Todos sabemos que Disney es
una compañía muy especial; ya sea por sus increíbles películas, por su
grandísimo despliegue de imaginación, por sus curiosos huevos de pascua o por
la injustificada polémica que suscita.
Es amado y odiado de la misma
manera por dos corrientes muy distintas de personas, y hoy os voy a presentar
uno de los motivos más ridículamente absurdos por los que mucha gente somete a
Walt Disney a durísimas críticas: las autoreferencias (o como sus críticos
dicen “copy-paste”).
Cuando yo era pequeño, aparte
de saberme la mayoría de los diálogos de todas las películas de Disney que
tenía en casa, me daba cuenta de que en algunas películas, distintos personajes
hacían gestos excesivamente parecidos… Y me encantaba.
Ya crecidito, he decidido
buscar con más detalle estas autoreferencias
y he comprobado que había muchísimas más de las que yo pensaba. Os presento
algunas:
●
Blancanieves (de Blancanieves y
los Siete Enanitos) y Lady Marian (de Robin
Hood).
●
Mowgli (de El Libro de la Selva) y Arturo (de Merlín El Encantador)
●
Mowgli (de El Libro de la Selva) y
Christopher Robin (de Winnie The Pooh)
●
Lobos (de El Libro de la Selva)
y Dálmatas (de 101 Dálmatas)
●
Thomas O’Malley (de Los
Aristogatos) y Pongo (de 101 Dálmatas)
He visto comentarios como “plagios de Disney” haciendo referencia a cómo en una misma película podemos
ver a los mismos personajes hacer exactamente lo mismo en distintos paisajes
(como los ejemplos que os pongo al final de este párrafo). ¿Plagio? Otro día
hablaré de posibles “plagios”, pero referirse
a esto con ese calificativo es lamentable porque, que yo sepa, “plagiar” es copiar obras ajenas y
considerarlas propias. Disney puede hacer lo que considere oportuno con sus
obras, y si quiere copiar el fotograma de una película y ponerlo en otra, que
lo haga. No está plagiando a nadie.
¿O sí?
También me llamaron la atención comentarios en los que se decía que “vaya cutrez que Walt Disney repita las mismas escenas en distintas películas”. ¿Cutrez? Podríamos considerarlo un acto de vaguería pero, honestamente, poca vaguería veo yo en The Walt Disney Company. Además, no sería cuestión de vaguería sino que quizás, y sólo quizás, se recurriese a ello para poder reducir el presupuesto de las producciones (recordemos que anteriormente cada fotograma de cada película de Disney era dibujado a mano), así que esa alternativa resultaba económicamente bastante agradecida y, para muchos de sus fieles seguidores, extremadamente gratificante: ¡A mí me encantaba ver cómo Mowgli se limpiaba la cara de la misma forma que Grillo!
Pero bueno, la moraleja de
todo esto es que, como pasó con los
supuestos mensajes ocultos de Disney,
Internet es una agradecida fuente de información a la que, sin embargo, casi
todo el mundo tiene acceso, lo que supone que grandes mentes ignorantes pueden
comentar, publicar y opinar, para que después grandes mentes ingenuas consideren
verídico lo que esa fuente demagoga anuncia acerca de, por ejemplo, Disney.
Y así es.
[No os perdáis este vídeo. En él podréis ver más "autoreferencias"]
Jerry W.
Genial post!!! No nos habíamos fijado nunca en todos estos ejemplos (qué bueno el de Blancanieves y Lady Marian!). En el blog, los tres somos muy fans de Disney, aunque a veces uno de nosotros se posiciona bastante a favor de las críticas en contra de su factoría. Pero en cuanto a las "autoreferencias", parece más divertido que criticable, ¿no?
ResponderEliminar¡Saludos!