viernes, 10 de octubre de 2014

Viernes Criticón: Boyhood

No se hace cuánto que no escribo una crítica para Malditas Críticas de Cine. Las últimas que han visto la luz no eran más que documentos programados de hace tiempo; de aquella época en la que los apuntes no ocupaban todos y cada uno de los malditos rincones de mi mesa de trabajo o en la que aún podía acostarme un poco más tarde porque no terminaba demasiado cansado de mi jornada académica.

Sin embargo, y a pesar de que tenía que estudiar lo que no está escrito, he ido al cine todas las semanas. Y he visto de todo: desde patéticos filmes comerciales de los que es muy difícil hacer una crítica que ocupe más de tres líneas, hasta verdaderas joyas cuyas críticas necesitan reposar un poco más antes de ver la luz. Así que, mientras descansa un poco más mi opinión de La Entrega, tendrá que ser el turno de Boyhood.

Aquí estoy de nuevo.

● Año: 2014
● Director: Richard Linklater
● Cast: Ellar Coltrane, Patricia Arquette, Lorelei Linklater, Ethan Hawke…
● Duración: 165min.



Tengo 23 años (casi 24) y, de todas las películas que me he tragado y con las que me he podido sentir identificado, creo que ninguna ha estado más cerca que Boyhood. No digo esto basándome en el alucinante y duro trabajo que Richard Linklater (A Scanner Darkly) llevó a cabo al reunir a un mismo reparto durante doce larguísimos años para rodar - durante una semana cada 365 días - escenas de la vida del protagonista, ni tampoco lo digo porque mi situación familiar se parezca a la de familia a la que acompañamos durante unas fugaces tres horas (porque, afortunadamente, no lo hace)… Lo que me lleva a afirmar que Boyhood es la adaptación a la gran pantalla de las vidas de millones de jóvenes como yo, es que Richard Linklater ha construido una película que refleja con una asombrosa naturalidad - y un innegable talento - lo que supone crecer, superar la adolescencia, y llegar sano y salvo a la edad adulta.

Toda una odisea.


Para los pocos que no hayan oído hablar aún de esta asombrosa cinta, Boyhood, como os podréis estar imaginando, nos introduce en la vida del pequeño Mason, un chavalín de cinco años al que vemos crecer en la gran pantalla durante 12 fugaces años. Su vida no es real, pero lo que representa sí: una infancia y una adolescencia que, aunque en el filme estén salpicadas por demasiados conflictos enólicos y por situaciones familiares extralimitadas, no dejan de ser reflejos fidedignos de lo que todos hemos vivido hace más o menos tiempo. Y ahí es donde reside el valor de esta austera producción. Ahí y en la magnífica forma en la que Linklater demuestra al mundo su extraordinaria capacidad para construir la personalidad de un personaje y hacernos comprender el proceso por el cual se forja. La del personaje de la gran pantalla, y la tuya. Como si estuviésemos ante un truco de magia. Como si Boyhood no fuese una película, sino una experiencia. Una experiencia personal.

Resulta que Boyhood es mágica. De alguna manera, el protagonista de la historia terminas siendo tú. Cuando la ves, te reconoces a ti mismo montando en bici con tus amigos, lidiando con la insoportable voz de tu hermana mientras imita a la explosiva Britney Spears, prestando una autodestructiva atención a las peleas de tus padres, esperando con desbordante ilusión la puesta en venta de un nuevo libro de Harry Potter, afrontando con valor la afirmación de que la magia en el mundo no existe, renegando de las chicas porque no están interesadas en videojuegos o en la música que a ti te gusta, teniendo que aguantar a las nuevas generaciones de inoportunos renacuajos que no hacen más que decir “We’re all in this together”, descubriendo el amor por primera vez, intentando no ahogarte en tus melodramáticos y adolescentes problemas… y dejando el nido vacío.

Magia.


Sentimentalismos aparte, y como me gusta decir, yo creo que sólo existen dos tipos de películas: aquellas que hay que ver, y aquellas que te puedes perder. Pues bien, Boyhood es de las primeras. La que quizás sea la última obra de Linklater es el prototipo de filme del que hay que tener una opinión, porque, sin tener en cuenta ni un mísero aspecto técnico de la película y sin tan siquiera argumentar un aspecto del filme que pueda ser objetivamente analizado, he de decir que Boyhood es una película enteramente personal. Boyhood se adapta a la realidad de cada uno de forma distinta: calará a sus espectadores en unos u otros aspectos. Pero lo hará.

Así que ya sabéis: descubrid esa hasta ahora inexplorada parte de vosotros en Boyhood.

Id al cine.

Tened una opinión.

●Te gustará si: quieres admirar un rodaje de doce años de duración.

● No te gustará si: no aguantas las películas de cerca de 3 horas de duración.


Jerry

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