros espero le bajen de intensidad a ese misterio, es un serie agradable que tiene todo para destacar sin embargo creo que ya se pasaron pues no todos la entiende y definitivamente no todos lo entienden. Esta serie es precisamente un plato que se debe deleitar, que te lleva a reflexionar sobre las respuestas del ser humano a la pérdida. Parece casi inevitable pensar que la historia pudiera estar relacionada con los atentados en Estados Unidos del 11-S, por la multitud de vidas que desaparecieron, sin más respuesta y repentinamente. Habrá que esperar qué tal estará su regreso.
ResponderEliminarAcabo de ver el tercer episodio de la primera temporada y es simplemente epico, me alegra haber seguido la serie a pesar de que el segundo capitulo me aburrio un poco, el tercer capitulo es siplemente una genialidad, que ganas de continuar viendo la serie, me voy a colocar el cuarto capitulo, luego les hablo.
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