miércoles, 21 de agosto de 2013

Triple Centrifugación Cinéfila: La Muerte del Cine


No sabría decir cómo empecé a sentir semejante atracción por el mundo del séptimo arte. Sé que, desde que era muy pequeño, veía las películas de Walt Disney y me sabía sus diálogos y canciones de memoria, que solía ir encantado al cine Juan de Austria con mis padres sólo por el hecho de salir de casa con ellos, y que, ya en mi más apacible adolescencia, alquilaba en el videoclub de al lado de casa alguna película de miedo para ver con mis amigos.

Sin embargo, pronto el cine de barrio fue reemplazado por un OpenCor, el videoclub de al lado de mi casa cerró sus puertas para dar paso a un horrible Supersol, e, inevitablemente, los VHS de Disney comenzaron a cultivar polvo por la aparición del DVD.

Hoy en día no puedo decir por qué me gusta tanto el cine,  no sé por qué el estar en una sala me llena de energía positiva, y no sé a qué o a quién le debo esta pasión. No lo sé. Lo único que puedo afirmar con una certeza casi indiscutible es que, hoy por hoy, y desgraciadamente, el cine está muriendo. Y tengo miedo.

La muerte del cine se debe, fundamentalmente, a dos problemas llamados "piratería" y "estupidez", cuyo compartido origen se centra en la que probablemente sea la herramienta más versátil para la vida moderna: Internet.

El fabuloso universo virtual es la causa de casi todos los males del cine porque, gracias a él (y desde hace ya muchos años), todo usuario puede acceder a películas que están en cartelera con tan sólo hacer click en la pantalla de su ordenador. Y, oye, el poder ver los estrenos de cine en tu casa, sentado en tu sofá y con una bolsa de palomitas que no te cuesta una riñonada, es un plan cuestionablemente atractivo pero extremadamente económico.

Ante esto, y teniendo en cuenta cómo somos los españoles de rancios (cosa que es gratis, cosa sobre la que nos abalanzamos), se ha generalizado la opinión de que “ir al cine es caro”, “ir al cine es un lujo que no todo el mundo se puede permitir” y de que “los precios del cine son desorbitados” (cuando, en realidad - y si Enrique González Macho no se equivoca -, somos el segundo país europeo en el que ir al cine es más barato).

Yo no negaré que haya gente que, por cuestiones económicas, deba apretarse el cinturón y dejar de disfrutar de, entre otras muchas actividades de ocio, una buena sesión de cine. Pero, inevitablemente, me hierve la sangre cada vez que oigo a alguien decir que no va al cine porque es muy caro. Me hierve por la cantidad de abofeteable estupidez que más de la mitad de la gente con la que me he cruzado a lo largo de mi corta vida tiene en estado de latencia en su durísima cara.


La estupidez; esa devastadora pandemia que arrastra a sus víctimas, no sólo a cometer actos delictivos por internet, sino a decir verdaderas sandeces que consiguen herir la sensibilidad del cinéfilo oyente por la inmensa carga hipócrita que sus comentarios llevan implícitos. 

Sí, señores. De toda la gente que conozco que alguna vez ha osado pronunciar las palabras “no voy al cine porque es muy caro”, me atrevería a decir que el 80% de la misma sí que posee el suficiente dinero para ir, como poquísimo, una vez al mes. Sí, lo poseen. Sin embargo, recurren al argumento económico - una de esas opiniones públicas generalizadas que son verdades absolutas porque todo el mundo las repite - para justificar sus actos delictivos en la red, sin darse cuenta de que el verdadero preocupado por el séptimo arte - bastante atento y calculador - se está dando cuenta de dónde yace el problema fundamental mientras arden los fuegos del infierno en sus entrañas.

La hipocresía. Creo que hay pocas cosas que consigan sacarme más de quicio que la hipocresía que rodea a esos comentarios acinéfilos, cuya esencia está soportada por una respetable conciencia dispuesta a pagar doce euros por dos copas en un local, apostar dinero en la quiniela, pagar la gasolina del coche para evitar coger el incómodo transporte público, o disfrutar de cenas de fracturas económicamente cruentas. Una actitud que, tristemente, deja de ser respetable en el momento en el que su protagonista niega que la verdadera razón que no le arrastra a una sala es que tiene otras prioridades.


Si no vas al cine porque prefieres gastar ese dinero en beber alcohol, apostar, comprarte ropa, un móvil de última generación, o en invitar a tu novia a un hotel, no tengas la poca vergüenza de decir que no vas por razones económicas. Y, lo que ya se pasa de castaño oscuro, no te atrevas a juzgarme porque yo vaya mucho. No te atrevas a dejar caer que yo tengo más dinero que tú. Lo que nos diferencia a ti y mí, es que, como en muchos otros aspectos de la vida, yo sé buscar, sé moverme y sé encontrar.

¿Que qué estoy diciendo? Pues que yo voy al cine por cinco euros (cuando no voy gratis) porque sé buscar ofertas, porque el cine me interesa y porque estoy dispuesto a gastar una mínima parte de mi tiempo en encontrar soluciones económicas para no faltar a mi cita semanal. Y, ¡ojo!, estoy hablando de tiempo: un fantástico y gratuito don personificado en Chronos cuya principal característica es que cada uno lo invierte en lo que quiere porque es una de esas cosas que pertenece, exclusivamente, a su único inversor. 

Así que, por favor, a otro perro con ese hueso, sinvergüenza, que todos sabemos que si no vas al cine es, o porque no te da la real gana, o porque no te atreves a sentarte en una sala llena de espectadores...


Además de Internet, la estupidez, y la reiterada expresión “no voy al cine porque es caro”, si nos paramos a pensar, ir al templo cinéfilo no supone ese descomunal derroche de dinero del que todo el mundo habla... Pagar de siete a ocho euros por sentarte - durante, aproximadamente, dos horas - en una sala de proporciones épicas, delante de una pantalla inmensa con una calidad de imagen asombrosa y un sonido sobrecogedor, un servicio de limpieza que mantiene la sala limpia, y un aire acondicionado que ventila la estancia, no me parece en absoluto tan desproporcionado (y menos aún cuando puedes ir, como yo, por cinco). Sí reconozco que ese precio justifica que no se acuda al cine todas las semanas, pero ¿y una vez al mes? ¿por qué si no se va al cine porque es tan caro no se dosifican las sesiones y, en vez de ir una vez a la semana, se va una vez al mes? ¿no decías que no ibas sólo porque te duele pagar ese dineral? Supongo que, entonces, te gusta ir pero no te lo puedes permitir... ¿No puedes ahorrar para ir, como poco, una mísera vez al mes? ¡Pensad que si todos hiciésemos eso, la situación actual del séptimo arte sería muy distinta!

Pero claro, hay que definir ese "ir al cine" porque, la gran mayoría de gente que "no va porque es caro", es incapaz de concebir ver una película sin comprarse una bebida y unas palomitas; que SÍ que son caras y que NO tienen por qué pertenecer al ritual cinéfilo. Creedme: el sentarse en una butaca sin nachos, palomitas, gominolas o perritos calientes, no mata. Todo lo contrario.

¿Entendéis lo que quiero decir? ¿De verdad no vas porque es económicamente inviable? ¿O es que no te gusta lo suficiente como para ahorrar y poder pagar una entrada mensual?

Reconozco que la vida es cara, y probablemente no sepa hasta qué extremo lo es porque aún soy muy joven y todavía no he ganado mi primer sueldo como médico. Pero lo que sí sé es que lo que es caro es ir al estadio de fútbol a ver a una panda de deportistas de élite cobrar millonadas porque se les da bien manejar un balón, lo que es caro es cogerse un taxi de vuelta a casa porque la sedentaria pereza se ha apoderado de tu capacidad a decir que “no”, lo que es caro es comprarse ese televisor u ordenador de mil y una pulgadas para poder ver bien en casita esa película que te has descargado de manera ilegal en tu millonario disco duro de siete mil setecientos setenta y siete gigas… Lo que es caro son las preferencias que cada uno impone en su día a día.

Sí, las preferencias. No quiero que nadie me malinterprete porque respeto los gustos de cada uno, pero tampoco quiero que nadie que pueda permitirse ir al cine argumente que no va porque es caro. Y ya, bajo ningún concepto, que nadie ose justificar que, pudiendo ver una película por internet gratis, no va a pagar una entrada de cine… porque yo entiendo que uno simplemente diga que no le apetece pagar una entrada y sí una copa en un bar con sus amigos, pero lo que no puedo entender es que se sea tan sinvergüenza de, por un lado, justificar tus actos delictivos con excusas sumamente injustas por la problemática actual de la fabulosa industria del cine y, por otro, juzgar a la gente que tiene citas semanales en los cines porque “tienen dinero”.


El cine es arte, señores. Es un arte excepcional que es hasta barato para todo lo que supone. Y está muriendo; cada vez menos gente va al cine, cada vez hay más top mantas vendiendo películas por la calle, cada vez más gente ve los estrenos por internet, y cada vez cierran más salas. Y, por si la situación ya no fuese preocupante, cada vez más gente dice que "no va al cine porque es caro". Reconozcamos de una vez que, en muchísimos casos, si no se va al cine, no se va porque no se quiere. No se va porque, verdaderamente, no gusta lo suficiente como para invertir en él.

El cine no está muriendo porque sea caro, está muriendo porque, o bien somos unos sinvergüenzas que ven todo por internet, o bien nuestras prioridades son muy distintas a las de hace unos años.

Prioridades. No dinero.
Asumámoslo.

Jerry

Nota final: está claro que mucha gente no va al cine porque no tiene el suficiente dinero para pagárselo. Este artículo va dirigido a todo aquel que no reconoce que no va al cine porque no quiere y porque, teniendo en su casa las películas al alcance de un click, no va a gastarse el dinero de la quiniela en una taquilla de cine. 

6 comentarios:

  1. Tienes toda la razón!! A mí también me revienta eso, y cuando lo intento argumentar me salen por la tangente... cuando ayer mi hermano y yo fuimos al cine... en total por 4 €! eso sí, sin palomitas, sin bebida, y habiendo buscado descuentos en internet...
    En fin.

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    1. Me alegra muchísimo ver que no soy el único que piensa así y que tiene interés por que el cine se mantenga vivo! Un saludo!

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  2. Hola Jerry!

    Estoy totalmente de acuerdo contigo, la clave está en las prioridades de cada uno en qué quiere gastarse el dinero y el 95% prefiere gastar 6€ en botellón o tabaco que en una entrada de cine.

    No quiero ser hipócrita, yo también he dicho la frase de "no voy al cine porque es caro". Con esto quiero decir que desconozco lo que cuesta el mantenimiento de una sala de cine y el alquiler de película a su autor para la proyección, además de sueldos de personal, etc. No sé cómo de rentable les sale y cuánto se podrían ajustar los precios de las taquillas. Recuerdo que hubo tres días hace unos meses en los que el cine estuvo de promoción y las entradas costaban 3.5€ y las colas eran inmensas!! Juro que no había visto más gente en el cine que en todo mi vida entera. Si ese fuera el precio permanente seguro que habría un flujo mayor de personas que acudan tradicionalmente a la gran pantalla, pero son solo especulaciones, no puedo dar una opinión certera con tan poca información.

    Esto no quita que todas las personas que disfrutan de su iPhone, Samsung Galaxy S3 y demás smartphones de alta gama y precio desmesurado, así como de portátiles más cercanos a la NASA que a los de un estudiante o de su intocable tabaco, etcétera, tengan el derecho a decir que no se pueden pagar una entrada de cine al mes porque es caro. Como dije, cada uno emplea el dinero en lo que cree conveniente, para eso se lo ha ganado, pero el pensamiento general es '¿Por qué me voy a gastar el dinero si en casa es gratis?'

    No he dicho nada nuevo, todo está escrito en el maravilloso artículo de Jerry, pero quería reafirmar estas cosillas, ya que la vivo diariamente y a mi también me irritan un poco. Yo sí intento dejar de algunas cosillas para poder pagarme mi entrada mensual, porque verdaderamente me gusta y disfruto como nadie yendo al cine.

    Dani

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    1. Exacto, tienes toda la razón. Esta claro que cada uno paga por lo que quiere y por lo que le apetece... El problema está en cómo muchas de esas personas que prefieren gastarse el dinero en otras cosas, justifican que no van al cine porque es caro. Como si salir de fiesta no fuese económicamente devastador! Jajajaja.

      Con respecto a lo que dices de esos días de Octubre en los que las entradas valían 3,5 euros (la llamada "Fiesta del Cine"), efectivamente, los cines se llenaron. Fue alucinante. Sin embargo, nadie cae en la cuenta de que la "Fiesta del Cine" se lleva celebrando ya cuatro años (sí, sí, cuatro añazos) y en esos cuatro años el cine estaba igual de mal que ahora y la gente seguía yendo igual de poco. Por eso yo soy de los que creen que la fiesta del cine este año fue un éxito porque, simple y llanamente, estuvo de moda. Tres días al año de cine barato son, al fin y al cabo, como unas rebajas a las que todo el mundo va por, precisamente, lo "puntuales" que son. Si ese precio fuese el estándar de una entrada de cine, entonces las grandes salas sí que cerrarían; tendrían mayor flujo de espectadores, pero no más ganancias (el incremento del 600% en asistencia durante la fiesta del cine claramente no se mantendría).

      Es un tema muy complejo.. Indudablemente podría ser más barato ir al cine, pero, de nuevo, yo soy de los que creen que si de verdad quieres ir al cine, buscas formas para hacerlo... Ya sea encontrando ofertas (yo si no fuese por los cinco euros que pago por entrada, no podría ir tanto) o ahorrando un poco y no ir con tanta frecuencia... Pero por lo menos "ir".

      Un abrazo Dani y muchas gracias por tu comentario!!

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  3. Extraordinaria opinión. Llevas mucha razón en todo lo que dices, y muy bien argumentado. Me han entrado ganas de ir al cine todas las semanas también xD. A partir de ahora me lo plantearé.

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    1. Muchísimas gracias Iván! Es muy complicado ir al cine con tanta frecuencia (y ya no solo por dinero sino por tiempo), pero si encuentras alguna promoción o alguna forma de ahorrar para ir con más frecuencia, entonces el séptimo arte te lo agradecerá mucho. Jajaja. Un saludo y muchas gracias!

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